Aunque la Asociación Americana de Pediatría ha desaconsejado dormir con bebés por el peligro de aplastamiento, no hay evidencia científica que señale que el colecho (co-sleeping, en inglés) implica necesariamente algún riesgo.

Ana M. Parrilla Rodríguez, catedrática asociada del Programa de Salud de la Madre y el Niño de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas, señaló que la evidencia a lo que apunta es a que los bebés duermen mejor cuando comparten el cuarto con sus padres y manifestó que es “bien difícil aplastar un bebé”.

Aunque fue cuidadosa en comentar sobre el caso de la joven Diana Muñiz, quien dijo que se quedó dormida mientras lactaba a su bebé y cuando despertó la niña estaba moribunda, la doctora mencionó que habría que ver si era la primera vez que practicaba el colecho o si realmente lactaba en ese momento.

“Es una desgracia bien triste”, añadió.

La doctora citó a un experto en la materia, al doctor James McKenna, quien señala que la norma habitual en muchas culturas es dormir con los bebés.

“Él encuentra que cuando comparten, el sueño de la mamá y el bebé se sincronizan, además de que el sueño de la madre es más ligero”, explicó la doctora quien aclaró, además, que el colecho no se refiere simplemente a compartir la cama, sino también a compartir el cuarto o cualquier situación en que los padres y los infantes están durmiendo al alcance de los brazos.

Pero, para propiciar un ambiente seguro para el bebé, hay unos consejos básicos que se deben seguir en el colecho.

Las camas de agua, por ejemplo, están prohibidas para este tipo de práctica pero sí es recomendable un colchón en el medio del cuarto. “Hay que asegurarse de que el bebé está durmiendo en una superficie limpia, no acojinada. Los matres tienen que ser firmes”, señaló.

El humo de cigarrillo tampoco tiene espacio en el cuarto donde duerme un bebé.

“Debe haber un ambiente libre de humo. No importa dónde se fume, no puede dormir con papá y mamá porque el humo aumenta el apnea y hace que papá y mamá no estén tan ágiles”, indicó Parrilla.

Luego de amamantar, la madre debe asegurarse de que el bebé esté acostado hacia arriba o de lado para evitar el riesgo de sofocación y que no haya colchas o frisas pesadas, mucho menos que le cubran el rostro al infante.

Para prevenir que el cansancio de los papás ponga en peligro la vida del bebé, Parrilla recomienda que en esas primeras semanas la madre tome varias siestas durante el día.

“Cuando bebé descansa, mamá descansa. No es ponerse a hacer las cosas de la casa. Atender un bebé es la tarea más difícil”, expresó.

Recomendó, además, buscar ayuda para las tareas domésticas y no añadir más cansancio al agotamiento. “Hay que descansar dentro de lo más posible”, reiteró.

Sugirió que si la madre se siente demasiado exhausta, acuerde con su pareja dormir en otro cuarto hasta que el bebé pida el pecho.

El colecho es, para la educadora en lactancia, la mejor manera en que una madre puede amamantar porque le permite dar el pecho sin interrumpir dramáticamente su sueño.

Parrilla insistió en que no se ha demostrado que el colecho es peligroso, por lo que no le parece justo recomendarles a los padres que no lo hagan. Lo que sí es necesario es tomar precauciones.

“Si empezamos a decir que no y no les damos alternativas, lo va a seguir haciendo pero no va a ser un colecho seguro”, expuso la doctora.