Arecibo. La señal recibida en el Centro Nacional de Astronomía e Ionosfera (NAIC), conocido como el Observatorio de Arecibo, hace dos años y dada a conocer esta semana, no provino de algún ser inteligente de allá afuera.

Así lo especificó el doctor Fernando Camilo, director de la sección de Astronomía del NAIC, experto en el estudio de púlsares (estrellas de neutrones de gran densidad) y quien ha dedicado más de 20 años de su vida a conocer de este y otros fenómenos galácticos.

 “No, por supuesto que no. La señal que recibimos no posee las características de una señal que haya emitido algún alienígena”, dijo, al destacar que el observatorio cuenta con un equipo computadorizado para detectar cualquier forma de comunicación extraterrestre (suceso que, hasta el momento, no ha ocurrido).

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Sin embargo, él tampoco ha podido dar con el origen de la enigmática señal que se registró el 2 de noviembre de 2012.

El astrónomo explicó que el evento se detectó luego de completar una investigación sobre la presencia de púlsares en nuestra galaxia. Meses después, cuando se analizaban los datos recopilados, hallaron el registro de la señal.

“Pudimos ver cuán amplia era la onda y cuánto tiempo duró”, dijo, al detallar que la onda era más potente en las frecuencias altas (mayores a los 1,500 megahercios) y se debilitaba en las frecuencias bajas. Asimismo, dijo que el registro duró apenas unos tres milisegundos.

Pero, según el científico, lo particular de este suceso es la inmensa distancia que recorrió la señal antes de llegar a la Tierra. De hecho, si de una cosa parece estar seguro, es que la misma proviene de algún lugar muy distante a nuestra galaxia, conocida como la Vía Láctea.

El experto señaló que uno de los factores que toman en cuenta para poder calcular la distancia que viaja algún objeto cósmico es la contabilizando la cantidad de electrones presentes en el trayecto.

“Al calcular los electrones encontramos que habían demasiados como para decir que esa señal se produjo en nuestra galaxia”, afirmó.

“Al parecer vino desde muy, muy lejos de nuestra galaxia”, agregó.

Según dijo, unas señales como estas también fueron detectadas en el 2007 por un grupo de científicos en el Obsertvatorio Parkes, en Australia, quienes estimaron que las mismas estaban a más de tres billones de años luz de distancia.

“Para que tengas una idea, la galaxia más cercana a la nuestra es la Andromeda y está a más de  dos millones de años luz de distancia”, apuntó. Un año luz es equivalente a una distancia de 5,878,499,810,000 millas. 

Camilo resaltó que hay muchas teorías, como la colisión de estrellas de neutrones o el choque de agujeros negros, que los científicos creen que pudieron haber provocado el destello. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis han sido comprobadas.

“De lo que estamos seguros es que es un fenómeno real. No sabemos de qué se trata exactamente pero sí es un hallazgo significativo”, puntualizó.