Extraer agua de un manantial era una experiencia que Jabnell Rodríguez, de 13 años, solo conocía a través de los cuentos de su abuelo.

Hoy, el adolescente, sostenía muy sonriente un tubo de  para ayudar a don José Rodríguez, de Corozal,  a recoger agua en una cisterna en los chorros de agua clara que brotan de las montañas del municipio de Corozal en la carretera PR – 142.

Jabnell se puso en contacto con ese estilo de vida, por primera vez, durante el paso cercano del huracán Irma, y recientemente, volvió a gozar de ese nuevo estilo de “diversión” tras el impacto del ciclón tropical María. 

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“Él me había contado que se recogía el agua aquí, y que se lavaba (la ropa) también por aquí”, expresó el joven a este medio.

“El agua es natural y es de un manantial”, comentó sobre lo que le había explicado su abuelo, con quien se encontraba hoy en la faena de reunir agua suficiente para cubrir las necesidades diarias de su familia.

Entre jugar con las aplicaciones digitales de un teléfono celular y participar de los preparativos a los que se han visto obligados muchos puertorriqueños en este estado de emergencia, el chico no dudó en afirmar: “prefiero venir aquí a recoger agua porque se comparte más con las personas. Esto está ‘ready’”.

En el mismo “chorro”, Zulma Oquendo, residente en Toa Baja, llenaba varios galones para suplir a encamados y otros miembros de la tercera edad en su comunidad.

“Estamos recogiendo agua como para siete casas para encamados y otros vecinos que no pueden llegar hasta acá. Como no nos llega el agua, tenemos que inventárnosla. Se nos calentó hasta la guagua cuando veníamos para acá”, manifestó la fémina.

En el lugar, decenas de familias llegaban con toda clase de envases para cubrir necesidades tales como bañarse, bajar los inodoros, fregar, limpiar sus hogares y hasta para el consumo. Otras personas, aprovechaban para bañar a sus hijos y hasta para lavarse el cabello.

“Se puede beber. Se hicieron estudios, y es potable”, indicó Élica Pérez, residente en Corozal.

“Siempre ha caído agua (aquí), se había empezado a secar un poco, pero con las lluvias ha caído en diferentes partes de la roca”, añadió, quien junto a su esposo, consiguió fijar un tubo a la montaña para facilitar la recolección de agua para su familia y todo aquél que lo necesite.

“Lo que he escuchado es que aquí abundan muchos ojos de agua y cuando se construyó el expreso, (parte de) las montañas se removió, y cuando llueve mucho, sí sale agua de la montaña”, explicó, por su parte Omayra Vázquez, de Corozal.

Providencia Crespo, de 80 años, señaló que no ha visto un solo oasis en el municipio de Corozal. De esta forma, ella y su hija se han visto obligadas a acudir a ese punto a buscar agua para la limpieza de su hogar y el mantenimiento de los baños.

“Dicen que se puede tomar, pero yo no me la tomo por la sencilla razón de que esa agua viene de allá arriba, y yo no sé lo que hay allá arriba. Uno no sabe porque uno no puede subir. Yo sé que viene de adentro de la montaña”, indicó la vegabajeña.

Añadió que Irma, la obligó a acudir al manantial y tras María, tuvo que recurrir al remedio natural.

Observó que, a pesar de que a veces la espera es larga, la gente se ha mantenido tranquila.

“Tratamos de venir para acá porque es el único sitio donde se puede venir a buscar agua”, subrayó.