Los síntomas que comenzó a presentar Dante, de 2 añitos de edad, le dieron la alerta a su madre Shamir Martínez de que el virus del chikungunya se había ensañado con su pequeño.

Las señales eran inconfundibles: fiebre alta y persistente, pérdida de apetito, erupciones en la piel y dolor en las coyunturas. 

En momentos en que la directora de epidemiología del Departamento de Salud, la doctora Brenda Rivera García, confirmó que tres personas han muerto en Puerto Rico por causas relacionadas con este virus, la joven madre no esperó y tomó cartas en el asunto.

“El primer día amaneció con fiebre que no le bajó durante todo el día. Inclusive dándole ibuprofen cada 4 horas.  No se movía de la cama cuando él es un niño bien activo y por la tarde le empezó a salir el rash. Todo eso en cuestión de horas”, relató Shamir sobre su reciente experiencia con el temido virus.

“Lo que hice fue llamar al plan médico y hablé con una de las enfermeras que me dijo que le siguiera dando las ibuprofen cada cuatro horas y le diera un bañito de agua fría para bajarle la fiebre, que le subía y bajaba constantemente”, añadió a la vez que indicó que la profesional de la salud le aconsejó no visitar las salas de emergencias por estas estar atestadas de casos similares que podrían complicar el cuadro clínico de Dante.

Shamir recordó que al segundo día de que presentara los síntomas, a Dante le comenzaron a aparecer aftas en la boca que le sangraban y se quejaba de dolor en esta aunque ya la fiebre y los dolores en las coyunturas habían disminuido considerablemente.

“Le bajó la fiebre, pero al tercer día le volvió pero no tan fuerte. Ya para el quinto día no tenía casi síntomas y hace ya como una semana y media que está bien”, dijo la madre aunque admitió que no baja la guardia y se mantiene atenta a cualquier cambio en el comportamiento normal de su pequeño.

Y es precisamente la observación y el monitoreo constante de los pequeños lo que los pediatras aconsejan a los padres para intervenir a tiempo el virus del chikungunya.

“Es bien importante que los padres lleven al niño al pediatra o a su médico de familia tan pronto empiecen a ver síntomas. No esperen varios días a que sigan apareciendo síntomas  porque lo que se puede prevenir en la detección temprana, más tarde se puede complicar”, aseguró la doctora Bernadette Barbosa Santos, pediatra con práctica en Carolina.

“Los casos que hemos visto mayormente en el consultorio no son tanto infantes sino niños más grandecitos, hasta la adolescencia. Pero me han llegado casos desde los 10 meses hasta el año de edad, que es cuando están más vulnerables”, añadió la doctora, quien practica la pediatría hace 14 años.

La doctora aconsejó a los padres a mantenerse pendientes de cualquier acumulación de agua en la casa donde podría reproducirse el mosquito que causa el virus así como a utilizar con mesura ciertos repelentes disponibles sin receta.

“Los repelentes son muy efectivos, pero hay que tener en consideración que debe aplicarlo no solo una vez al día porque el efecto de este se pierde en varias horas. Los brazaletes repelentes también funcionan pero hay que tener cuidado porque desarrollan fuertes alergias y hasta asma en algunos pacientes. Es más efectivo si se colocan en el tobillo y no en la muñeca, más lejos del tracto respiratorio”, dijo.

No obstante, la doctora explicó que los síntomas y su intensidad pueden variar de paciente en paciente y todavía no se sabe con certeza los efectos a largo plazo de este virus.

“El cuadro de cada paciente es único. Todos los sistemas inmunológicos son diferentes y los síntomas pueden variar de niño a niño. No hay un orden específico, a algunos les aparece el ‘rash’ primero y a otros la fiebre. Por eso es que hay que estar bien pendientes”, aseguró Barbosa Santos. 

Según los números ofrecidos por el Departamento de Salud en Puerto Rico, hasta el momento se han registrado unos 2,022 casos a nivel local y unos 10,845 casos en Las Américas, 113 de estos fatales.

No existe una vacuna para prevenir o curar la enfermedad, que se transmite a través del mosquito aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue.