Mayagüez. Pagó su promesa.

José Luis Méndez Rodríguez se reencontró la noche del martes con su pareja, Madeline Acosta Rivera, luego de más de dos meses sin verla. Ayer por la mañana volvió a su pueblo y, apenas pisó su barrio El Maní, se dirigió al altar de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores, a darle gracias por haberle salvado la vida.

El pescador de 40 años, a quien conocen cariñosamente como “Papote”, se crió a pocos pasos de la pescadería El Maní, donde ubica el altar. Allí acudió a postrarse ante su patrona, agradecido porque lo protegió por 20 días hasta que fue rescatado en la isla de San Andrés, en Colombia, y acogido por Alejandro Díaz y su familia.

Ahora, Papote apela a la bondad de la Virgen para poder volver a tener un bote y así ganarse el sustento.

“Me gustaría que en poco tiempo la virgencita me diera por lo menos una buena embarcación, con un motorcito y el equipo de pesca de pejes como colirrubia, sama y chillo, entre otros, que es lo que yo sé pescar desde pequeño”, dijo Méndez a Primera Hora.

A pocos días de que comience la Cuaresma, el momento del año en el que más se vende pescado, Papote se confiesa ansioso de volver al mar que lo ha ayudado a mantener a su familia por tantos años. El problema es que está empezando de cero, ya que perdió su bote de 22 pies de eslora y todos sus aparejos. Además, ahora la necesidad de volver a su rutina es mayor, porque planea casarse próximamente con Madeline, con quien convive desde hace dos años.

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Luchador incansable

No es la primera vez que Papote se ve en una situación de vida o muerte en el mar que tanto ama. Recordó que, cuando tenía 17 años, un golpe de agua lo botó de la embarcación en la que pescaba y estuvo nadando por cerca de 24 horas en alta mar, hasta que un hermano y su padre, José A. Méndez, apodado “Jean el Pescador”, lo rescataron a punto de ahogarse, aguantado de una boya.

“Me fui por encima de la borda, como iba en otra embarcación, pero cuando mi hermano y mi padre escucharon gritos de auxilio: ‘Me ahogo, Pipo, Jean, soy yo, tu hijo, ayúdenme’, (me rescataron) y la embarcación fue localizada después”, expresó.

Por su parte, Madeline aseguró que es otra persona desde el regreso de su compañero, aunque nunca perdió la fe y esperanza de que apareciera con vida por lo mucho que sabe de cómo sobrevivir en el mar.

Por otro lado, el pescador asegura que nunca olvidará a su “nueva familia”, los colombianos que le ofrecieron alojamiento en San Andrés. Y es que el cariño y agradecimiento que les tiene son demasiado grandes, por lo que confía regresar a la isla sudamericana en julio, para su cumpleaños, esta vez como turista, y visitarlos nuevamente.

Procuran ayudarlo

Por su parte, el alcalde de Mayagüez, José Guillermo Rodríguez, dijo que además de la ayuda que ya le ha estado prestando el Municipio a esta familia, desde que se supo de la desaparición el pasado 15 de enero, se tratará de buscar la forma en que pueda adquirir todo lo necesario para que pueda volver al mar.

“Sin duda alguna, hemos dado instrucciones que, una vez llegara, se busque las maneras de colaborar porque ése es su modo de vida y, como es su deseo a pesar de toda historia que vivió, dice que vuelve al mar a realizar su trabajo de pescador, y en eso lo vamos a estar colaborando estrechamente”, dijo Rodríguez.

El Ejecutivo Municipal agradeció las gestiones que realizó el Gobierno a través del Departamento de Estado y su secretario, Kenneth McClintock, en colaboración con el Municipio de Mayagüez, que aportó los pasajes de regreso de Papote a suelo boricua.

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