Es el party de moda. Los jóvenes lo conocen como glow paint party y el vacilón es que les lanzan pintura fluorescente en la cara y el cuerpo. Sin embargo, para los estudiantes de la clase graduanda de la escuela José Collazo de Juncos, la fiesta se tornó en una pesadilla.

Una jovencita perdió un 90% de visión en su ojo izquierdo y a otras tres les tuvieron que hacer injertos de piel de cerdo por las quemaduras que sufrieron en distintas partes del cuerpo. En total, 36 jóvenes resultaron afectados.

Aparentemente, la pintura que se rociaron los jóvenes en pistolitas plásticas contenía acelerante, lo que está bajo investigación de la Policía.

El evento, que se celebró el pasado 12 de octubre para recaudar fondos para la clase en la residencia de uno de los graduandos, fue organizado por el promotor Juan Ramos, conocido como “DJ Papo”, según se desprende la invitación publicada en Facebook y de los testimonios de los padres.

“Estaba en la fiesta y, cuando tiraron pintura, me cayó debajo del brassiere y me hizo una herida pequeña que se fue agrandando. Se me hizo una llaga en carne viva. Perdí la piel”, narró Jessy, de 16 años, quien fue operada ayer en el Hospital HIMA de Caguas.

Katy Castillo, madre de otra de las jovencitas que también permanece hospitalizada, dijo que el diagnóstico que les dieron los médicos es de quemaduras químicas. “Los doctores nos dijeron que la pintura tenía acelerante”, sostuvo Castillo, quien indicó que estuvo junto a otros 14 padres encargados en la fiesta.

La mujer relató que el evento comenzó con normalidad. Se contrataron guardias para la entrada que revisaban a los jóvenes. Solo podían entrar con una muda de ropa y la toalla.

El promotor, aseguró, les dijo que utilizaría pintura corporal. Pero, nada más lejos de la verdad. “Según averiguamos, la paila de cinco galones de body paint cuesta sobre $200, pero él llegó con tres pailas de Mater Paint de National”, dijo para agregar que la pintura era de interior y exterior, violeta, amarilla y anaranjada.

Fue justo cuando comenzó el intercambio de pintura que los jovencitos, que pagaron entre $8 y $10 para participar del evento, comenzaron a quejarse de picor, ardor e irritación en la piel. Inmediatamente, uno de los padres recogió una muestras de la pintura y las echó en envases plásticos. “La pintura se comió las botellas”, relató Castillo.

“Esto ha sido horrible. Como son tantos estudiantes. Yo no quiero que otro padre pase por esta experiencia”, sostuvo.

De la misma forma se siente Bradier Sánchez, padre de Tashira, la jovencita que perdió visión. El pronóstico para que la estudiante universitaria pueda recuperarla no es alentador. “Le pusieron un implante de membrana para ver si se puede regenerar el tejido alrededor de la córnea”, detalló el hombre.

“Ella está afectada y devastada emocionalmente. Está en su primer año de universidad y tiene sus aspiraciones. Yo estoy lleno de coraje, pero esperamos que se haga justicia”, indicó Sánchez.

En manos de la policía

Ayer, inició el proceso de entrevista a los padres y estudiantes perjudicados, así como a los maestros que participaron de la actividad.

Al momento, el supuesto promotor no ha sido citado a Fiscalía de Caguas, pero no se descarta, ya que la investigación está en su etapa inicial, indicó el fiscal de distrito de Caguas, José Capó. La querella llegó a sus manos el jueves en la tarde.

“No se descarta nada en estos momentos. No me parece (que es un incidente desgraciado)”, expresó el funcionario.

La pintura será analizada por el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) para determinar los compuestos.

Capó no descartó que pueda llegarse a alguna determinación al final de la semana próxima.