San Sebastián. Cuando don Gilberto Soto salió de su casa el día después del paso del huracán María por la Isla, sabía que tenía que hacer algo.

Gifo, como le conocen en su pueblo, había trabajado 30 años en la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y llevaba unos 13 gozando de su retiro cuando el azote del fenómeno dejó su pueblo desolado, sin luz, ni agua, con personas necesitadas de estos servicios para mantenerse vivos y con pocas esperanzas de que alguna entidad les pudiera ayudar.

Por eso tan pronto supo que el alcalde Javier Jiménez lideraba una iniciativa para intentar restablecer el servicio eléctrico con voluntarios, desempolvó su indumentaria, se puso su casco y se tiró a la calle para ayudar en lo que hiciera falta para lograr la recuperación.

“Jamás pensé que volvería a trabajar en esto. Pero al ver los destrozos de María y el sufrimiento que causó en mis vecinos, sentí que tenía un compromiso moral”, sostuvo Soto al conversar con Primera Hora.

Gracias a personas como Gifo surgió Pepino Power Authority (PPA), una entidad organizada por el alcalde que reunió a personal del municipio, exempleados de la AEE y toda persona que quisiera aportar para levantar el sistema eléctrico en comunidades remotas del pueblo, donde agencias o las brigadas estadounidenses habían llegado.

“La preocupación que teníamos era que habían pasado casi dos meses y no veíamos ninguna brigada en las calles restableciendo el sistema eléctrico y mucha gente nuestra necesitaba la energía para sobrevivir. Unos necesitaban darse sus terapias, porque tenían distintas condiciones de salud. Otros, porque tenían dietas específicas por condiciones como diabetes y no las podían hacer porque no tenían refrigerador, por ejemplo”, contó Jiménez.

“Nos reunimos con los representantes de la AEE y cuando no vimos ningún tipo de reacción, decidimos nosotros tomar control”, agregó.

Con la ayuda del personal de Recursos Humanos y Manejo de Emergencias del Municipio, identificaron quiénes en el pueblo tenían alguna preparación en electricidad. A ellos se unieron personas que tuvieran experiencia restaurando sistemas eléctricos, junto a exempleados retirados de la AEE y personal de Manejo de Emergencias Municipal para ayudar en los trabajos de despeje y limpieza en las áreas de más difícil acceso para intentar recuperar las líneas eléctricas que fueron tumbadas por los vientos.

Así nació Pepino Power Authority y de inmediato comenzaron a trabajar.

“Luego de establecer un protocolo de seguridad, empezamos a identificar áreas críticas, sectores con personas postradas en cama, que necesitaban maquinaria para sus terapias, etcétera. Por ahí comenzamos. El grupo básico era como de 35 personas, pero terminamos siendo muchos más. La PPA es mucho más allá de los grupos que se formaron originalmente, porque el pueblo de San Sebastián completo se unió en este esfuerzo”, aseguró el ejecutivo municipal.

Jiménez contó que, para realizar su trabajo, utilizaron todo tipo de material disponible, desde piezas que tenían en inventario en Manejo de Emergencias, algunos mediante compra y excedentes de cable de proyectos de construcción que habían sido abandonados, entre otros.

Uno de los que se unió en ese esfuerzo fue Carlos Santiago, residente del sector Villa Morales en el barrio Saltos 2, una de las zonas más afectadas por el huracán.

El alcalde le encomendó reunir a los residentes de su comunidad para ayudar en los trabajos de proveer acceso al área montañosa, por donde transcurría una de las principales líneas de luz en la zona.

“Me dijo que si conseguía personas que destaparan el monte y consiguieran las líneas que estaba caídas, en dos días tendríamos luz. ¡Eso me dio una emoción! Hablé con los vecinos y nos reunimos como nueve, halamos por machetas y sierras y abrimos camino”, narró Santiago.

El trabajo, según contó, no fue nada fácil. Luego de tanto trabajo para abrirse paso entre la maleza y los árboles caídos, encontraron las líneas en pedazos. Poco a poco fueron sacando los trozos de cable y los fueron uniendo hasta que completaron la línea completa. Entre todos, llevaron la línea monte arriba hasta la carretera principal, donde el otro grupo de voluntarios instalaba un poste principal.

“Cuando finalmente tuvimos luz, la alegría fue increíble. Hubo gente que lloró de la alegría. Era como una fiesta”, recordó Santiago sin dejar de pensar a sus compueblanos que necesitan el servicio para sobrevivir.

Trabas en la AEE

La PPA encontró resistencia de los propios empleados de la AEE que no veían con buenos ojos que personal fuera de su grupo hicieran su trabajo. Incluso, vecinos denunciaron que la AEE saboteó varios de los adelantos que la PPA había logrado.

“La AEE nos puso muchos obstáculos para que no pudiéramos ayudar a restablecer (el servicio). Personalmente, creo que sintieron que les íbamos a quitar el ‘overtime’. El gobierno central también se oponía a que los alcaldes ayudáramos. Todavía no me hace sentido que el gobierno central se hubiera opuesto a esto, pero pasó”, reflexionó el alcalde. 

“De todas formas, nosotros seguimos con nuestro trabajo porque entendíamos la necesidad de nuestra gente. Esto fue una catástrofe. Carreteras colapsadas, vegetación en las carreteras que no se podían transcurrir, áreas que nunca se inundaban, ahora estaban inundadas. Nuestro refugio acogió alrededor de 200 personas, que eso no se había visto a San Sebastián; la banca no trabajó por más de un mes y eso hizo que gente que tenía sus recursos no tuvo el efectivo para hacer compras; las gasolineras sin combustible y las largas filas… Fue una desesperación en la gente nunca antes vista. Fueron muchas cosas y teníamos que hacer algo”, agregó Jiménez.

Con su gestión, la PPA logró reconectarle la electricidad a sobre 300 familias en los barrios Satos, Roble, Hoya Mala, Aibonito Guerrero y muchos otros. Su esfuerzo se combinó con las labores que también realizó la AEE y las brigadas de compañías estadounidenses que llegaron hasta San Sebastián.

“Si esto no se hubiese hecho, todavía habría más de la mitad de la gente sin luz en San Sebastián”, recordó “Gifo” Soto.

La PPA cesó sus funciones a finales del mes de enero, cuando ya la mayoría del pueblo estaba energizado. Sin embargo, gracias al impacto positivo que causó, el representante José “Kikito” Meléndez radicó legislación que se convirtió en ley y que faculta a cualquier alcalde a desarrollar iniciativas como la que organizó el municipio de San Sebastián en caso de una emergencia similar.

La satisfacción de Jiménez y de los residentes de San Sebastián es incalculable.

“Lo más que aprendimos es que en una emergencia, cada pueblo debe desarrollar sus propias estrategias. No podemos depender del gobierno central o el gobierno federal. Esas son ayudas. El alcalde y las ciudades deben tener control de su situación. Además, aprendimos que la ley natural va por encima de cualquier ley humana. Y la ley natural en una catástrofe es salvar vidas y ayudar a la gente que la está pasando mal”, sostuvo el alcalde.