“Los mató a sangre fría, sin razón o justificación alguna”.

Llorosa, frustrada y con el alma hecha añicos la viuda y madre de los dos hombres asesinados en Canóvanas hace un par de semanas por un guardia de seguridad -que alegó defensa propia- quiso dar públicamente su versión de los hechos, al tiempo que hizo un llamado al Departamento de Justicia y a la Policía de Puerto Rico para que realicen una investigación “completa, imparcial y meticulosa” del caso antes de descartar la radicación de cargos criminales contra el agresor.

El pasado domingo, 9 de abril se informó del doble asesinato de Luis M. Pizarro Jiménez (42) y Luis A. Pizarro Pacheco (20), un padre e hijo que, según la investigación preliminar de la Policía, murieron a manos de un vecino identificado como Jorge Jiménez Cruz. El sujeto, un guardia de seguridad de un supermercado, alegó que llegó a la calle 12 del barrio Alturas de Campo Rico, en Canóvanas,  tras recibir una llamada de su nuera, quien le había dicho que su hijo, Jorge “Georgie” Jiménez Amadeu, había sufrido una golpiza y dislocación de un hombro por parte de las víctimas fatales. 

A menos de 24 horas de ocurrido el doble asesinato, el sargento Jorge López, director de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Carolina, aseguró entonces a Primera Hora y a otros medios de comunicación que la investigación apuntaba a un crimen de “legítima defensa”.

Y es que según el oficial de la Policía, la apresurada pesquisa indicaba que cuando Jiménez Cruz llegó al lugar vio a su hijo Georgie tirado sobre el pavimento y se disponía a levantarlo para llevarlo hasta el hospital cuando vio que padre e hijo se le acercaban en actitud amenazante armados con un palo, un bate y un machete, por lo que desenfundó su arma de fuego y disparó “para defender a su hijo”. 

Así las cosas, el sargento López aseguraba que a todas luces el fiscal Jesús Bautista no radicaría cargos contra el agresor por asesinato en primer grado. En todo caso, se evaluaría incriminarlo por violaciones a la Ley de Armas, pues el sujeto tenía licencia de tiro al blanco, pero no para posesión o utilización de un arma.

A juicio de María Pacheco Pabón- esposa y madre de las víctimas fatales-, el escenario anterior y “el que conoce todo el mundo a través de la Policía” está lejos de lo que “realmente sucedió” aquella noche fatídica.

En entrevista con Primera Hora, la mujer dio su versión de los hechos a fin de evitar que “se amapuche” el caso y que se le “haga justicia” a sus parientes, quienes no tienen récord delictivo como, dice, se insinuó en un momento dado.

Historia de una rencilla fatal

De entrada, María aclaró que su hijo Luis Ángel y Georgie se criaron en el mismo barrio y de pequeños “hasta se pasaban juntos jugando”. Pero el panorama cambió en la adolescencia cuando Luis Ángel supo que Georgie “se había prospasado” con una primita. En ese momento comenzaron las rencillas entre ellos y protagonizaban constantemente discusiones públicas. En una ocasión, incluso, el asunto llegó al tribunal, pero el caso “se cayó”.

Aquel domingo, volvió a ocurrir otra de tantas discusiones entre los muchachos. María, explicó que se celebraba un cumpleaños en su casa, ubicada en el barrio Campo Rico, cuando le solicitó a su hijo y a un sobrino que fueran a comprar hielo.

Fue durante el camino al supermercado que los jóvenes -ambos de 20 años- se encontraron con Georgie, quien supuestamente detuvo su vehículo en la calle impidiendo el paso al auto en el que transitaban.

Según cuenta su sobrino -quien es menor, por lo que mantenemos su nombre bajo anonimato-, en medio de la discusión de carro a carro, Georgie aceleró su auto e impactó el vehículo en el que viajaba junto a Luis Ángel como pasajero. Luego Georgie se fue a la huida, llegó a casa de otro vecino y se escondió en el lugar para no enfrentarlos. Su sobrino estaba “furioso”, pues el auto chocado era de él.

En ese instante, el sobrino de María entró hasta el lugar donde estaba Georgie y le “metió un puño” que le rozó la cara. Fue entonces, que se tambaleó y para no caer al piso se aguantó de una estructura que provocó que se le dislocara el hombro.

El dueño de la casa donde se suscitaron los hechos trató de poner la paz y les aconsejó a todos los jóvenes que hablaran con sus padres y que llamaran a la Policía para resolver lo del accidente.

María cuenta que en ese instante, Luis Ángel y su primo fueron a informar de lo sucedido a sus progenitores. Algunos adultos -como el papá de Luis Ángel y su cuñada Ana Pacheco- se fueron en auto hasta la calle donde había ocurrido el primer incidente. Otros, decidieron irse a pie y cortando camino por unos callejones que hay en el barrio. 

En ese último grupo estaban las hermanas y primas de Luis Ángel, quienes fueron recibidas en el área por otras féminas, familiares de Georgie.

“Ahí se formó una pelea entre mujeres…”, cuenta María.

En ese momento, mientras ella y otros presentes -incluidos vecinos- trataban de separar a las que estaban peleando se escuchó el ruido de una guagua llegando.

“Era Jorge… se bajó de la guagua enseguida y se dirigió a mi esposo y le dijo: ‘cab…, vamos a darnos cuatro puños’. Pero tenía el arma en la mano. Entonces, mi hijo (Luis Ángel) ve lo que está sucediendo y se le acerca, levanta sus manos y le dice: ‘hey, hey, el problema era entre las mujeres, guarda eso’. Y cuando mi hijo se acercó Jor ge le dijo: ‘hasta hoy llegaste cabrón’, y le disparó”, manifiesta María.

Dice que al ver lo sucedido su esposo -quien tenía junto a ella un negocio como handyman- corrió a socorrer a Luis Ángel. “Cuando mi esposo corría hacia el nene, él le disparó en el muslo… luego le dio otro disparo que lo tumbó”, relata.

Recuerda que todos entraron en pánico, incluida otra de sus hijas que quería ir a donde yacían los cuerpos.  “Ella le gritaba: ‘ya los mataste, por favor déjanos’. Pero él sacó el peine de la pistola, la cargó de nuevo y los acabó de rematar mientras estaban heridos en el piso”, agregó María, quien dijo desconocer de dónde salió la versión de que en la escena hubo amenazas con bates, tubos y machetes. “Allí no había nada de eso… no sé de dónde la Policía se sacó eso. Si hubiera sido así, hubieran ocupado algo y eso no ocurrió. Tampoco es cierto que mi esposo le dio una paliza a Georgie. Mi esposo era un hombre grande… esos golpes serían evidentes”, ripostó. 

“No había razón ni justificación alguna para sacar un arma de fuego y mucho menos dispararla contra mi esposo e hijo. El señor Jorge Jiménez llegó allí con una idea planificada de dispararle a mi esposo y a mi hijo. Y lo peor es que luego los remató cuando ya ambos estaban heridos de muerte en el pavimento. ¿Dónde está ahí la defensa propia?”, cuestionó.

María dijo estar consternada con la manera en que se está llevando la investigación y con las declaraciones públicas realizadas por los investigadores. 

“Hicieron declaraciones sin entrevistar e investigar de forma imparcial a todas las partes. Hablaron públicamente de defensa propia con una sola versión de los hechos: la del asesino y la de su familia. A los otros testigos -que allí habíamos como 20 personas, incluyendo familiares de nosotros  y vecinos- no los entrevistaron antes de hacer esas declaraciones públicas que se enfocaron en decir las cosas como no ocurrieron y en un claro prejuicio hacia nuestra parte”, dijo la mujer, quien dice tener conocimiento de que el agresor tiene familiares que trabajan en la Policía y en la seguridad de Fortaleza. 

Insiste en que las expresiones por miembros de las autoridades se llevaron a cabo sin que, incluso, se hayan entregado los resultados de pruebas balísticas del caso y sin el informe de autopsia de las víctimas.

Toma acción con  Justicia

Buscando auxilio ante lo que describe como “una investigación discriminatoria”, María le envío la semana pasada una carta expresando su sentir a la secretaria del Departamento de Justicia, Wanda Vázquez, y a la Superintendente de la Policía, Michelle Hernández de Fraley.

Aparentemente, las misivas provocaron una reacción inmediata de las autoridades, pues el pasado viernes María fue citada a Fiscalía de Carolina.

Mientras, la portavoz de prensa del Departamento de Justicia, Mariana Cobián, indicó a Primera Hora a través de mensaje de texto que “el caso sigue bajo investigación”.