Sus señales de tránsito se combinan con pegajosos pasos de baile, independientemente del ritmo que le toquen. Y mientras lo hace, muchos sonríen sorprendidos ante la  manera tan entusiasta en que el oficial de tránsito de la Policía Municipal de Caguas, Ángel Luis Lebrón, realiza su trabajo durante las congestiones vehiculares mañaneras en este municipio del centro de la Isla.

Desde hace 12 años, Ángel Luis combina las señales de tránsito con pasos de salsa, bachata, guajira, merengue e inclusive reguetón.

¿Cómo empezó esta manera tan peculiar de dar el tránsito?

Ángel Luis cuenta que se encontraba realizando su trabajo cuando le dio con empezar a bailar, al escuchar la música que provenía de los vehículos de conductores.

 ¿Cuándo decides seguir bailando mientras das el tránsito?

Me gustó desde el principio, y como soy bien sandunguero, pues me quedé ahí bailando.   

  Para entonces, la música la tenía grabada en su mente, pero luego descubrió que podía bajar canciones a su teléfono, así que no solo escucha las instrucciones del radio de la uniformada municipal sino también las interpretaciones de cantantes como Tito Rojas, la Sonora Ponceña  y El Gran Combo, intérpretes de uno de sus géneros musicales favoritos, la salsa.

“Las personas  pasaban y me tocaban bocina y algunos se detenían con música puesta y me decían: 'Oficial pa' que baile'. Y yo, como estoy para servirle al pueblo, pues  me ponía a bailar”, recuerda.

Otros, menciona, le decían que “bien hecho y que le gustaba mi forma de ser, que yo era diferente a algunos policías; y pues yo les dije que no todo el mundo trabaja igual”.

 Eso, precisamente, es lo que le agrada a los ciudadanos que han visto su particular estilo de trabajar en las luces o en You Tube, donde su vídeo ha sido observado  por sobre 500 personas.

  Para Emmanuel Ortiz, de 28 años de edad, el desempeño de este oficial en la calle es ejemplo del tipo de gente que el país necesita. “El tráfico de aquí  es tan estrésico  y ver policías aborrecidos dando el tránsito, de mala manera, pues más estrés le da a uno, pero al ver gente así, con esa personalidad; son personas que transmiten alegría, positivismo y eso es lo que necesita Puerto Rico, gente contenta, gente que sea positiva y que trate de cambiar la atmósfera de alguna manera”, dijo Ortiz.

    Al principio, sin embargo, los superiores de la División Motorizada de la Policía Municipal  de Caguas, no veían con buenos ojos su  manera de realizar el trabajo.  “No lo  veían muy bien, pero después se fueron acostumbrando”, dice.

Menciona que  le decían que no bailara, y él obedecía, pero “cuando empezaba a dar el tránsito, se me movían los pies solos  y tenían que bailar, y yo decía: 'Ay Dios mío. No puedo bailar. No puedo bailar'”.

Pero ya no  hay vuelta atrás.

 “Cuando yo muevo los brazos así, yo muevo el tránsito”, explica sobre su coreografía, pues esas señales las combina con pasos de  baile,  al  tiempo que suena el pito con ritmo, por supuesto.

 Ángel Luis se levanta de madrugada para iniciar sus labores de tránsito a las 6:30 de la mañana hasta las 8:00 a.m., luego de tomar avena  y  café, pero “a veces las personas me llevan café y a veces me tomo tres y cuatro tazas porque no le puedo decir que no a mis fan”.

¿Tienes fan?

Yo tengo un montón de fans.

¿Y te piden que les baile?

Sí, a veces me dicen: “Bailame salsa”  o “Bailame bachata”. Lo que ellos me pidan pues yo les bailo.

Y eso es así porque baila de todo excepto tango, aunque ya está pensando en tomar  clases, al igual como lo hizo con el resto de los géneros musicales. Lo suyo, sin embargo, le viene de l cuna porque su abuela, cuenta, le gustaba bailar inclusive a los 91 años de edad. “En casa me miraba en el espejo cuando mee levantaba y empezaba (a bailar); ponía musiquita y me miraba yo  mismo”, rememora.

  Ángel Luis comenzó a trabajar como chofer de ambulancias del Centro de Diagnóstico y Tratamiento de Caguas, y de ahí pasó a la  uniformada, donde ha trabajado por los pasados 17 años. “Me gusta ser servidor público, ayudar al prójimo, y me gusta la satisfacción de poder ayudar a una persona necesitada”, destaca.

¿Qué aportación le da el baile a tu trabajo?

 Las  personas me dicen: 'Oye, que bien lo hace en el semáforo. Y cada mañana, en vez de que querer que nos cambie la luz, nos gusta que nos dejen en la luz para verte bailando por la mañana'. Hay  personas que salen  peleando con los niños, con los  esposos, y cuando me ven a mi con esos pasos se le quita el mal humor.

¿Cómo te hace sentir la respuesta del público?

Me hace sentir útil. Estoy llevando la alegría que se proyecta en mí para que ellos puedan ser alegres también.

También  le pide sonrisas –alargando sus labios con sus dos dedos  índice–  a las personas que están serias o enojadas porque “la violencia no se puede combatir con violencia sino con amor y cariño”. Pero eso sí, si hay que darle un boleto o arrestar a alguien, lo hará.

 ¿No te cansas?

No me canso, y después voy al gimnasio.

Para uno de sus supervisores, el capitán Gery Díaz, la particularidad con que Ángel Luis hace su trabajo es un elemento a favor de la uniformada porque “Lebrón aporta a la sociedad algo bien importante que es esa alegría esa, simpatía”.

“Cuando están en ese semáforo, muchos están confrontando diferentes situaciones, al estar allí, verlo a él, les cambia el estado de ánimo por completo”, agregó Díaz.

   Ángel Luis afirma que el servidor público está para servir al público y eso hay que “hacerlo con mucha alegría, eso fue lo que me enseñaron a mí desde pequeño”.

 Así que mientras pueda seguirá dando el tránsito al ritmo de canciones como “Arroz con habichuela” de El Gran Combo porque “me encanta mi trabajo y hasta que Dios me envíe a buscar me voy a quedar en la Policía”.