Dieciséis policías lograron atravesar anoche la crecida del río La Plata, que inundó las calles y edificios del casco urbano de Comerío durante el paso del huracán María por Puerto Rico, y los mantuvo atrapados durante más de 15 horas en el segundo piso del cuartel estatal.

Los uniformados tuvieron que salir por sus medios, luego de que rescatistas de la Oficina Municipal para el Manejo de Emergencias (OMME) se vieran impedidos de llegar hasta ellos por el nivel del agua.

“Los compañeros se las ingeniaron. Consiguieron un cable bastante largo en el edificio. Lo amarraron a los tubos de las banderas, pasándolo por la parte de arriba de un árbol que hay que allí bastante grande, que es el árbol de Ceiba, llegando al área de la verja, casi tapándolos el agua”, relató el sargento Francisco González.

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Indicó que las horas que pasaron confinados en el edificio, que se llenó hasta la mitad de las escaleras que conectan el primer nivel con el segundo, las dedicaron a planificar cómo salir del lugar.

“(Nos decíamos) que íbamos a poder salir de allí, y que íbamos a poder estar junto a nuestros seres queridos y nuestros familiares”, expresó.

González reconoció que sabían sobre la vulnerabilidad de la zona donde está ubicado en el cuartel, que en otras ocasiones se había inundado cuando el mencionado cuerpo de agua se había salido de su cauce, siendo el evento más recordado las fuertes lluvias del 5 de enero de 1992.

“Llevo tres años aquí en Comerío. Sí, había sabido de inundaciones que habían ocurrido antes, como las del 5 de enero. Estuvimos pendientes al río. La situación es que como este evento vino de noche, cayó mucha agua. Estábamos pendientes a la parte posterior del cuartel, que da hacia el río. En el momento en que nos percatamos, ya estaba el río al frente”, explicó el oficial estatal.

“Estábamos pendientes porque teníamos el equipo; teníamos radios. Estuvimos pendientes todo el tiempo al río, pero esto fue de sorpresa. Eso fue como un golpe de agua porque estábamos pendientes a la parte posterior. Se cayeron dos postes en la parte del frente, y no pudimos salir”, sostuvo.

El grupo de uniformados, de los cuales unos cinco no sabían nadar, logró salir a eso de las 5:00 p.m. de ayer.

Lloroso, González señaló que en todo momento tuvo a sus seres queridos en sus pensamientos.

“Se te viene a la mente la familia. Ayer cuando salí de mi hogar, me encomendé a Dios e hice una oración junto a mi familia. Mi hija mayor, que tiene 21 años, se echó a llorar. Temí por mi vida... A nosotros nos adiestran para ciertas situaciones, pero no para estas. Esto es un evento de la naturaleza, tú no sabes cómo va a surgir”, comentó.

“Por lo menos, a mí no me cogen nuevamente, allí. No es la primera vez. Se ha mostrado que esa área no es segura para nosotros. Tuvimos que coger las armas largas y sacarlas porque no podíamos dejarlas ahí porque podían caer en manos criminales. Fueron muchas cosas, asegurar el equipo, la computadora”, agregó.

El policía de otro lado, resintió que, en medio de la emergencia que vivieron, no se haya puesto en marcha un plan de rescate para él y sus compañeros.

“Pedimos ayuda. Sé que había una situación con el huracán, pero yo he tenido emergencias en que he tenido que tirarme a la calle a salvar vidas, y aquí no tuvimos esa cooperación, y tuvimos que salir por nosotros mismos”, sentenció.

El director de la OMME en Comerío, Jaime García, aclaró que el rescate no pudo efectuarse debido a que no tenían acceso para llegar a los policías y no contaban con un vehículo acuático que les permitiera llegar hasta ellos en contra de la corriente.

“Lamentablemente no había acceso, por lo menos, a menos de 1,000 pies del cuartel, y Comerío no cuenta con algún bote o alguna lancha para ir en contra de la corriente del río. A donde pudimos llegar fue al puente de Pasarell, que es la intersección de la 778 con la 156. De ahí en adelante no había paso”, aseguró.

Esa decisión, dijo, se tomó en consenso con representantes de la Policía estatal, la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres, el Departamento de la Familia, el Cuerpo de Emergencias Médicas estatal.

“Determinamos, evaluando la situación en físico que no había posibilidad de al momento en que se solicitó el rescate realizar el mismo”, reiteró.

A su vez, subrayó que la dirección de los uniformados había sido exhortada desde el martes en la mañana a reubicarse, y que incluso, se les había reservado el segundo nivel del estacionamiento municipal para pudieran estar protegidos durante el huracán durante su turno.

“Ellos tenían que reubicarse en cuanto movieran su equipo y las patrullas. Movieron el equipo y las patrullas, pero decidieron ellos mantenerse dentro del área del cuartel porque todavía el tiempo estaba muy calmado. Se les brindó ayuda en traslado, si así lo solicitaban con la Policía Municipal antes de que ocurriera lo que ocurrió. Estamos hablando de más o menos 48 horas antes”, indicó.

“Antes de que el río llegara a ese nivel se les dijo que tenían que moverse. Quien aplica la Ley 211 de Desalojo forzoso es la Policía estatal, ¿quién le aplica la ley 211 a la propia Policía estatal? Lamentablemente, el personal que tenemos ¿lo vamos a arriesgar también en el ‘field’? En vez de ser 16 víctimas pudieron ser 20 o 25”, cuestionó.

Tanto García como González mencionaron que por estar en una zona inundable, se le ha solicitado en múltiples ocasiones al estado que la instalación se reubique.

Además del riesgo que representó para la vida de los afectados, la decisión de mantenerse en el cuartel le costó al municipio de Comerío el no poder contar con los efectivos en la labores de seguridad durante la emergencia.

De otro lado, González informó que las cinco patrullas que intentaron proteger en el estacionamiento se inundaron, y que tres de ellas eran nuevas.