Científicos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos ultiman en Puerto Rico una "trampa" para el mosquito transmisor del chikungunya, un virus que llegó a América hace tan sólo diez meses y ha infectado ya a cientos de miles de personas.

En una entrevista con Efe, el director de la Sección de Entomología y Ecología de Dengue del CDC en San Juan, Roberto Barrera, explicó que esta "trampa" podría significar un paso importante para frenar la expansión del virus, vinculado a la muerte de más de un centenar de personas sólo en el Caribe.

Barrera, de nacionalidad venezolana, aclaró que su sección se especializa en el estudio del comportamiento del mosquito Aedes aegypti, el insecto que transmite el dengue y también el chikungunya.

El chikungunya es una enfermedad vírica transmitida al ser humano por mosquitos notificada por vez primera en el sur de Tanzania en 1952 para la que no hay vacuna ni tratamiento.

El hecho que el centro de los CDC de Estados Unidos especializado en los mosquitos que transmiten el dengue y el chikungunya se ubique en Puerto Rico no es casualidad, ya que el primero de los virus es endémico de la isla y el segundo epidémico.

Las investigaciones para combatir al mosquito -que puede portar ambos virus al mismo tiempo- han tomado especial relevancia desde que el pasado diciembre se detectara la primera transmisión local en América (en San Martín).

A Puerto Rico llegó en mayo, y en julio ya se declaró la epidemia por un virus que hasta el momento ha sido vinculado a tres muertes en la isla.

El centro del CDC en San Juan es ahora referencia para la lucha contra un virus que llegó a Suramérica después de haberse extendido desde el Caribe a Centroamérica y Norteamérica.

"La trampa consiste, básicamente, en un amplio recipiente de plástico lleno de agua y hierba que al descomponerse atrae al mosquito", detalla el investigador, sobre un método que provoca que la hembra del insecto quede atrapada cuando se dispone a depositar sus huevos gracias a un tipo especial de pegamento.

Subrayó que la investigación hace suponer que la reducción de la incidencia del chikungunya podría llegar al 80 % si se dispusieran tres "trampas" en cada hogar.

Este sistema podría comercializarse en un plazo "breve" e incluso ya ha sido descrita en la revista científica American Journal de Medicina Tropical e Higiene de Estados Unidos.

Las estadísticas del Departamento de Salud de Puerto Rico situaban a día 16 de septiembre -último dato disponible- en 2,470 los casos confirmados de chikungunya y tres muertes a causa del virus.

Barrera indicó que con los estudios que se llevan a cabo en Puerto Rico por parte del CDC se trata de valorar si la colocación de esas "trampas" se traduciría en una reducción sustancial en la propagación de los casos de ambos virus.

"Queremos saber cuántos mosquitos son necesarios para que se declare una epidemia", indicó el biólogo, para el que si se llega a determinar la cantidad, se habrá dado un paso adelante al conocerse qué cifra de ejemplares no debe superarse para que el virus se difunda de forma descontrolada.

Matizó que el mosquito tigre o Aedes albopictus también puede transmitir el chikunguña, aunque se trata de un insecto muchísimo menos abundante en América que el Aedes aegypti.

Según sus cálculos, las "trampas" pueden reducir hasta en cerca de 10 veces el número de mosquitos que transmiten el chikungunya y el dengue, aunque todavía está en marcha un estudio que ha llevado a la colocación de "trampas" en viviendas repartidas por todo Puerto Rico.

Recordó que el Aedes aegypti vive de medida una semana pero que los ejemplares que transmiten el virus tras picar a una persona infectada son, precisamente, el porcentaje que prolonga su existencia por encima del promedio y que pueden llegar incluso a tres semanas.

El periodo de incubación del virus en un mosquito -cuya hembra puede poner hasta cien huevos- dura entre cinco y ocho días.

El Aedes aegypti necesita agua para que sus huevos eclosionen, por lo que el científico recomendó como medida preventiva que se elimine cualquier concentración de líquido expuesta a estos insectos.

De momento, los trabajos en marcha van encaminados a que, una vez probada su efectividad, empresas interesadas produzcan y comercialicen de forma masiva estas "trampas".

Según datos del 10 de octubre de Organización Mundial de la Salud (OMS), todo el continente americano se han registrado al menos 748,403 caso sospechosos, 11,545 confirmados y 141 muertes a causa del chikungunya.