El Bosque Modelo, cuya interconexión de 26 áreas naturales desde Cabo Rojo hasta Vega Baja fue convertida en ley el pasado 3 de noviembre, más que una iniciativa para conservar tierra y agua, es un entramado para potenciar el desarrollo sostenible en los 31 municipios que lo comprenden y más allá, expuso este jueves el doctor Arturo Massol Deyá en el simposio anual que organiza el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

“Es un proyecto de desarrollo para atender la crisis de nuestro país, respondiendo desde la base comunitaria y dándole instrucciones al gobierno de que tiene que organizarse en una oficina y dirimir controversias”, resumió el director de Casa Pueblo ante la audiencia reunida en el Centro de Convenciones de Miramar para el evento titulado “Manejo del Paisaje de Puerto Rico”, que culmina mañana.

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“Veo un ejemplo de país. Dentro de toda la crisis, uno debe mirar esos espacios de esperanza. Aquí hay uno, donde ya no es Casa Pueblo, sino que lo abrazó un comité interagencial, que le dio su forma, y del Bosque Modelo de las Tierras Adjuntas se está convirtiendo en el Bosque Modelo Nacional”, celebró el también profesor del Recinto Universitario de Mayagüez.

Sin embargo, advirtió que la ley que firmó el gobernador Alejandro García Padilla el lunes pasado es apenas una etapa, en la que el gobierno deberá probar si es capaz de hacer cumplir la ambiciosa misión contenida en el estatuto, que reza: “Lo novedoso de este enfoque es que no se consideran las áreas protegidas como unos terrenos separados del paisaje que les rodea, sino que protege la cubierta forestal existente, sin perjuicio al desarrollo económico, mientras las comunidades y otros participantes manejan el paisaje impactado o bajo algún otro patrón de uso, como parte de los objetivos de conservación de toda la región”.

Al amparo de este paradigma, Massol Deyá contextualizó que “desde el principio se sabía que era una ley para promover, no para restringir”.

Y por lo mismo, adelantó que son muchas las iniciativas de creación de empleos y desarrollo socioeconómico que son compatibles con conservar los recursos y el paisaje, en especial en lo relativo a rutas gastronómicas, naturales y arqueológicas, así como oportunidades de turismo de aventura.

“Podemos hacer hospederías que mantengan los atributos naturales, que creen empleos”, agregó a la lista de sugerencias.

Massol Deyá hizo un alto para destacar la visión del geobiógrafo de Casa Pueblo, Alexis Dragoni, y el papel que jugó la secretaria del DRNA, Carmen R. Guerrero Pérez, en conseguir la aprobación de la ley.

“Aunque ha habido decepciones en el gobierno, tengo que enfatizar que Carmen Guerrero ha sido una heroína para lograr el Bosque Modelo”, reconoció el líder ambientalista, a lo que la audiencia respondió con una ovación para la funcionaria.

Vital la democratización del paisaje

Por su parte, el investigador Edgardo González, del Centro para la Conservación del Paisaje, coincidió en que – sin la verdadera inclusión de las comunidades que conocen y residen en las áreas naturales protegidas – los esfuerzos de conservación se quedan cojos.

Por ello, hizo hincapié en que la actitud de las agencias y los expertos a la hora de recabar cooperación debe ser la de “no venimos a enseñarles a ustedes, sino que ustedes nos enseñen a nosotros”.

Esto responde a que es de incalculable valor para los investigadores lograr acceso a quien vive en el paisaje, quien conoce cómo crece el río, qué áreas inunda, si hay basura, si hay necesidades de la comunidad que estén obstaculizando los esfuerzos de, por ejemplo , evitar la contaminación del agua o el uso de químicos nocivos.

Ese acercamiento interdisciplinario – que ve el paisaje como un rompecabezas – ha rendido frutos en los esfuerzos para conservar la cuenca del Río Fajardo, en ese municipio y Ceiba, informó.

“Si hay una necesidad económica, es muy difícil fomentar la integración de esas poblaciones”, señaló.

Otro ejemplo de inclusión comunitaria exitosa ha sido el plan de manejo del Bosque de Río Abajo, entre Utuado y Arecibo, donde se ha conseguido reproducir la amenazada cotorra puertorriqueña gracias a un acercamiento que combina ciencia, datos de múltiples fuentes y el entendimiento de los residentes y negocios colindantes con la reserva.

Después de todo, “la cotorra no iba a ver dónde terminaba el bosque, virar, y quedarse adentro”, bromeó.

“El paisaje es un mosaico, con muchos ingredientes que hay que integrar. Si se desliga del desarrollo comunitario, perdemos”, advirtió el investigador.

Precisamente es ese el desafío que Massol Deyá ve tras lograrse la firma de la nueva ley de conservación: “¿Qué va a ser ese Bosque Modelo Nacional? Yo no sé. Será lo que salga del proceso, porque la ley no es el Bosque Modelo, es un peldaño. Va a evolucionar”, acotó.

“Ahora le toca a la Oficina de Bosque Modelo entrar en una probatoria para ver si podemos trabajar juntos, si el gobierno se puede insertar justa y apropiadamente en este proceso. Tenemos la mejor voluntad”, concluyó.

El simposio “Manejo del Paisaje de Puerto Rico” continuó hoy con presentaciones sobre café bajo sombra, planificación cooperativa, manejo de la cuenca de la Bahía de Guánica, entre otros temas relacionados.

Mañana viernes, el evento se extiende hasta las 4:30 p.m., con foros sobre cambio climático, la seguridad alimentaria, aspectos del uso de terrenos y los retos de la sostenibilidad.

La entrada es gratuita e incluye almuerzo.