El temor a una expropiación forzosa. La inseguridad de ver cómo cada vez hay más casas abandonadas en sus calles. Inundaciones cuando llueve y cuando no. Las falta de drenaje sanitario. La destrucción que les deja la erosión costera.

Esa es la realidad que viven a diario decenas de residentes en comunidades del país que durante años -y pese al apellido de Especiales que les asignó un proyecto gubernamental- han permanecido olvidadas.

Cada cuatro años, durante el periodo de campañas eleccionarias, los políticos se acuerdan de esos sectores y los visitan para venderles sueños y promesas, muchas de las cuales se quedan en el aire. Termina el periodo eleccionario, y regresan a lo mismo: el olvido, la necesidad, las preocupaciones. Todos quieren lo que desea cualquier ciudadano y que para muchos es tan complicado de lograr: un hogar seguro para vivir en paz.

Consciente de esa terrible realidad, Primera Hora visitó ocho comunidades del país para escuchar de parte de sus residentes cuáles son sus principales necesidades, las promesas de campaña incumplidas y lo que están haciendo para echar hacia delante. Las líderes comunitarias Evelyn Quiñones y Modesta Irizarry nos acompañan en el recorrido que nos llevará desde San Juan y Guaynabo hasta Luquillo, Mayagüez, Ponce y San Germán en el especial de vídeos: Comunidades: usadas y desechadas.

Durante los próximos sábado, domingo y lunes hasta el fin de semana antes de las elecciones generales podrás ver a través de las plataformas digitales de Primera Hora un episodio nuevo, con una comunidad nueva.

Acompáñanos en este recorrido por nuestro país, el que muchos conocen, pero ignoran.

Para que vayas conociendo las comunidades, te resumimos a continuación un poco de cada una:

Plebiscito 3, Hato Rey: Rodeados por las transitadas avenidas José Celso Barbosa y Franklin Delano Roosevelt, oficinas gubernamentales y por la laguna San José, los residentes de esta comunidad luchan diariamente contra el temor de ser desalojados. Establecidos en el sector sanjuanero hace más de 50 años, los residentes aún luchan por obtener títulos de propiedad y evitar que el olvido de “los políticos” afecte su vida y su seguridad.

Puerto Viejo, Ponce: Ubicada en la costa y tras destacarse como un popular sector mercantil, la construcción de un canal que forma parte del Puerto de Las Américas dejó a esta comunidad rezagada y con el riesgo constante de una inundación por aguas usadas. “Lo que era algo que toda la vida habíamos tenido, pero era agua de río, ahora después de hacer las alcantarillas se convirtió en una pesadilla porque ahora lo que se salen son las aguas negras, no necesariamente cuando lleuve”, relata Judith Bonet, residente en la comunidad donde viven cerca de 200 familias.

Parcelas Suárez, Loíza: Localizada en plena zona costera, esta comunidad ha perdido buena parte de sus instalaciones recreativas por la erosión. Se estima que este año, en Loíza se han perdido de cuatro a seis metros de costa, y los residentes viven a diario con el temor de que el mar, y todo lo que trae consigo, entre a sus casas en cualquier momento.

Fortuna Playa, Luquillo:  El mismo mar que la arrulla en periodos de marea baja, amenaza las estructuras en épocas de marejadas. Durante años, los residentes han buscado y propuesto alternativas a este problema que afecta a cerca de 40 lugares en la Isla, sin que hayan podido resolverlo hasta el momento.

El Caño, Hato Rey: Residentes de ocho comunidades que rodean zonas de Hato Rey como la Milla de Oro y el importante pero contaminado Caño Martín Peña lidian a diario con la realidad de estar rodeados por aguas contaminadas, que en ocasiones suben de nivel y entran a las casas poniendo en riesgo su salud. Un proyecto de los gobiernos estatal y federal pretende limpiar el cuerpo de agua. Para hacerlo, ya han reubicado a muchos residentes, pero los que quedan viven atemorizados.

Vietnam, Guaynabo: Una de las comunidades guaynabeñas que ha sobrevivido a planes del gobierno municipal gracias a las luchas que han librado los residentes y a una orden judicial. Sin embargo, los residentes viven atemorizados de que cualquier cambio de estrategia pueda trazarles el mismo destino que vivieron comunidades como Maine, también en Guaynabo, que fue desalojada para construir una carretera que conecta nuevas construcciones residenciales y comerciales con el expreso Rafael Martínez Nadal.

El Retiro, San Germán: Ocupada hace cerca de 100 años por trabajadores de la tierra, esta comunidad ha vivido de promesas incumplidas. Hoy, sus residentes luchan por obtener sus títulos de propiedad, un sistema de alcantarillado que les garantice mejores concidiones de salud y facilidades recreativas para los más jóvenes. El alcalde Isidro Negrón asegura que no habrá desalojos, pero reconoce que los fondos dependen de otros.

Barriada Salud, Mayagüez: Su nombre proviene de las propiedades curativas que se entendía le daba un manantial que la atraviesa. Los residentes de esta comunidad “especial” viven con problemas de alcantarillado, estructuras deterioradas y por la irregularidad del servicio de recogido de basura, que se complica por la estrechez de sus calles.