FAJARDO. Desde hace dos semanas tres familias residen en una casita que no tiene techo en el sector Juan Diego como consecuencia del embate del huracán María en el Este del País.

De estas, dos perdieron sus casas completamente y – aunque la tercera familia no tiene con qué cobijarse – mantienen la estructura de una pequeña residencia en madera que se ha convertido en el hogar de 14 personas y ocho perritos. 

Dentro de la casa las cosas continúan dañándose. La lluvia no cesa y las aguas del río que recorre la zona montañosa de Fajardo entran a la residencia cada vez que se salen de su cauce. 

“Si esperamos a recibir ayuda, nos morimos acá arriba”, dice una joven quien se identificó como Yanitza.

“Nos enteramos por un vecino que FEMA no va a subir, que hay que bajar hasta el pueblo para anotarse en una lista para que entonces ellos nos llamen, pero ¿a dónde van a llamar?”, exclamó la mujer de 26 años. 

En el sector residen varias familias en una veintena de casas. No hay agua.

Yanitza y sus nuevos compañeros de hogar se las ingenian pararecoger agua de un riachuelo de “Charco Frío” que pasa por el lado de la casa. 

En el barrio Paraíso, a cinco minutos de Yanitza, reside don Evelio Caraballo con un “familión”. 

“Se fueron algunas planchas de zinc y parte del techo, pero por la obra del Señor, está bien construida y el huracán no me la llevó”, expresó sobre su casa también de madera.

“Aquí estamos sacando (zinc) y tratando de reconstruir. Básicamente todas estas casitas se fueron a juste”, comentó el obrero de 62 años. 

Según varios vecinos de Paraíso y Juan Diego, no ha llegado ningún tipo de ayuda del gobierno ni agencias federales. 

Se repite la historia en Maternillo

Carmen Sánchez tardó dos días en poder entrar nuevamente a su casa. 

La cantidad de árboles, zinc y pedazos de madera que bloqueaban la entrada desde Irma, impide el acceso a su casa en el sector Maternillo. 

Esta comunidad la ve todo aquel que usa el servicio de lanchas hacia las islas municipio Vieques y Culebra. 

En ese sector, personas que perdieron todo viven en casetas de campaña establecidas al lado de sus hogares y otras han abandonado el lugar; allí parece “tierra de nadie”.

“Se metió el agua y se fueron los techos, mira muchachita… esto está difícil, pero vamos a seguir y saldremos. Mira cómo está. El mar azotó con el río y se metió todo por ahí para acá en la comunidad”, dijo Carmen. 

Su esposo, Luis Fernando Delgado, acababa de terminarse una taza de café para continuar enderezando una plancha de zinc que consiguió tirada en algún lugar cercano. Con esto podría cubrir un poco las pertenencias que les quedaron luego del huracán.

Poco a poco, el hombre de 72 años ha comenzado solo la reconstrucción de su hogar. 

“Si no lo hago se va echar a perder lo poquito que tengo. Poquito a poquito… estas huracanas no tuvieron piedad con nosotros aquí y la ayuda no llega”, continuó Delgado. 

Cifras oficiales 

Por su parte, el alcalde de Fajardo, Aníbal Meléndez asegura que los trabajos de restablecer comunicación y abrir caminos se “hicieron rápido” y que ahora concentran sus esfuerzos en la repartición de alimentos casa por casa. 

Además, estimó que el 60% de los abonados de su municipio ya cuenta con el servicio de agua. 

De la población, sobre 3,500 personas llegaron hasta la casa alcaldía para hacer reclamaciones por daños a la Agencia federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), de las cuales 700 de ellas fueron pérdida total. 

Aún unas 60 personas permanecen refugiadas en la escuela Berta Zalduondo Cruz.

Allí, al momento de la visita de este medio, no contaban con el servicio de agua y tampoco ha llegado el generador que, según la administradora, le fue solicitado al Gobierno.