Un proyecto que, entre otros fines, busca penalizar el fumar en las playas del país, recibió el apoyo de quienes están en contra de este hábito.

Sin embargo, hubo quienes defendieron su derecho de fumar en los espacios públicos abiertos, en este caso en la playa, al igual que lo tienen los que llevan la barbacoa y los que escuchan música a todo volumen.

Ese fue el caso de Julissa Miranda y Rosaly Sabala que rechazaron la medida, aunque la primera reconoció como una opción establecer áreas designadas para fumadores.

El verdadero problema ambiental recae en las latas de cerveza y no en las colillas de cigarrillo. “Después que tú te hagas cargo de la basura que generes, no hay problema con que se fume al aire libre”, indicó la maestra al destacar que usualmente ella deposita la colilla en una lata, la cual recoge antes de abandonar la playa.

“Como fumador sé consciente de, si hay niños, alejarse un poco”, reconoció.

A Rosaly la medida le pareció absurda y su mensaje a los legisladores es a trabajar por los problemas serios del país, como el desempleo.

“A mí me molesta el humo del barbecue, pero eso no quiere decir que tengan que prohibirlo. Eso son ridiculeces. Deben ponerse a hacer su trabajo y no limitarse a cosas sin importancia”, dijo.

En el otro lado de la moneda estaba Nereida Clemente, que recibió con beneplácito la pieza legislativa. “Es lo mejor que podrían hacer, porque la gente no coopera para echar las cosas en la basura”, reaccionó Clemente.

Indicó que cuando tiene un fumador cerca tiende a irse de su lado disimuladamente. “A la gente no se le puede decir nada, porque como están tan ariscos”, expresó Clemente.

La medida, de la autoría del representante José Báez, busca además prohibir la venta de agua y otros bebidas en botellas plásticas de 1.74 litros o menos, como otra medida para preservar los recursos naturales.

Víctor Manuel Flores, residente de San Lorenzo, como amante de las gaseosas se expresó en contra de esta prohibición, aunque favoreció la relacionada con el cigarrillo.

Sostuvo que el enfoque debe estar en la creación de programas de reciclaje que se sostengan y que sean efectivos. “Eso no tiene sentido, porque yo puedo comprar la mitad y entonces compro la otra mitad otra vez y termino consumiendo lo mismo. No se ve proambiente porque cuando prohiben una cosa así uno, psicológicamente, compra más”, indicó en referencia a la propuesta de los envases plásticos.