Por años, se le ha considerado una flor símbolo de la Navidad. Por eso, no sorprende que cuando se acerca esta temporada festiva, resulte inevitable pensar en la pascua.

Nos cautivan con su color, su sencillez y con el augurio de que la época navideña está cerca. Adquirir una para decorar un espacio se torna casi obligatorio.

Pero, ¿cuán diferente sería la época si no existieran estas adorables plantas? Y ahora que a algún graciosito se le ocurrió vandalizar más de 20,000, como que se pone fea la cosa.

Sería un resuelve menos como regalo de última hora. ¡Bendito! Con el corre corre de la época, ¿quién no ha optado por brindar pascuas como obsequio? Para un familiar, la maestra de los nenes… Esta planta tiene el encanto de ser fácilmente accesible sin dejar de brillar con su elegancia.

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¿Y con qué otra flor decoramos? Tenemos las rosas, las margaritas, las orquídeas y los claveles que resuelven para San Valentín, graduaciones y Día de las Madres. Pero, ¿por cuál reemplazaríamos a la pascua? ¡Se ve tan bonita!

Sería más complicado decorar el arbolito navideño. Un clásico para aquellos que no se quieren romper la mente a la hora de decidir el tema de decoración del árbol de Navidad, es llenarlo de estas flores –plásticas, claro está-. ¡Es tan fácil! Solo chequeas un espacio hueco, ¡y zas! ¡Colocas la flor! Nada complicado.

¡Tendríamos menos canciones de Navidad! ¿Qué haríamos con la canción “La botellita (el gallo pelón)? No cabe duda que una estrofa clave es la que dice “Las pascuas debieran ser cada vez que hubiera luna y tener una laguna de aguardiente pa’ beber”. Sin esto, ¡la canción no tendría la misma gracia! Seguro que hasta te la sabes de memoria.  

Habría menos diseños para las tarjetas navideñas. Bueno, aunque esto no se sabe si alguien lo echaría de menos en vista de que hace tiempo que muchos se aburrieron de esta práctica tan emotiva. De todos modos, ya no contaríamos con el encanto de recibir una tarjeta postal con el dibujo –o la foto- de una hermosa flor de pascua.