Ponce. Los encargados del principal refugio de la ciudad para los damnificados del huracán María, la Escuela Lila Mayoral Wirshing, continuaban este jueves racionando el agua potable una semana después de que la alcaldesa María Meléndez Altieri denunciara tal práctica.

El refugio está en manos de la empresa privada Individual Management, que tiene la administración de los residenciales públicos de Ponce y que durante esta emergencia opera, además, los albergues de Villalba y Peñuelas.

Durante una visita realizada hoy por este medio, varios refugiados indicaron que los encargados de la escuela les niegan botellas de agua potable con la excusa de que no tienen y solo les sirven agua en vasos de siete onzas. 

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“A veces venimos a pedir agua y no hay. Las han donado y la poquita que dan, te la dan en un vaso. El agua es limitada y yo entiendo eso, pero este es un refugio y nosotros dependemos de ello. ¿Botella de agua? No la he visto. En estos días han traído bastante y si vas dos veces, te la dan, pero en vasito”, dijo Odalis Rojas, de 36 años. 

Hamlet Candelario Jiménez, de 62 años y quien está en silla de ruedas, comentó que “es lo mismo de todos los refugios, falta de todo, porque estamos en tiempos de ciclones. Siempre falta algo, agua embotellada. Nos dan, pero bien racionada”. No obstante, Candelario Jiménez, quien se identificó como una persona sin hogar, dijo que en términos generales ha estado bien en el refugio pues se ha podido asear, ha mantenido el tratamiento con insulina y recibe un buen trato.

Luis Rafael Espada Alvarado, por su parte, afirmó que ha visto llegar cargamentos de víveres, incluyendo cajas de agua, pero las mismas no se les distribuyen a los refugiados.

“Ha venido mucha gente a entregar cosas que no han llegado a nuestras manos, como agua potable. He visto muchas (cajas) de agua. Te dan un vasito de ocho onzas caliente. Botellas nunca”, señaló Espada Alvarado, de 33 años y residente en la Playa de Ponce.

Hoy quedaban 132 personas refugiadas en esta escuela, incluyendo tres encamados, personas en silla de ruedas y que necesitan oxígeno.

Meléndez Altieri había denunciado esta situación el martes pasado durante una reunión con los directores regionales de varias agencias estatales. “Los empleados de Individual Management en el área de Ponce, no sé en los pueblos de Juana Díaz y Peñuelas, todo material que ha llegado en agua, que trajeron una paleta completa, la depositaron, pero ellos la tienen en una oficina guardada y cuando los viejitos van a pedir lo que le dan es un vasito”, indicó entonces la alcaldesa.

La directora regional del Departamento de Educación, Iris Vanessa Berríos, se comprometió a intervenir ese día, pero la práctica continuó. Incluso, Meléndez Altieri conversó sobre el particular con el directivo de Individual Management, Emmanuel Piñeiro, quien supuestamente lo negó.

“Ya yo les alerté a ellos y me dijeron que no hay (agua), que no distribuyen, y les dije que hicieran el pedido al secretario de Vivienda. Les pregunté por qué estaban restringiendo el agua y me dijeron que porque no había suficiente. Les dije que a mí los refugiados me habían comentado que veían a los empleados tomando agua con hielo y ellos me contestaron que no era verdad”, expresó la alcaldesa este jueves.

De hecho, Meléndez Altieri resaltó que el menú circulado por el Departamento de Educación para los refugios no menciona agua.

Este medio solicitó hablar con la encargada del refugio, que solo fue identificada como Madeline, pero los empleados de la mesa de registro refirieron la entrevista a un funcionario de Individual Management que no estaba allí. De hecho, se les observó incómodos cuando este medio entró a tomar fotografías de la escuela.

Meléndez Altieri indicó que esta noche llevaría tres botellas de agua para cada refugiado de este plantel y que exigiría revisar el inventario de agua. “Yo quiero ver la cantidad de agua, yo la quiero ver”, sostuvo.

En cuanto a la comida, algunos refugiados manifestaron que ha habido problemas, pero destacaron que en los últimos días ha mejorado.

“La comida ha sido buena a veces y a veces no. Me como lo que me gusta, el juego y el postre que dan. El resto lo dejo”, dijo Antonio Avilés Arce, de 82 años.

Odalis Rojas, entretanto, comentó que “no le dan dobles porciones a nadie y está contado” y que “en el desayuno dan bien poquita comida”. Sin embargo, indicó que “yo siento que es un refugio que está progresando”, entre otras cosas, porque hace dos días comenzaron a dar meriendas de noche.

Una carta de la secretaria de Educación, Julia Keleher, sobre el menú de los refugios, fechada el 25 de septiembre, indica que “durante la semana comenzarán a llegar frutas, vegetales y carnes frescas” que sustituirían los alimentos enlatados. Al menos en la Escuela Lila Mayoral eso no ha ocurrido, según los testimonios vertidos por los entrevistados.