Guaynabo. “¡Esta historia continuará!”.

No hay duda de que el ingeniero civil, comentarista deportivo y reportero ancla de deportes de Noticentro, de Wapa TV, ha escrito, y continúa escribiendo, una rica y nutrida historia en el campo de las comunicaciones y el periodismo.

Bracero, quien celebra su 30 aniversario con Wapa TV, fue exaltado el 7 de octubre al Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño junto con figuras como Edgar Martínez, Juan “Igor” González y Félix “Tito” Trinidad.

Galardonado con múltiples reconocimientos y premios por su labor en las comunicaciones, Bracero conversó recientemente con Primera Hora sobre sus inicios y trayectoria por el periodismo, su amor por el deporte y otros temas.

Se graduó de ingeniería civil del Colegio de Mayagüez, profesión que ejerció por 15 años. Pero de ingeniero civil a periodista parece un brinco enorme. ¿Cómo se dio su salto a las comunicaciones?

Nadie me hizo un acercamiento como tal, pues yo siempre quise darme la oportunidad, y en un momento que estaba en los juegos de béisbol en el estadio Hiram Bithorn me acerqué a Eugenio Guerra padre y le pedí la oportunidad para hablar por radio. Y, en la noche del próximo día, fui a su programa radial y ahí comenzó la historia. Yo era un ingeniero y un fanático, pero eso te demuestra que, cuando tú te propones un objetivo, tienes que ser “cara de lata”, como decimos en Barrio Obrero, donde nací, y ahí se abrieron las puertas, y el resto es historia.

¿Se podría decir que usted persiguió su sueño y lo hizo una realidad?

¡Totalmente! A mí me gustaba muchísimo la ingeniería y lo disfrutaba, pero el día que tú no quieras seguir, por ejemplo, jugando pelota, lo mejor es que te retires. ¿Por qué? Porque vas a poner en jaque todas tus aspiraciones, tu humanidad y tu físico. Y a mí me pasó con la profesión, y el deporte me ayudó a eso. Yo sabía quién era Roberto Clemente, aunque de lejos porque no participaba en ese escenario, y esa persona tenía unas cualidades. Yo extrapolé esa serie de características humanas y las incorporé a mi vida. Yo creo que, aunque la mayoría están desaparecidos, estas personas se tienen que sentir orgullosas de que yo puse en práctica muchos elementos positivos de ellos en la vida.

¿A quién o a quiénes usted considera como sus mentores en las comunicaciones?

Eugenio Guerra, que me dio mi primera oportunidad, al igual que Ernesto Díaz González, que ha sido un maestro en Puerto Rico y me ha ayudado grandemente. Y él, al igual que yo, no somos egresados de una escuela de comunicaciones como ustedes. Yo tuve unos maestros excepcionales, como Emilio Huyke, con quien trabajé y quien era un genio en todas las disciplinas de la vida y de quien aprendí mucho, al igual que Rafael Pont Flores. Hay una serie de personalidades de las cuales yo me nutrí.

¿Llegó a pensar que tendría la trayectoria y éxito que ha experimentado desde sus inicios en el periodismo?

Te diría que nunca pensé que llegaría a esta magnitud. De hecho, ahora que estamos hablando, el día anterior fui exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Puertorriqueño junto con (Félix) ‘Tito’ Trinidad, Edgar Martínez, Juan “Igor” González y una serie de personalidades tremendas en el deporte, y yo entrevisté a esas personas… en el caso de Tito cuando era un bebé o en el caso de Igor cuando apenas tenía 15 años. Tú haces una reflexión de eso y pienso: ‘Contra, mi vida ha tenido una utilidad extraordinaria y he sido bendecido por Dios’. La mayoría de la gente no ha tenido ese privilegio que me dio la vida a mí, y yo tengo que representar a la gente y ser humilde ante eso.

De todas las coberturas en las que ha laborado, ¿cuál considera es la más significativa para usted?

Son tantas, pero te diría que la que tuvo un impacto tremendo para mí fue la entrevista que no pude hacer (a Roberto Clemente). Colateralmente a esa entrevista, que nunca se dio, hice múltiples entrevistas sobre ese personaje. La figura de Roberto Clemente fue de tanto impacto en Puerto Rico, y me tocó a mí en lo personal porque yo jugaba pelota y veía lo que él hacía y lo grandioso que fue. Y en el punto grande de su carrera fue que comenzó la leyenda de Roberto Clemente. Yo pude entrevistar a todos los peloteros, menos a él.

Laboró como comentarista en partidos de la Liga Profesional de Béisbol y vio cómo la fanaticada apoyaba a sus equipos. Me imagino que el ver el estado actual de nuestro torneo profesional lo llena de tristeza...

Me da mucha tristeza y pena, y te diría que hasta rabia, porque todo estaba dicho. Al darse y continuar con el proceso de globalización, se dio una multiplicidad de actividades, y ya el béisbol no es una actividad exclusiva. Ellos tenían que reinventarse… y estamos hablando de hace 25 o 30 años atrás. Había que proyectarse en las próximas generaciones y no dejar que esas generaciones se escaparan. Aquí la gente sigue a las Grandes Ligas, siguen la postemporada y conocen a los jugadores, y es igual con la NBA. Pero no van a los estadios aquí porque no les vendieron eso. Son muchos los factores, pero una de ellas es que dejaron perder una generación y ahora no es fácil capturarla.

¿Piensa que la liga tiene salvación?

Yo soy optimista porque aquí se juega mucho béisbol. Los padres llevan a los hijos a jugar pelota, pero tienes que ir al punto de salida para desarrollar una interacción, porque son miles los que se van a convertir en peloteros, y los que no se van a convertir en fanáticos. En mi caso, yo jugué casi todos los deportes, pero me decidí por los estudios porque sabía que no tendría el mismo nivel que los atletas de alto nivel. Pero me convertí en un fanático y en un seguidor de los deportes. Puerto Rico es un país altamente deportivo, pero no estamos capitalizando eso.

¿Puede señalar una cobertura en particular que definió su carrera?

Son muchas, pero relacionado al béisbol, yo estuve en Houston cuando ocurrió el trágico incidente de Dickie Thon (de los Astros) con el lanzador (de los Mets de Nueva York) Mike Torrez (quien le pegó al boricua un pelotazo en la cara el 8 de abril de 1984 y le fracturó el hueso orbital alrededor de su ojo izquierdo, lo que minó su carrera en el béisbol de las Grandes Ligas). Yo hice una cobertura de cinco días con todo ese drama y lo permeé con un libreto, que fue la realidad, de que iba en un ascenso meteórico y se detuvo su carrera.

¿Cómo comenzó su pasión por el boxeo puertorriqueño e internacional?

Cuando yo era pequeño, no había muchos recursos, pero mi mamá siempre me daba unos chavitos para yo ir a ver los espectáculos, y claro está, al punto más inferior en el escenario, como las gradas a 40 centavos. Éramos unos titeritos del barrio, nos colábamos en el Sixto Escobar por una verja que, cuando yo la miro ahora, y mis hijos la vieron, me dijeron: ‘Tú estabas loco’. En el Sixto Escobar, yo ví pista y campo, que me gusta como todos los deportes, al igual que béisbol y baloncesto, de una magnitud extraordinaria. Así fue como yo vi por primera vez a ‘Pachín’ Vicens. Allí yo vi boxeo aficionado y me encantó… lo seguí hasta el colegio, y allí fue donde vi la primera cartelera profesional entre (José) ‘Chegüí’ Torres y Benny ‘The Kid’ Paret, un magnífico boxeador cubano. Y, aunque tenía el dinero para entrar a la cartelera, nos colamos y nos trepamos en el techo del grand stand de primera base a través de un poste de luz con un tablón que ¡hasta nos podíamos haber electrocutado! Desde el techo vimos el combate de Torres y Pared, y ahí comenzó mi amor por el boxeo.