Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, al menos 30, desconocidos entre sí en su mayoría, pero movidos todos por el desprecio a la ola de violencia que arropa al país se dieron cita esta tarde al Pabellón de la Paz del Parque Luis Muñoz Rivera para participar de la iniciativa “Abrazo a Puerto Rico...Todos somos José Enrique”.  

Con velas encendidas para mostrar solidaridad y enviar una luz de esperanza a la familia del publicista José Enrique Gómez Saladín, asesinado vilmente la semana pasada, el grupo realizó una sencilla pero emotiva ceremonia en la que guardaron un minuto de silencio en su memoria. Algunos, además, compartieron sus razones para participar de la actividad, convocada en las redes sociales. 

“Nos motivó estar aquí que José Enrique era uno de nosotros. Cuando te toca de cerca, te das cuenta del dolor que tiene Puerto Rico, sabes del dolor que vive cada una de las familias que han perdido a un familiar por la violencia”, compartió Melissa Rivera, quien fue compañera de clases de los hermanos gemelos de José Enrique.

 Lizzie Torres fue una de las primeras en llegar al Pabellón. La mujer cargaba un cartelón que leía “Todos somos José Enrique” y tenía una vela color roja encendida.

“Estoy aquí en solidaridad con la familia”, fue lo único que alcanzó a decir la mujer antes de que se le quebrara la voz y es que con gestos dijo que el cruel asesinato del hombre de 32 años la impresionó grandemente.

 Evidentemente no hay que haber vivido la muerte de un ser querido para ser solidario con la pérdida de otra familia, pero ciertamente tiene un valor añadido el que una madre que recién enterró a su hijo deje su dolor a un lado para decir: estoy aquí para ti.

 Eso fue lo que hizo Claribel Llinás. Su hijo Yeancarlos Llinás, de 18 años, fue asesinado el pasado 24 de julio en la sexta masacre del año ocurrida en Gurabo.

“Es tiempo de que todos nos unamos para poder parar esta ola de violencia. Esto es para poner nuestro granito de arena y que la gente sepa que hay más buenos que los que están haciendo sus cosas por ahí”, dijo fortalecida la mujer.

 “Estoy aquí para darle apoyo a esa familia. Yo tuve apoyo de mi iglesia y de mi familia. Es triste pasar por una experiencia así y quedarse solo”, agregó Llinás.

 Aunque el grupo no era numeroso, los que dijeron presente estaban claros en que lo importante era movilizarse y comenzar a reclamar al país que tanto aman.

“Los pocos que estamos aquí comprobamos que los pocos sí hacemos la diferencia”, dijo Juan uno de los organizadores de la vigilia, que se replicó en varias ciudades de los Estados Unidos y países de Europa.

“No podemos dejar las cosas en palabras. La mejor forma de demostrar que queremos un cambio es demostrándolo con las acciones. Prendiendo una vela no resolvemos el problema del crimen. Se trata de estar aquí y reclamar al Puerto Rico que tanto queremos y disfrutamos”, agregó, por su parte, Mario Díaz, quien dijo presente junto a su esposa Hildamary.