Abufaisal Dawahra, de 86 años, llegó a Puerto Rico hace 24 meses cuando comenzó la guerra civil en su país, Siria, y pensaba que solo estarían un corto periodo junto a su hijo Nofal.

Sin embargo, la cuenta regresiva para que Estados Unidos ataque a su patria se agota, y con ella las posibilidades de que pueda volver a la tierra que lo vio nacer.

A su edad, se le hace difícil acostumbrarse a que no está cerca de su familia y no habla español.

Así lo contó su hijo, quien se unió ayer al reclamo mundial de paz, que aquí en la Isla se materializó por medio de una vigilia en el Parque Luis Muñoz Rivera.

“Todos los días lo primero que él hace es llamar allá”, contó Nofal. “No es necesaria una guerra en contra de Siria que es un país pacífico. Hace 40 años que no tenemos problemas ni guerra con ningún país vecino”.

Según Nofal son los insurgentes, aliados a Al-Qaida, los que han entrado a matar a los ciudadanos sirios y que el 85% del pueblo apoya al presidente Bashar al-Assad.

Ali Fawaz, natural de El Líbano, expresó que si Estados Unidos quería ayudar, debía moverse a socorrer a los más de cinco millones de refugiados.

Por su parte, Rodaina Atrach, quien portaba una gran bandera siria y carteles de apoyo, llegó hace 32 años a Puerto Rico y tiene a una gran parte de su familia viviendo allá.

“Vivimos con una gran preocupación. Hay muchos niños y civiles que están muriendo”, afirmó.

Su hija Abir Aboukheir, de 32 años, contó que los secretarios de gabinete son de religiones distintas y conviven en paz.

A su juicio, de este lado del mundo es muy poco lo que se sabe, tanto de Siria, como del conflicto porque “es un país de paz en el que nadie se fijaba”.

Abir lamentó los incidentes de los pasados tres días en Malula, donde los que están en contra del gobierno han destruido monasterios y edificios históricos y han entrado a robarle a los civiles.

“Las noticias que vemos no recogen todo lo que está pasando”, afirmó.

A su lado, Muntaha Abdel Rahim, quien lleva más de 40 años en Puerto Rico y es musulmana, destacó que Siria es un país donde no falta la comida, tiene un costo de vida bien accesible y hasta hace poco había una gran tolerancia religiosa.

Además, lleva más de un mes sin poder hablar con algunos de sus familiares.

Para Natalia Aboukheir, de tan solo once años, la cultura del país donde nació su abuela Rodaina “es hermosa y es un país amigable donde no debe haber guerra”.

Durante la vigilia las muestras de solidaridad y apoyo no se hicieron esperar.

Representantes del Partido del Pueblo Trabajador, del Movimiento Unión Soberanista, del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano y del Partido Independentista Puertorriqueño se unieron al Concilio de Iglesias y a la organización Madres contra la Guerra para hacer un llamado de paz.

La senadora del PIP María de Lourdes Santiago dijo que hoy presentaría una resolución concurrente para que ambos cuerpos legislativos se expresen por la paz de Siria.

Sonia Santiago, portavoz de Madres contra la Guerra, dijo que la mismas excusas que usa Estados Unidos ahora son las que invocaron para invadir a Irak y el resultado fue miles de soldados que murieron en vano.