Pasó el susto de su vida, pero volverá a desafiar la naturaleza. 

Transcurridas más de 20 horas de angustia en espera de noticias luego de perder contacto con su hijo Christian López Rosado, brigadas del grupo de Búsqueda y Rescate de la Agencia de Manejo de Emergencias y Manejo de Desastres, voluntarios y un guía experto en el escabroso lugar lo localizaron a salvo en la Cuesta del Diablo del Cañón San Cristóbal. 

Christian, de 29 años, le relató a su padre que siempre mantuvo la calma y que sobrevivió utilizando las técnicas de supervivencia que ha aprendido haciendo deportes extremos desde más joven.

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Sin embargo, jamás pensó que emularía al legendario personaje de Tarzán subiendo por las lianas para lograr llegar al área de encuentro con sus acompañantes.

“No se desesperó y esperó a que amaneciera”, dijo López ayer a Primera Hora. 

Esta no era la primera ocasión en la que Christian acudía al lugar, pero siempre tuvo el deseo de adentrarse para llegar hasta el Charco Azul.

Antier, viajó allá junto a sus dos amigos, narró su padre, quien es fotoperiodista de “Telenoticias” (Telemundo). 

“Me dice que como físicamente superaba a sus dos compañeros les pidió que lo esperaran mientras bajaba a ver el área. Él había ido, pero no había llegado hasta ese punto que me dijo que es un paraíso. Siguió caminando, perdió la noción del tiempo. Cuando miró el reloj llevaba una hora y pico caminando y decide regresar”, narró López. 

Christian, quien posee un bachillerato en comunicaciones y estudia enfermería para especializarse en anestesiología, caminó de vuelta hasta el charco donde tuvo que zambullirse para lograr tomar la foto que quería.

“Como el agua es un poco más densa no podía mantenerse a flote sin usar sus brazos y tiró el celular hacia la orilla, pero cae al agua y en el trayecto se perdió. Caminó como unas dos horas y tuvo que subir por lianas, lo que tú ves en las películas de Tarzán. Me dijo que pensó ‘yo no me voy a quedar aquí’ y empezó a escalar usando las lianas para subir”, dijo el fotoperiodista. 

Mientras buscaba refugio, porque estaba cayendo el atardecer, encontró una piedra enorme donde había una formación de una cueva y allí pernoctó aguantando una temperatura de 56 grados vestido con tan solo una camiseta y un pantalón corto. 

“Con la camisa se tapaba los pies, se daba masajes y se calentaba las piernas porque la temperatura bajó a 56 grados, durmió unas cuatro horas”, agregó López. 

Se mantuvo tomando agua de la que se filtraba por las piedras y comió almendras.

Al cabo de las horas sufrió aparentemente una baja en los niveles de azúcar y, a pesar de que los rescatistas estuvieron muy cerca de él en la Cuesta del Diablo, donde fue localizado, no los escuchó ya que se sentía desorientado. 

“Ustedes no me encontraron, yo los encontré a ustedes”, exclamó al verlos. 

El susto que pasaron no los detendrá porque su padre ya coordinó una visita al área con uno de los guías, quien encabezó el equipo de rescate. 

“No sabes la incertidumbre por la que pasamos, esto es horrible, uno cubre estas noticias, pero cuando lo experimentas en carne propia es una sensación horrible”, comentó López. 

El universitario se recupera en su hogar de los traumas y rasguños sufridos.