La rehabilitación de la Laguna del Condado está encaminada, y la reciente designación de este cuerpo de agua como una reserva natural estuarina facilita la colaboración multisectorial para garantizar su preservación.

Además, la determinación le da fuerza de ley a las medidas que se adopten para protegerla.

La “Ley de la Reserva Natural Estuarina de la Laguna del Condado” (Ley 112-2013) fue aprobada el 30 de septiembre pasado, y a partir de esa fecha el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) tendrá un año para elaborar un plan de manejo y reglamentación para administrar y conservar el área de casi 102 cuerdas de extensión, que constituye el cuerpo de agua con mayor diversidad de flora y fauna del Estuario de la Bahía de San Juan.

Para cumplir ese objetivo, el DRNA contará con la colaboración del Municipio de San Juan, el Programa del Estuario de la Bahía de San Juan (Pebsj) y una Comisión de Co-manejo de la Reserva, de nueva creación, que incluye representación de las comunidades aledañas y de hoteles y restaurantes de la zona.

“La laguna ha ido mejorando por los pasados 45 a 50 años, de ser una cloaca, como la caracterizaban en el área metropolitana, ha recuperado gran parte de la calidad del agua”, dijo a este medio Javier Laureano, director ejecutivo del Pebsj.

 La designación de la laguna como reserva natural estuarina cambia las reglas del juego para las personas que utilizan el lugar, así como para quienes viven o frecuentan sus cercanías, pues entre otras cosas, prohíbe las embarcaciones de motor en sus aguas, la pesca y la captura de especies.

Los vehículos acuáticos motorizados ya estaban vedados por otro estatuto, pero ante la falta de señales que alerten sobre la prohibición, todavía hay quienes utilizan ese equipo en estas aguas. Para atender ese problema, la Legislatura asignó $5,000 para comprar los letreros, y según Laureano, serán instalados próximamente.

El Cuerpo de Vigilantes del DRNA será el encargado de velar el cumplimiento de la nueva normativa.

Además, la ley dispone desarrollar iniciativas educativas sobre la conservación del manatí antillano, que habita en el lugar, y establecer mecanismos para prevenir la contaminación con escorrentías pluviales.

“Las escorrentías pluviales significan el 80% del total de la contaminación del océano”, destacó Laureano al precisar que, cuando llueve, las precipitaciones arrastran la sedimentación acumulada en la brea, aceites y basura de los alrededores de los cuerpos de agua.

Según el director ejecutivo del Pebsj, el plan que se desarrolla debe contener medidas para rellenar ciertos agujeros en el fondo de la laguna para poder restituir las praderas de hierbas marinas que sirven de alimentos a los manatíes y de viveros de peces. Además, recalcó la necesidad de continuar con la restauración de los arrecifes de coral.

 Para el senador José Nadal Power, el valor principal de la designación de la reserva natural estuarina, además de los mecanismos de protección que establecerá, es que sirve de ejemplo sobre el potencial para restaurar otros cuerpos de agua contaminados.

“Estamos demostrando que es posible rescatar cuerpos de agua fuertemente contaminados. En los años 1960 y 1970, no se podía nadar (en la Laguna del Condado), no se podía hacer nada por lo peligroso que era. Es lo que ocurre ahora en la Laguna San José. Queremos usar esto de ejemplo para llevarlo a una escala mayor”, aseveró el senador popular.

Su compañero en el alto cuerpo legislativo y también coautor de la pieza, Ramón Luis Nieves, por su parte, resaltó que la nueva legislación es el resultado concreto de un esfuerzo colaborativo del gobierno y otros sectores.

“La ley reconoce la capacidad del gobierno de actuar en colaboración con entidades civiles como el (Programa del) Estuario y la comunidad en la protección del bien común. No es un esfuerzo meramente gubernamental, reconoce el activismo ciudadano que necesitamos”, sostuvo Nieves.