Cada vez se enfatiza más en la importancia de tomar agua para el buen funcionamiento de nuestros cuerpos. El agua, dicen los que saben, ayuda a eliminar toxinas, nos mantiene hidratados y ayuda a todos los órganos internos a funcionar adecuadamente.

En ese esfuerzo de cumplir con la cantidad recomendada, muchos rellenamos las botellas plásticas de agua, una vez se acaba su contenido, con agua de las fuentes o de la pluma.

Pero, esta práctica tiene detractores quienes argumentan que no es saludable.

En el 2007 la revista Practical Gastroenerology recomendaba que no se rellenaran botellas de agua desechables porque eso podría "provocar contaminación bacteriana, a menos que las lavemos de forma regular".

Sin embargo, había quien decía que el agua y jabón podía ser peor solución, ya que podían deteriorar las botellas y dañarlas exponiendo los supuestos compuestos cancirógenos del plástico.

Ahí está el dilema.

Bueno, pues según los embotelladores de agua en Europa, no hay que preocuparse por el material del que están hechas las botellas. De hecho, la mayoría están hechas del plástico PET, que es bien resistente y no se degrada con jabón a menos que sea muy, muy ácido.

Si su botella tiene la palabra PET, seguramente tendrá un triángulo con un número en su interior. Ese número lo que indica es el tipo de plástico y solo sirve para quienes reciclan el material.

Si no le convence la posición de los embotelladores europeos, sepa que el Instituto de Investigación de Cáncer en Reino Unido también concluyó en un estudio que no hay pruebas convincentes de que las botellas de plástico contengan el material DEHA que es el que supuestamente causa cáncer, por lo que no se podía asegurar que el uso de estas botellas provoque la enfermedad.

Mientras, la Asociación Nacional de Empresas de Agua de Bebida Envasadas, que radica en España, ha dicho según medios de prensa que el principal problema con el reúso está en que algunas personas echan otros líquidos en esas botellas y cualquiera se puede confundir.

Un ejemplo de esto fue un caso registrado en el 2008 en que una mujer bebió de una botella que en lugar de agua tenía detergente para lavar platos y acabó con quemaduras en la garganta.

Lo más importante entonces sería no agarrar la primera botella que veamos por ahí y tomar de ella, o al menos, no hacerlo hasta asegurarnos de qué contiene.

Otro problema que algunos especialistas en salud ven en el reúso, es el posible desarrollo de microorganismos y hongos en esas áreas donde hay saliva o por exposición al ambiente y que pueden provocar complicaciones de salud a corto o medio plazo. No se debe olvidar que las bacterias prosperan en ambientes cálidos y húmedos y además se pegan con más facilidad al plástico que al vidrio o el metal.

Un buen consejo es lavarse las manos antes de rellenar las botellas. Además se debe examinar bien el envase para verificar que no está dañado.

En todo caso, use el sentido común: si la botella se ve agrietada, de un color que no es el original y si no puede asegurar lo que tiene dentro o desde cuándo se rellenó, pues no la tome.

Pero si lava con agua y jabón no irritante el interior y los bordes de la botella cada vez que va a reusarla, adelante, que peor es ir por la vida deshidratado.