Para cientos de familias toabajeñas luego del huracán no llegó la calma, sino la tormenta. 

La desesperación y la angustia fue tanta, que muchos salieron desconsolados de sus hogares. Este fue el caso de Sulay Alicea, de 38 años, residente de la cuarta sección y quien corrió de su casa al ver que el agua comenzaba a entrar. 

“Comencé a caminar y cuando vi a los de la Guardia Nacional, cogí mi pequeño ‘flashlight’ y empecé a gritarles: ‘Auxilio, ayúdenme’”, narró.

Los residentes rescatados están siendo trasladados al estacionamiento de Home Depot en Plaza del Sol en Bayamón, el cual no está habilitado para recibir refugiados. Según les han indicado los rescatistas, no hay espacio para ellos en los refugios oficiales. En el lugar hay adultos, jóvenes y niños, así como personas en sillas de ruedas. 

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Al lugar, también llegó Juan Sosa Fernández quien se movió con su vecina cuando comenzó a entrar agua a su residencia. Allí, resguardados en un segundo nivel, personal de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (Aemead) los rescató.

“Hace una horas el lago comenzó a subir de la nada, pero nadie nos avisó. No nos dijeron nada”, contó Sosa Fernández, residente del lugar hace 35 años, y quien llegó al refugio con “un bultito con dos o tres cosas”. 

De acuerdo con el hombre, las inundaciones fueron provocadas porque “abrieron las compuertas del río La Plata y se conectó con algo por allí”. 

Sin embargo, agentes de seguridad han explicado que las inundaciones repentinas se deben a que las bombas de desagüe que hay en el área, que presuntamente le pertenecen al Departamento de Recursos Naturales, dejaron de funcionar ante el aumento del nivel del mar.

Lo peor es que no todos los residentes han logrado huir de sus hogares.

“En la calle donde nosotros vivimos se quedó una persona que está encamado. Es sumamente difícil sacarlo. Se lo llevaron al piso de arriba”, advirtió Sosa Fernández residente de la cuarta sección.

Otro de los refugiados es Luis Jiménez quien pudo llegar manejando al lugar junto a su esposa, cuñado e hijos. “Los que pudimos salir a tiempo llegamos aquí con vehículos, pero hay otros que ya los rescatistas están ayudándolos”, narró.

Jiménez, de 34 años, es residente de la séptima sección de Levittown, pero enfatizó que tanto la “sexta como la séptima están completamente bajo agua”.

Asimismo, Peggy Ann Bliss llegó al lugar luego de que lograra salir de su casa, la cual tenía agua hasta el nivel de las rodillas. 

Luego de caminar, junto a dos residentes más, desorientadamente por las calles oscuras, se topó con la Guardia Nacional quien la dirigió hasta el estacionamiento.

Para la mujer de 77 años, quien aseguró que “nunca había visto un huracán como este”, su mayor preocupación son sus mascotas. A su entender, la ley estipula que los "refugios tienen que aceptar los animales y, entonces, alguien tiene que rescatarlos".

“Tengo solamente cinco gatos y una perra rescatados y ahora están en mi casa con el agua subiendo. Yo espero que alguien sepa que están ahí”, lamentó la mujer residente de la calle Luz.

"Yo no sé si fui lo suficientemente valiente para salvarlos", soltó por lo bajo con la esperanza de encontrarlos con vida. 

Aunque los rescates ya han comenzado, los mismo están ocurriendo en reducidos grupos y con intérvalos de 10 y 12 minutos.