Las historias sobre los desalojos en pleno embate del ciclón tropical hoy se repetían en dicha comunidad. Las casas quedaron cubiertas de agua, algunas de ellas casi hasta el techo, cuando el río La Plata se salió de su cauce, y muchas de las personas que allí habitan no solo tuvieron que luchar por su vida, sino ayudar a salvar la vida de otros. 

“El río estaba bastante crecido, cuando entonces, rompe la puerta es que ellos inmediatamente salen. Se metieron adentro de la guagua. Él y su esposa pudieron salir y correr hacia esos apartamentos a sacar unos niños y unas personas que quedaban adentro de los apartamentos”, relató Dana Reyes sobre la pesadilla que vivió ayer su hijo, Wilfredo Rivera, de 23 años, cuando en lugar reubicarse, optó por permanecer en su vivienda recién comprada.

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“Después amarraron sogas y se guarecieron debajo de aquel puente, y de ahí entonces caminaron hasta llegar a mi casa. Él se iba a quedar en uno de esos apartamentos, pero de los de arriba (señala hacia un complejo de apartamentos aledaño), pero como eso es una cosa que fue de momento, no tuvo oportunidad. Hace tres meses viven en esta casa, que nosotros se la compramos. Recientemente, se habían mudado. Se hablaba de que la zona era inundable, pero nunca supimos que era una cosa de que el río llegara hasta adentro de las casas”, añadió. 

Dana ayer temprano sacaba escombros de la propiedad y e intentaba rescatar cualquier artículo servible de la pila de fango, troncos, ramas, hojas y artículos que fueron arrastrados por la corriente. 

Unas fotos de su Wilfredo y su esposa sonrientes y un billete de $20 parecían ser lo único en buen estado que encontró la mujer, mientras su hijo descansaba de la tragedia vivida durante el huracán. 

El olor a fango y humedad inundaron la última calle de la urbanización. En los pequeños charcos acumulados entre cables del tendido eléctrico, enseres, y efectos del hogar, algunos peces daban sus últimos aletazos. Una guagua y poste de madera cruzaban la calle de un lado al otro, sobre los cuales se apiñaron otros depósitos.  La devastación era evidente, pero a pesar de lo sucedido, los vecinos intentaban hacer lo posible por comenzar de nuevo. 

“Él no está aquí ahora mismo. Lo dejamos durmiendo porque yo tuve que medicarlo en la tarde cuando llegó porque no habían comido desde ayer. Estaba muy nervioso. Lo bañé, les di comida e inmediatamente se quedaron dormidos. Me dijo que se sentía muy mal, que estaba deprimido, que tenía miedo, que no quería volver nunca más por aquí”, añadió.

La casa recientemente habitada daba muestras del cariño que la pareja había puesto en habilitarla. Los enseres, losas, gabinetes y muebles, aun cubiertos de lodo se apreciaban como nuevos. 

“Cuando llegamos, el agua llegaba hasta las puertas de la guagua verde… Ellos la estaba arreglando (la casa). Ellos ya habían puesto losas en toda la casa, habían hecho un baño nuevo, gabinetes, puertas, la puerta del frente era una de seguridad y (el río) la tumbó”, describió. 

De acuerdo con la progenitora, William, por “ignorancia” o debido que el paso del pasado huracán Irma no tuvo mayores efectos sobre el río “que eso no iba a suceder”. 

En la residencia, contigua, Raúl Cruz, residente durante 15 años en la zona, igualmente intentaba reponerse de las pérdidas materiales. 

Al igual que William, se quedó en su vivienda hasta que el río se salió de su cauce. 

“Cuando se tapó eso ahí, que empezó a subir el agua, me fui. Eran como las 3:00 a.m. Mi esposa se fue, yo me quedé. Yo le dije: ‘vamos a chequear’ porque como el río lo habían agrandado, pensé que no se iba a meter para acá, pero cuando subió, no hubo break”, expresó. 

“Eso es una cosa bien impresionante. No hay forma de uno explicarlo. Es algo que a uno le llega al corazón”, agregó el sujeto, quien comentó haber perdido tres automóviles, además de algunos enseres y muebles que no sabe adónde fueron a parar. 

Raúl indicó que tras los aguaceros del 5 de enero de 1992, que provocaron grandes destrozos en dicha urbanización debido a la crecida del río, se construyó un muro de cemento para evitar que el cuerpo de agua volviera a meterse en los hogares. De esta forma, pensó que se había solucionado el problema. 

“Nosotros hicimos esto, pero ahora el río se le metió por encima. Es algo impresionante”, señaló el hombre, quien ayer resultó con una herida en la pierna mientras ayudaba a un vecino a salir de la urbanización.