Luquillo. Tormenta... ¿qué tormenta?

Al menos en el área este del país, zona en la que se esperaban fuertes aguaceros asociados a la frustrada tormenta Gabrielle, la ciudadanía aprovechó el día libre para pasear en familia y hasta darse un chapuzón en la playa.

Uno de los lugares más frecuentados fue la zona costera conocida como La Pared, donde más de una decena de surfers pasaron el día haciendo malabares en el mar.

Jonathan Torres, de 26 años, y Giancarlos Márquez, de 28, aprovecharon la cancelación de trabajo y clases en la universidad para disfrutar de un día de jangueo.

“Para nosotros hoy es un ‘holiday’... avisaron tormenta, no vino la lluvia y aquí estamos cogiendo un par de olitas”, dijo Jonathan quien labora como guía turístico.

Giancarlos, por su parte, estudiante de la Universidad de Puerto Rico, en Humacao, dijo que siempre que anuncian mal tiempo recurre a la playa para desafiar con su tabla el fuerte oleaje provocado por el viento que usualmente traen estos sistemas climatológicos. “Pero no hay mucha ola. Esperaba algo más fuerte”, dijo un poco frustrado.

Otros se tornaron un poco más bohemios, como fue el caso de un grupo de jóvenes que viajaron desde Juncos. Una guitarra, una botellita de vino, una revista y la vista espectacular del área conocida como La Selva, también en Luquillo, fueron el escenario perfecto para Paola Burgos, Nicole Do Riveiro y Phillip García. “Quisimos venir acá porque quisimos aprovechar que el tiempo está bonito para ver las olas... vimos que la tormenta se desvío y arrancamos”, dijo Phillip mientras le sacaba unas notas a las cuerdas de su guitarra.

En la playa también se veía a lo lejos a una mujer practicando yoga, mientras unos niños que la acompañaban hacían piruetas y jugaban en el mar.

Mientras tanto, en el área metropolitana, alguna gente aprovechó para darse la vuelta por los centros comerciales.

Ese fue el caso de Luis Raúl Díaz, un abogado del Departamento del Trabajo que con toda su calma se sentó a esperar una mesa disponible en el restaurante Cheesecake Factory. Un lujo que casi nunca puede darse entre semana por estar atareado, por lo que por lo general almuerza “secuestrado” en su oficina.

“Vinimos aquí para almorzar. Lo que he hecho es estar en mi casa y pues rodar el trabajo para el día siguiente, que se atrasa todo pero... yo sé que esto del clima es impredecible”, indicó.

Junto a él Suzanet Roig, también empleada pública tuvo la tarde libre y su hija Suzette Rivera Roig, quien toma cursos en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico, lamentó perder un día adicional luego de que el hallazgo de asbesto en esa facultad atrasara el calendario académico.

“Ya eliminaron los días libres de la semana de Acción de Gracias y hay que reponer esas fechas. Yo hubiera preferido que no cancelaran”, expresó la chica de 19 años.

Oscar Deliz, un vendedor residente de Humacao, aprovechó que sus hijos no tenían clases para celebrar en un restaurante el cumpleaños número 13 del menor de ellos, Jean Pablo. Su otra hija Anaís, estaba feliz porque se libró de un examen.

Aurelio Castro, quien ofrece sistemas de información geográfica al gobierno, optó por llevar al cine a su hija Sofía Lorena de 11 años y estudiante de una escuela privada.

“Ante la incertidumbre entiendo que había que tomar estas medidas para no exponer a nadie”, manifestó.