Que no se ingiera, pero que se recicle.

El agua embotellada que permanece al aire libre en la antigua Base Naval Roosevelt Roads, en Ceiba, no debe consumirse pues componentes del plástico pueden transferirse al preciado líquido y, por ende, terminar en el interior del cuerpo.

Como medida cautelar “se tiene que decomisar por varias razones: una es que la exposición al sol, y más acá en Puerto Rico, propende a que elementos del mismo plástico ganen acceso al agua. Existe ese riesgo”, explicó a Primera Hora el ingeniero y exdirector de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) en el Caribe, Carl Soderberg.

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“También si ha habido algún problema con la integridad de la botella en sí, que no tenga una rajadura, no solamente causado por estos cambios de temperatura, el sol da bien potente durante el día y después por la noche baja un poco la temperatura, pero a lo mejor por gente que ha pasado por ahí”, indicó el experto.

“Esto es cautelar”, enfatizó Soderberg mencionando que el líquido tendría que ser sometida a pruebas para determinar su calidad. No obstante, el secretario del Departamento de Seguridad Pública, Héctor Pesquera, dijo en la emisora WKAQ 580 que tiene mal olor y sabor. 

No se ha concretado cuándo comenzaron a repartirse las botellas ni cuándo se supo del “olorcito malo”. Imágenes de satélite muestran que comenzaron a acumularse en Roosevelt Roads desde febrero de este año.

Precisamente, Soderberg dio como ejemplo calentar alimentos en hornos microondas empleando envases plásticos. 

“Fíjate que te dicen cuando vas a meter algo en el horno microondas, que no esté en plástico. Claro es una cosa intensa, más alta temperatura, pero también hemos tenido días, especialmente este verano, bien fuertes, y eso añade más al riesgo”, señaló el ingeniero.

La Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard advirtió sobre dos sustancias en particular que se le añaden al plástico “para ayudar a darle forma o estabilizarlo”: bisfenol A (BPA), para hacer plástico transparente y duro; y ftalatos, para hacerlo suave y flexible.

“Cuando la comida se envuelve en plástico o se coloca en un recipiente de plástico y se pone en el microondas, el BPA y los ftalatos pueden filtrarse a la comida. Cualquier migración es probable que sea mayor con alimentos grasos como carnes y quesos que con otros alimentos”, manifestó la institución en un artículo publicado en el 2006 y revisado en el 2017.

De igual forma, un estudio del 2014 llevado a cabo por la Universidad de Florida concluyó que al agua pueden migrar el BPA y antimonio, que se emplea como catalizador para los componentes del plástico.

Investigaciones apuntan que el BPA podría desencadenar serias complicaciones de salud, como problemas cardiacos, alterar los niveles hormonales y aumentar el riesgo de cáncer. La exposición al antimonio podría causar dolor de estómago, diarrea, vómitos y úlceras estomacales

Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) sostiene que el BPA es seguro en pequeñas cantidades, afirmó el doctor Brent Bauer de la Clínica Mayo.

Si a usted le preocupa tragar estos componentes, tanto Harvard como la Clínica Mayo recomiendan disponer la comida en contenedores de cerámica o cristal, rotulados para usarse en el microondas.

Entonces, ¿qué hacemos con el agua embotellada en Ceiba?

“Tener que decomisar esto no es tan fácil, pero que traten de reutilizarla, pero no ingiriéndola”, recalcó Soderberg.

“Por favor, reciclen el plástico”, concretó el exdirector de EPA.

Abdiel Santana, oficial de la Unidad Aérea de la Policía de Puerto Rico, denunció ayer en las redes sociales las miles de cajas con agua embotellada que yacen en Ceiba, provocando gran indignación en la ciudadanía.

El administrador de la Administración de Servicios Generales (ASG), Ottmar Chávez, aseguró que el cargamento será devuelto a la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés).

Chávez declaró que FEMA fue quien les dio el agua, que debía ser destinada a los damnificados por el huracán María.

“FEMA reportó que tenía un exceso de agua embotellada en mayo de 2018, antes de asumir la posición de Administrador de la agencia, la ASG solicitó ese exceso de inventario de agua a FEMA a través del programa US GSA Surplus Property. En total, se reclamó alrededor de 20,000 paletas de agua embotellada que el Gobierno federal reportó tener en exceso", dijo Chávez en un comunicado de prensa.

“Ante esto, hemos estado en contacto con FEMA y el Departamento de Salud para realizarle pruebas al agua del inventario recibido por la agencia federal. Vamos a devolver esas aguas al inventario del US GSA”, sostuvo el administrador.