¿Se imagina abrir la puerta de su casa y toparse con un caimán? O, peor aún, ¿que su hijo esté jugando en el patio y un reptil aparezca de imprevisto?

Con esa realidad se pueden topar las sobre 27,000 familias que viven en las ocho comunidades aledañas al estuario de la bahía de San Juan, pues un censo recién confirmó la presencia de caimanes en los cuerpos de agua que componen el extenso sistema.

Así lo confirmó ayer el presidente ejecutivo del estuario, Javier E. Laureano, que urgió al Gobierno, no sólo a estudiar más a fondo la presencia de la exótica especie, sino también a adoptar un plan de captura antes de que sea demasiado tarde y el problema alcance proporciones incontrolables.

Se trata de la especie Caiman crocodilus o caimán de anteojos, nativa de Centro y Suramérica y que se cree que fue introducida al país en la década de los 70 cuando era común el mercado de mascotas.

Pero, la abundancia de esta especie no se concentra sólo en esta zona, aclararon los expertos. Se cree que en Puerto Rico, siendo conservadores, habitan 965 de estos reptiles, confirmó el doctor Jorge Bauzá.

“Está prácticamente en todos sitios, lo que es toda la costa norte de Puerto Rico, principalmente; en los llanos costeros del norte ha habido avistamientos y también un poco más al interior, como es el caso del río Cibuco en Corozal”, apuntó Bauzá.

“No tengo la menor duda que si expandimos este estudio especialmente a la época de lluvia, que es cuando entendemos que la especie puede estar más activa, los censos sean mucho mayores”, sentenció.

Bauzá explicó, durante la presentación de los resultados ayer, que de los 965 avistamientos, 118 fueron observados en 13 localidades de la cuenca del estuario.

El área que se pudo identificar como la más poblada es la quebrada Juan Méndez, donde se avistaron 14 caimanes en una noche.

especie peligrosa

Fueron varias las razones por las que la organización encomendó el estudio, pero entre las principales está el impacto ecológico del animal y la peligrosidad que representa para el ser humano. “La presencia de caimanes en el estuario es de preocupación para nosotros, sobre todo por un posible encuentro entre estos reptiles y una persona, niño o mascota”, apuntó Laureano.

Bauzá indicó que la hembra tiende a ser muy sobreprotectora, especialmente cuando tiene sus crías. Contrario a la gallina de palo, no es una especie que se espanta con facilidad. Al contrario, de sentirse amenazada, puede atacar. “Tenemos comunidades que viven prácticamente al borde de estos cuerpos de agua y nos preocupa el factor de riesgo”, sostuvo Bauzá al destacar que por eso la necesidad de establecer un plan de erradicación.

En cuanto al impacto ecológico del caimán, ambos indicaron desconocer cuál ha sido, por lo que tendrá que ser uno de los aspectos por analizar. Sin embargo, destacaron que en el estuario habitan 160 especies de aves, 308 de plantas, 87 de peces y 20 de anfibios y reptiles. No descartaron un desbalance en la ecología del área.

Específicamente, les preocupa las aves acuáticas por su vulnerabilidad.

A las personas, de toparse con un caimán, les recomendaron alejarse inmediatamente, no intentar capturarlo y no pasear mascotas en los cuerpos cercanos. Igualmente, pueden llamar a Recursos Naturales al (787) 815-1575 para denunciar el avistamiento.