Toa Alta. -  Con el fin de ayudar a una persona necesitada, y a la vez, para que el público disfrutara de uno de los manjares de la cocina puertorriqueña, un sancocho catalogado como “gigante” se cocinó este domingo en la plaza pública de este municipio, durante el cierre del Segundo Festival Agrícola del Toa.

El guiso, ideado por el comerciante toalteño Luis Marzán Cintrón y que contó con 180 libras de vianda y 13 libras de carne de cerdo, tuvo un tiempo de cocción de tres horas y media, y alimentaría a 500 personas, aproximadamente. 

“Tiene 60 libras de yautía, 60 libras de papas, ñame, malanga, guineo, plátano, batata y 13 libras de pernil de cerdo”, detalló Marzán Cintrón, quien tiene una guagua de comida en este pueblo.

El sancocho fue preparado en una olla creada especialmente para la ocasión, de dos pies de alto por cinco pies de diámetro con tres quemadores de gas, señaló el cocinero.

“En el primer festival el año pasado el sancocho se hizo en una ollita más pequeña, pero como fue todo un éxito decidimos hacer una olla más grande. Esta la construyó el toalteño Carlos Valcourt”, indicó el alcalde Clemente Agosto.

Cada plato de sancocho se vendería a $2. El dinero recaudado sería donado a Suhey Oropeza, residente de Toa Alta, para que le haga mejoras a su casa.

“De verdad que es una ayuda muy grande que me hayan escogido a mí. Estoy bien agradecida”, verbalizó la madre de cuatro hijos adolescentes.

La confección del sancocho gigante era una de muchas otras atracciones con las que contó el evento.

Durante el festival hubo venta de comida y refrigerios, machinas para niños, frituras, artesanías, exhibición de maquinaria de uso agrícola, una mini granja, aves exóticas y productos frescos del país.

El agricultor Gilberto Cruz tenía a la venta frutas, vegetales y viandas cosechadas en su finca de Gurabo.

“Esta es la vida mía. Esto (la agricultura) no tiene comparación, genera mucha satisfacción el contacto con la naturaleza y puede ser una buena manera para ganarse la vida. Yo lo he hecho, aunque actualmente hay que moverse a vender a donde lo llamen”, comentó Cruz, quien exhortaba a los clientes a preferir los productos locales sobre los importados por su frescura y calidad.

Por otra parte, la Asociación de Aves Exóticas de Puerto Rico tenía en exhibición una muestra de aves que están permitidas y otras que están prohibidas en la Isla.

“Estamos impartiendo talleres educativos sobre lo que dicen las leyes y los reglamentos acerca de la tenencia de aves exóticas. Dentro de las legales tenemos las aves exóticas amazonas, las cacatúas, los pericos italianos y los guacamayos bolivianos. Mientras, entre las ilegales están la Cherry Head, Monik Parakeet, Dusky Lory, Red Lory y Rainbow Lory”, explicó el presidente de la asociación, Justo Rivera.

Además, Fausto Radaelli, de Carolina, exhibía y tenía a la venta animales de granja como conejos, patos, gallinas, burritos, puercos y cabras enanas.

Mientras, en el Teatro Municipal Maso Rivera se encontraba “la obra de arte religioso más alta de Puerto Rico”, según su creador Hiriam Ortiz. La obra titulada Alzaré mis ojos Salmo 121 mide 16 pies con seis pulgadas de alto y 15 pulgadas de ancho.

El cierre del festival estuvo amenizado por el Trío Los Condes, los Hermanos Sanabria, Arnaldo “el más querido” y Pirulo y la Tribu.