Hatillo. La bomba ¡ay, que rica es!

El repique de los panderos y los barriles resonaron ayer por toda la plaza pública de la Ciudad Ganadera en medio de la celebración de la cuarta edición del Festival de Bomba y Plena.

A cientos de puertorriqueños les subió el ritmo por los pies y por las calles del casco urbano se escuchaba el vacilón que llevaban los pleneros, vejigantes y cabezudos, quienes visitaron varios establecimientos locales donde formaron tremenda rumba.

En la plaza, el público pudo disfrutar de música, exhibiciones artesanales y varios talleres de bomba y plena, así como la confección de máscaras de vejigantes y cabezudos.

“El pueblo de Hatillo tiene la tradición de las máscaras y a través de este pequeño taller les mostramos un poco sobre nuestra tradición ponceña”, comentó el maestro artesano de cabezudos, Kenneth Meléndez Padilla.

Por su parte, el alcalde José “Chely” Rodríguez, destacó la importancia de mantener viva las tradiciones de antaño y poder exponerla ante las nuevas generaciones.

“Todo lo que hemos visto aquí son elementos sumamente importantes para la cultura de un pueblo. Es importante preservar estos elementos y nosotros lo hacemos a través de este tipo de actividades. Se trata de transmitir a estas personas jóvenes la cultura que nos ha definido”, dijo el alcalde.

Entrada la tarde, el grupo Tambores Calientes de Loíza, puso a gozar a los participantes con su fusión de bomba y rock.

Al mismo tiempo, el artista Noín Rivera plasmaba con rápidos trazos su apreciación del pegajoso ritmo en un obra creada en tarima.

Varios jóvenes también tuvieron su oportunidad de brillar frente al público, al competir en un concurso de bomba y plena.

Los estudiantes de la escuela superior Padre Aníbal Reyes Belén se llevaron el primer premio tras su presentación de pleneros y bailadoras.