“Yo sí soy un milagro. Por eso quisiera dar testimonio. La bacteria detuvo mis riñones, mi hígado y mis pulmones”.

Harold Daniel Torres Díaz, de 26 años, se refiere a la bacteria que le provocó leptospirosis, conocida como la enfermedad del orín de rata.

En su caso, está vivo para contarlo, pues cuando llegó al hospital por segunda vez tenía dificultad para respirar y la piel amarilla.

El miércoles antes del paso del huracán Irma, el joven atleta de lucha olímpica despertó con “fiebre, escalofríos, sudando y me tomé una Panadol”.

Al día siguiente tenía “el cuerpo corta’o, dolor de cabeza...”, pero aun así fue al recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico pensando que era un virus.

Ya esa tarde lo llevaron a un hospital en Cabo Rojo donde le diagnosticaron influenza. Mientras, seguía con diarreas y vómitos.

Así estuvo “hasta que (el sábado) me empezó un dolor insoportable en las piernas y no podía caminar”. 

El pasado martes, 19 de septiembre, antes del azote del huracán María, su madre le recomendó hacerse una prueba de sangre y las plaquetas salieron por el piso.

“Todo el mundo se asustó” y lo llevaron al hospital San Pablo en Bayamón. 

Ahí la historia fue diferente.

“Cuando me atiende el emergenciólogo tan pronto le dije que tengo dolor en las piernas, me dijo: ‘yo creo que tú lo que tienes es leptospirosis”. Estando hospitalizado le confirmaron el diagnóstico, dijo.

Cuando comenzó el tratamiento con antibióticos ya tenía dificultad para respirar, baja presión y “paro renal y no me podían dializar (por las plaquetas bajas)”, recordó.

Tras subirlo a intensivo lo intubaron. “Ahí se pidieron donaciones de sangre y plaquetas”, dijo quien recibió la ayuda de familiares y amigos.

Además de transfundirle sangre y plaquetas, le hicieron plasmaféresis (intercambio de plasma).

“Cuando me transfundieron sangre ahí fue que me asusté… Cuando miro al suero y veo sangre, uno dice, ‘wow, yo estoy bien mal, yo me estoy muriendo’. Eso me asustó mucho. También cuando vino un sacerdote y empiezan a rezar, yo dije, ‘a mí están desahuciando aquí’”, confesó.

Como parte de su experiencia, comentó que “a mí me resucitaron… Llegué a fallecer…”.

Sobre lo que recuerda, dijo que “los enfermeros y doctores fueron unos guerreros conmigo... Recuerdo un enfermero que fue bien bueno conmigo (Cintrón), y escuchar su voz: ‘Harold, yo estoy contigo’ y como que me levanté”.

Tras dos semanas en intensivo “al final (salí de la crisis), después de tantas oraciones. Tambien recé y pienso que las oraciones tienen mucho que ver y las ganas de vivir que tenía”.

Harold Daniel desconoce cómo contrajo la bacteria, pero semanas antes se bañó en un río en Bayamón, donde vive, y luego se trepó a un árbol y comió quenepas. “Admito que no tenía conciencia acerca de esto. Pudo haber sido en el río. Ahora mismo hay madres lavando ropa en el río y bañan allí a sus nenes. Imagínate que a un niño de dos años le dé leptospirosis. Imagínate que fue la quenepa. Yo se la di a mi abuelita. Imagínate una persona mayor con leptospirosis. Yo quiero crear conciencia”, aceptó al insistir en que “si te sientes mal, ve al médico”.

Él lo predijo

El presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico, Jorge Luis Santana, anticipó -hace varios meses- un aumento en casos de leptospirosis y se sostiene en que seguirán reportándose.

Y es que antes de la llegada de los huracanes Irma y María, el galeno ya sabía que “uno de los dos (padecimientos) nos iba a dar duro”.

Así, le anticipó a los miembros de la Sociedad que cada uno ellos, en las distintas regiones de Puerto Rico, “íbamos a ser esenciales para los hospitales y comunidades”.

Aunque por la falta de comunicación no ha podido hablar con más de 20 infectólogos, dijo que “a mi mejor entender, en Manatí (en el hospital que visita), en ese hospital solamente han habido cuatro casos sospechosos; incluso uno de ellos murió y el cuadro clínico era muy sugestivo a leptospira. Sé de otros casos, tanto en el hospital Pavía como en el hospital Auxilio Mutuo que también son sospechosos, por lo menos dos de ellos; y dos casos que salieron en Canóvanas y hay cuatro sospechosos”.

Aclaró que dice “sospechosos” porque en la clínica se le da un tratamiento al paciente “pero la confirmación se adjunta con una serología que, a veces, el resultado tarda en llegar cerca de dos semanas”.

Dijo no tener estadísticas de los casos confirmados porque quien las ofrece es el Departamento de Salud. Cuando se confirme, él sabe que van “a pasar de 10; pueden haber muchos más”. Hasta ahora, el gobernador Ricardo Rosselló estimó los casos sospechosos en ese número.

Sin embargo, el doctor mencionó que como la leptospirosis no se transmite de persona a persona “el riesgo de una epidemia a grande escala es mucho menor”.

Sí alertó que la gente “tiene que protegerse, no exponer membranas mucosas o cortaduras a todo lo que sea escombros o áreas ya inundadas donde están estos roedores”, que, aunque la bacteria a ellos no le hace nada, sí la pasan a reptiles y mamíferos, entre otros. 

Mencionó que Salud, en cuanto al tema de la leptospirosis, “tiene que dar un poquito más de orientación a las comunidades, ser más proactivo llevando información de lo que se puede esperar luego de un desastre como éste”.

Agregó que entiende que esa agencia, “por un lado está haciendo responsable en que no va a llamarnos a todos hasta que se certifiquen (los casos), pero por otro lado, creo que el mensaje que está dando es que no parece que hay un problema de leptospira cuando sabemos que sí el riesgo existe y que van a haber muchos casos que se van a documentar”.

Alertó que tras la exposición a la bacteria, los síntomas podrían manifestarse “desde el segundo día hasta el día 21 ó 24; o sea, cuatro semanas más tarde y estamos en ese período ya (luego del paso de María)”.

De igual forma, el infectólogo anticipó que se verán casos de dengue. “La gente tiene que empezar a botar esos escombros, botar todas esas aguas estancadas... a ponerse repelente como si estuviésemos en la época del chikungunya y del zika. Tenemos que protegernos de todo lo que sean vectores, limpieza de manos constante con alcohol, lavado en seco…”.

También sostuvo que la influenza nos afectará, “especialmente en los refugios donde todavía hay (más de 5,000 personas). Entiendo que debe haber un procedimiento que se sigue en todos esos refugios, de que las personas tengan sus medicamentos, sus vacunas al día… Ahora tenemos que meterle mano al sistema de salud porque podemos ver sorpresas en las próximas semanas”, advirtió.