A sólo minutos de haber enterrado a su mascota Brownie -el perrito que tuvo un inusual velorio en la Carrasco Funeral Home, en Ceiba- don Eusebio Carrasco, dueño del lugar, recibió la visita de un inspector de Salud Ambiental que le advirtió sobre las consecuencias que pudiera enfrentar al haber realizado el servicio fúnebre en unas instalaciones que están destinadas para despedir a seres humanos.

Según explicó don Eusebio a Primera Hora, al principio le “chocó” la visita, pero luego lo asumió con serenidad y está dispuesto a asumir responsabilidad si actuó en contra de la ley.

“Me visitó un señor del Departamento de Salud. El caballero fue bien profesional y amable... hizo su trabajo. (Él) me advirtió (que) el problema aquí es que tengo permiso para operar la funeraria pero no podía ser mascota”, expresó quien fue orientado por el director regional de Salud Ambienta, Pedro Rodríguez.

El argumento del funcionario está basado en el Reglamento General de Salud Ambiental 135 del 25 de noviembre de 2008, el cual es bien abarcador y en ningún momento contempla a las mascotas, por lo que se interpreta que no está permitido velar animales en el mismo lugar en el que se exponen restos humanos.

“Si está la ley no tenía conocimiento... y lo que suceda lo voy a enfrentar”, expresó don Eusebio.

Sobre el cuestionamiento que se hizo de los riesgos salubres en los que incurrió al no embalsamar a Brownie, se expresó su hijo, Marvel Carrasco, quien es el administrador de la funeraria.

“Se supone que para embalsamar se ponga una inyección arterial y un uso de drenaje por medio de la vena... pero no se hizo porque no se tenía el conocimiento al momento”, dijo Marvel, al agregar que su padre pensó que “podía mutilar al perrito” por lo que sólo le “echó formalina por encima”.

“El que sabe de la profesión sabe qué hay, que se haya hecho, como es superficial, el proceso de descomposición va a ocurrir”, agregó Marvel al indicar que “estamos dispuestos a verificar dónde se erró, en lo que fallamos, irnos por la ley y asumir la penalidad”.

Ambos destacaron que en “ningún momento” se actuó con malicia y “mucho menos por buscar rating”.

“Me han llegado comentarios que mi papá hizo esto por buscar pautas y eso no es cierto. Mi papá lleva 45 años en Ceiba y tiene una clientela establecida y lo respalda 100%”, dijo al añadir que aunque su papá nunca ha querido que se divulgue, son muchas las obras filantrópicas que hace anónimamente y que incluyen: ayudar económicamente en la rehabilitación de alcohólicos y adictos a drogas y donar los servicios funerales de todos los niños que fallecen en Ceiba y de las personas insolventes.

Por su parte, don Eusebio insistió en que su decisión fue un acto de amor y dolor.

“Ha sido bien difícil para mi la muerte de Brownie... los perros vienen siendo parte de nuestro núcleo familiar. Es como cuando dejas a un hijo en un cementerio. Anoche mismo miraba su toallita y hasta dejé su abanico prendido”, dijo triste.

En agenda la vista

Por su parte, Carlos Carazo, secretario auxiliar de Salud Ambiental, expresó a Primera Hora que el informe de hallazgos realizado durante la visita del inspector de la agencia a Carrasco Funeral Home aún no ha llegado a sus manos.

Explicó que en cuanto reciba el documento se lo entregará al personal de Asuntos Legales quienes evaluarán las posibles faltas al reglamento.

Destacó que el trámite de revisión demora un par de días y que don Eusebio pudiera ser citado para la vista administrativa entre martes o miércoles de la próxima semana.

A preguntas de este diario el funcionario insistió en que el funerario debió pedir una “dispensa especial” si tenía intención de exponer en capilla ardiente a su mascota.

También reiteró que tomar la decisión de velar mascotas en la misma funeraria donde se exponen restos humanos le quita “seriedad y solemnidad” al acto.

“Si una persona está velando un ser querido y en otra capilla se está velando a un perrito se pierde el ambiente de luto”, dijo.

“Si se quiere hacer se atiende el caso y se reglamenta... pero funeraria mixta no. Eso no cumple con el reglamento”, destacó.

Brownie’s memorial

Por su parte, don Eusebio aseguró que los incidentes ocurridos tras el velorio de su can -al que apreciaba como a un hijo- no han frenado sus planes de desarrollar una funeraria exclusiva para mascotas.

Al contrario, aseguró que desde ayer comenzó gestiones para conseguir los documentos requeridos para la institución fúnebre.

“Hoy (ayer) mismo estoy trabajando para reunirme con la oficina de los permisos y de las agencias que tengan que ver con el reglamento. Si no se puede en mi funeraria, busco otro lugar. Pero mi meta es tener la primera funeraria de mascotas en Puerto Rico. Nadie me va a detener... pero quiero irme por la ley”, expresó al indicar que desde ayer ha recibido múltiples llamadas, incluso desde Estados Unidos, para felicitarlo por la idea y conocer sobre qué incluiría el servicio.

Don Eusebio había adelantado a este diario que los precios de funerales de mascotas pudieran fluctuar entre $1,500 y $2,000 e incluirían el ataúd, las tarjetas de recordatorios y las meriendas tradicionales en las capillas. ¡Quién sabe y a lo mejor incluye biscuits para los perritos que asistan en solidaridad al funeral!

Sale al paso a críticas

De otra parte, el papá adoptivo de Brownie le salió al paso al presidente de la Cámara de Dueños de Funerarias de Puerto Rico, Jorge Lugo Ramírez, quien opinó que era una “falta de respeto a la industria” hacer un velorio de un perro en una funeraria.

“Creo que como profesional falló al decir eso... aquí no le faltamos el respeto a nadie. Es como si él tuviese un gallo de pelea o un caballo y quiera despedirlo. Pero ese es el problema de esa gente... por eso no van para ningún lado. Ellos lo que están es en una guerra de quién llega primero y quién se lleva al muerto. Acá en esta área (este) no somos así. Nos respetamos como colegas y compañeros. Ese señor metió la pata como la mete siempre en todo lo que hay... como lo hizo cuando lo del muerto para’o”, expresó.