Arecibo. “¡Ay, mi mamá, mi mamá!”.

Esas eran las expresiones que pronunciaban en medio del llanto que ahogaba a dos de las hijas de Glenda Millet Correa, quien ayer fue sepultada tras convertirse en la primera víctima de violencia de género este año.

Las hijas de Millet Correa tienen 10 y 12 años, mientras el varón tiene 17.

Las desgarradoras escenas tuvieron lugar en el cementerio El Tres, en Arecibo, donde también fue enterrado el sobrino de la mujer, Ángel Torres Correa, quien recibió la semana pasada impactos de bala mortales mientras intentaba defender a su tía.

Decenas de personas llegaron hasta el camposanto para despedir por última vez a Millet Correa y Torres Correa, quienes eran muy apreciados.

Los familiares del joven llevaban puestas unas camisas con la fotografía del muchacho.

Aunque la familia de Millet Correa no quiso dar declaraciones, Francisco Torres Cordero, tío del joven asesinado, accedió a hablar con este diario y describió a Ángel como “un buen amigo, sin vicios, solo se dedicaba a trabajar y ayudar a su familia”.

“Todo el que lo conoció lo apreciaba porque era una persona que se daba a querer. Era un muchacho ejemplar”, señaló.

Antes de la llegada al cementerio se ofreció un servicio religioso en la Funeraria Ramos, en Arecibo, en donde ambos féretros permanecieron cerrados.

La acechó para matarla

Millet Correa fue sorprendida por la muerte el pasado martes cuando regresaba a su residencia en el sector Marcos Soto, del barrio Tanamá, luego de haber solicitado una orden de protección en contra de Ismael Cordero López, de quien se había separado hace escasamente un mes.

Presuntamente, ese día el victimario se mantuvo escondido detrás de la casa del sobrino de la mujer y esperó a que esta entrara a la residencia para dispararle en la cabeza con un revólver calibre .38. El hombre también la emprendió contra su sobrino y luego se suicidó.

Torres Correa, quien intentó repeler la fatal agresión y recibió un disparo en la cabeza, murió en la madrugada del miércoles pasado, cuando fue declarado con muerte cerebral en el Centro Médico de Río Piedras.

No fue hasta el jueves que lo desconectaron del ventilador artificial que lo mantenía con vida.