El abuso sexual contra menores de edad es una situación que, entre otros factores, se vincula al "poder y control" del agresor, según destaca la sicóloga clínica Libna Sanjurjo, quien mencionó que los perpetradores seducen, coaccionan, amenazan, controlan, aíslan, y manipulan a los niños antes y durante sus ataques.

En el caso de los menores de edad, sus agresores "utilizan la violencia o amenazan con violencia para mantener el silencio de los niños", sostuvo Sanjurjo. Además, recordó que los estudiosos de la conducta humana han advertido que los ofensores sexuales son personas con alto potencial de reincidencia, por lo que suponen un riesgo latente para el resto de la sociedad, sobre todo para los menores de edad.

Por eso, herramientas que pueden ayudar a prevenir exponerse a estas personas, como el registro de ofensores sexuales sirven para ilustrar a cada ciudadano cuan cerca de su hogar viven personas sentenciadas por los citados delitos e incluso por violaciones u otras agresiones sexuales contra adultos, reconoció Sanjurjo.

Contrario a observaciones de años pasados, sobre limitadas visitas en línea al registro de ofensores en Puerto Rico, Heriberto Luna, director del Sistema de Información de Justicia Criminal (SIJC), aseguró que recientemente han observado un interés ciudadano creciente por consultar ese archivo cuyo mejoramiento y depuración es parte de un proyecto de prioridad en el Departamento de Justicia. La nueva página permite a los interesados solicitar avisos a sus correos electrónicos sobre ofensores que vivan a una, dos o tres millas de su dirección residencial.

Para Sanjurjo, mientras, es importante que madres solteras se orienten y busquen información de las personas que se les aproximan tras reconocer que se han producido casos de relaciones que culminan en graves agresiones, después que se entabló una relación con alguien con antecedentes de delitos sexuales quien, además, figuraba en el registró público de agresores, pero sus víctimas no lo sabían.

"Es importante que las personas se empapen, que busquen información. También es bueno que asuman su responsabilidad social y comunitaria líderes religiosos y pastores", adoptando políticas de prevención, precisó al recordar casos de agresores con liderazgo en iglesias o entidades deportivas.

Al respecto, destacó que, según Sussane Sgroi, quien ha realizado importantes estudios clínicos sobre estas personas, los agresores sexuales pueden caracterizarse como  individuos “Yo primero”, los cuales procuran satisfacer muchas necesidades y no únicamente sexuales.

 Para estas personas, por una variedad de razones, la relación sexual con un menor se siente segura, menos amenazante, demandante o menos problemática que una relación con un adulto porque hay posición de poder implícita.

Estas personas, además, perciben al mundo de manera hostil, a menudo dominan todas las decisiones familiares, pueden tener problemas de abuso de alcohol y suelen lucir ante los demás como callados o pocos asertivos.

Los perpetradores a menudo tratan de justificar y/o minimizar su conducta y frecuentemente se rehúsan a tomar responsabilidad por lo que le han hecho a los niños, agrega Sanjurjo tras reflexionar sobre estudios recientes en torno a estos agresores.

Explicó, además, que no todos los hombres que abusan sexualmente a los niños son pedófilos, aquellos con una fijación a niños/as para obtener gratificación sexual, porque los perpetradores pueden presentar características asociadas con personalidades sociópatas/antisociales o narcisistas.

Sanjurjo también comentó sobre las ofensoras, quienes, al igual que los masculinos, abusan sexualmente tanto de niñas como de niños. Dijo que las féminas han sido reportadas de actuar tanto independientemente o junto con perpetradores masculinos, y el daño que le causan al niño no es menor del que hace el agresor varón.

Cifras reveladoras

El SIJC, al presentar documentos del plan para cumplir con el Sex Offender Registration and Notification Act (Sorna, por sus siglas en inglés) citó expertos de la Universidad Carlos Albizu que estudiaron casos de agresores que cumplían condenas en prisiones estatales por la comisión de diversos delitos sexuales.

Según un estudio de 409 casos de ofensores sexuales que figuraban en el registro electrónico estatal de esos agresores, un 64% de esas personas también fueron atacadas sexualmente por un miembro cercano de su familia.

El estudio, realizado en 2005, establece que de ese grupo atacado por familiares, el 60.7% de sus agresores eran adultos, 18% fueron víctimas del padre y 17% del padrastro.

La información del estudio, en el que intervino entre otros expertos por el investigador Larry Alicea, figura en un documento del Departamento de Jusiticia, sometido como parte de trámites sobre el mejoramiento del Registro de Ofensores Sexuales.

El reporte, por otro lado, señala que en la población penal en 2005 del total de ofensores sexuales 47% estaba sentenciado por abuso sexual, 43% por actos lascivos y 6% por agresiones sexuales a su pareja marital. De todos los confinados por delitos sexuales, 42% vivía en áreas rurales y 34% en zonas urbanas. El 46% era reincidente, según datos provistos por el doctor Wilfredo Colón, adscrito al programa de salud mental del Departamento de Corrección y Rehabilitación.