Un grupo de 20 profesionales médicos viaja hoy a la vecina Haití, donde pasará la semana en la zona de Jeremie, comunidad que el huracán Matthew azotó con más agresividad el 4 de octubre pasado.

Los especialistas de la salud, que se movilizaron a Haití, llevan 6,000 libras de carga médica especializada para realizar toda clase de procedimientos médicos, según lo amerite cada situación. 

El grupo regresará el domingo entrante.

Todos los gastos de carga y transporte de esta segunda misión médica fueron subvencionados para la entidad “Unidos por Haití”, de la Fundación del Banco Popular de Puerto Rico (BPPR).

Juan Fernández, portavoz de la Alianza Puertorriqueña Solidaria con Haití, informó por escrito que sin el dinero que se recauda a través de la fundación del BPPR, las misiones serían imposibles de completar y exhortó a la personas a ser solidarios con estos hermanos caribeños.

Usted puede hacer los depósitos a la cuenta de Banco Popular #030-062705 o por ATH Móvil al 787-692-5052.

Fernández mencionó que de lograr el capital suficiente depende el envío del segundo cargamento llamado “Barcaza de la fe”, en la que esperan transportar todo lo recolectado en Rodi Moving en Carolina.

En Jeremie, al suroeste del país, las autoridades gubernamentales enterraron a las víctimas mortales del huracán en fosas comunes debido a que los cuerpos estaban empezando a descomponerse, confirmó Kedner Frenel, funcionario del gobierno central en la región de Grand'Anse.

El gobierno haitiano estimó en más de un millar los muertos por culpa de Mattew, que pasó en categoría 4.

El huracán, que ha generado la peor crisis humanitaria después del sismo de 2010, provocó el resurgimiento del cólera, por lo que en Jeremie, el Gobierno y Unicef iniciaron un programa de vacunación contra esta enfermedad que mató a casi 10,000 haitianos desde que surgió en el país en 2010, meses después del devastador terremoto que causó la muerte a unas 300,000 personas, un número similar de heridos y el desplazamiento de 1,5 millones.

Aún las calles de Puerto Príncipe son testigos de los varios miles de refugiados del terremoto que viven en precarias condiciones en casas de campaña.