Cataño - Con una mezcla de tranquilidad y resignación, los catañeses observaron durante la mañana de hoy, miércoles, el simulacro de un tsunami que, de haber sido real, habría destruido prácticamente todo el pueblo.

El municipio de Cataño es uno de los pueblos costeros de Puerto Rico que más amenazado estaría ante la eventualidad de un tsunami.

Si surge ese tipo de fenómeno, el 50% de toda la población de Cataño tendría que ser evacuada, tan pronto suenen las sirenas avisando el tsunami.

"Por la ubicación, según el plan, de los 28,140 habitantes tengo que desalojar el 50.3% del pueblo de Cataño y con la (población) flotante (la que entra y sale) casi se duplica dependiendo de la hora", dijo Jesús M. Padilla Caballero, director de la Oficina de Manejo de Emergencias en el pequeño municipio costero.

Sin embargo, durante el simulacro, no hubo prisa. Alrededor de la plaza de recreo, cuando se activaron las estruendosas sirenas, la vida continuó con normalidad en medio de una calurosa mañana.

En la sombra garantizada por los gazebos no se interrumpieron los juegos de dominó. Mientras, los pasajeros de los autobuses públicos se bajaron tranquilamente y siguieron hacia sus destinos sin detener el paso, ni alterar sus agendas.

"No (hubo sorpresa). Ya sabíamos por la televisión", sostuvo Héctor Colón Maldonado, mientras tertuliaba en la esquina de la plaza. "La gente en Cataño sabe", agregó.

Aparte de las autoridades que llevaron a cabo el simulacro Lantex, que consistió en un ejercicio para probar los sistemas de emergencias, los ciudadanos no tenían que participar.

El hecho de que nadie se sorprendiera fue interpretado en el pueblo como un reflejo de que los catañeses están bien atentos al tema de emergencias relacionadas con clima y el mar.

"Sí, ya estamos adiestrados. Estamos cerca de la playa y sabemos que en cualquier momento puede ocurrir un desastre como ese", comentó Ángel Rafael de León.

El hombre miró el mar desde la plaza y reconoció en tono pausado que le preocupa lo que pueda suceder en un lugar tan expuesto.

"De preocupar, preocupa, pero… qué podemos hacer en cuanto a la voluntad de aquel (Dios)", expresó.

Sin embargo, Blanca Rivera admitió que se eriza sólo de pensarlo, pero no está segura cómo reaccionaría.

"Yo no sé. Yo me trepo en el edificio más alto que encuentre", dijo Rivera, quien conversaba con Eddie Rosa cuando sonaron las alarmas.

En cambio, Rosa está claro: "Hay que alejarse de la costa, buscar un sitio alto y lejos de la costa. Aquí hay letreros por donde ubicarse. Siempre que voy en mi carro estoy pendiente".

Aún así, otros quisieran una frecuencia mayor en la orientación sobre tsunamis, como es el caso de Thalía Gómez Andino.

"Yo buscaría algo alto… A correr por ahí para bajo", afirmó. "Creo que sí se ha orientado, pero estaría bien que lo hicieran un poquito más para recordarlo", añadió.

Cuatro escuelas ubicadas en la costa de Cataño aprovecharon el simulacro para poner a prueba sus planes de emergencia. 

Padilla Caballero indicó que la escuela Francisco Oller desalojó a los estudiantes hasta un parque de béisbol, que sería el lugar de reunión en caso de un tsunami real.

Agencias de 50 naciones participaron del ejercicio, que simuló el impacto de un sismo de 8.5 grados en la costa norte de Panamá.

El objetivo del simulacro fue revisar los protocolos y sistemas de comunicación entre los centros de alerta y los puntos focales de alerta, como la Red Sísmica, la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (Aemead), el Servicio Nacional de Meteorología (NOAA) y el Sistema de Alerta de Emergencia (EAS).

Según la directora del Programa Caribeño de Alertas de Tsunami, Christa von Hillebrandt, durante los pasados 500 años más de 75 tsunamis han azotado las costas del Caribe, causando más de 3,000 muertes.