JUNCOS.  En medio de la crisis que vive Puerto Rico tras el impacto del huracán María, se tejen simultáneamente otras historias de necesidad como la que enfrenta “La Casa de Todos”, un hogar que acoge a niños maltratados y madres sobrevivientes de violencia doméstica que, además de sufrir serios daños estructurales, tiene en riesgo sus operaciones a falta de dinero para pagar la nómina de sus empleados.

“Dios no nos abandonará”, dice esperanzada Sor Carmen Carmona, directora ejecutiva del albergue fundado hace 36 años y que, actualmente socorre en un ambiente de amor, respeto y solidaridad a 23 niños entre tres y nueve años removidos de sus hogares y a seis mujeres que se recuperan del duro golpe de la violencia de género. 

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Hoy, a dos meses de celebrar otro año de un gran servicio, La Casa de Todos, no sólo enfrenta el escenario de haber perdido a causa del ciclón el techo que resguardaba el comedor y parte de los dormitorios de los niños, sino también el drama de no poder sufragar los cerca de $25,000 que se necesitan mensualmente para pagar el salario de sus 25 empleados. Entre éstos hay 11 cuidadoras, dos trabajadores sociales y tres cocineras.

“Los niños gracias a Dios están muy bien. Pero, sí algunas estructuras sufrieron daños y perdimos gabinetes de la cocina, alguna ropa, el área de estudio, y nuestro huerto casero, entre otras cosas. Pero, ¿sabes qué?, ahora mismo lo más que necesito es dinero para cubrir el pago de la próxima bisemana de los empleados. Honestamente, el dinero que tenemos no nos dará”, dijo preocupada la religiosa.

Destacó que el hogar se nutre de fondos legislativos, de propuestas de agencias gubernamentales – como el Departamento de la Familia y el Departamento de Justicia-, de asignaciones especiales de organizaciones como Fondos Unidos y de donaciones de empresas privadas.

“El asunto es que algunas de esas propuestas vencieron y otros contratos se firmaron pero el dinero está aguantado por lo que pasó (huracán)”, explica al urgir de la compasión y donativos de comerciantes, empresarios o ciudadanos que quieran ayudar económicamente.

“Cualquier ayuda es importante, hasta un dólar es bien recibido”, destaca quien, incluso, tuvo que vender uno de cuatro generadores eléctricos que tenía en el albergue para sufragar otros gastos importantes.

“Tomé la decisión y la vendí porque necesitábamos dinero en efectivo para comprar gasolina, alimentos a los niños y medicamentos”, dijo en referencia a que un puñado de los pequeños tuvo que ser asistido por médicos del Hospital Pediátrico de Centro Médico ante un inesperado brote de conjuntivitis.

Otras áreas en necesidad por cubrir incluyen también materiales y mano de obra para reconstruir el hogar -cuyos daños se estiman en $150,000- y suministros de agua y leche UHT.

Si usted está interesado en colaborar puede comunicarse al (787) 212-7147  o  depositando a la cuenta de Oriental Bank #3029822745.