Sheila Baxter viajó de San Francisco, California a Puerto Rico para vacacionar unos días sin imaginar que un imprevisto le daría el mayor susto de su vida.

El  martes, la mujer de 28 años fue acompañada por un grupo de turistas a una expedición en el área del río Tanamá, ofrecida por la compañía local Tanamá River Adventures.

Al llegar al lugar, todo parecía normal, el río estaba en su cauce, la temperatura era agradable y todos estaban listos para aventurar. 

“Fuimos a escalar cerca del río y entramos a una cueva hermosa”, comenzó contando la joven, que accedió a ser entrevistada vía telefónica.

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Pero en un abrir y cerrar de ojos, todo lo que era diversión se convirtió en incertidumbre.

“No pasaron ni tan siquiera veinte minutos de haber entrado a la cueva y cuando íbamos a regresar ya el río estaba crecido. Había crecido algunos pies. Intentamos cruzarlo pero la corriente era demasiado fuerte”, dijo sobre el suceso que tuvo lugar a eso de las 4:00 de la tarde.

Junto a ella había otras siete personas, entre estas, dos niños de ocho y cinco años. Un hombre fuerte y atlético, según describió, intentó cruzar el río pero no logró avanzar lo suficiente. Los dos guías le advirtieron que no lo hiciera, mientras llamaban a las autoridades.

Baxter aseguró no sentirse atemorizada en ningún momento y dijo que aquella escena le recordaba en ciertos aspectos al Río Misuri, el de mayor extensión en el territorio norteamericano.

"Pensé en el río Misuri, que es bien tumultuoso, con muchos remolinos y es bien peligroso”, manifestó.

Contó, además, que mientras esperaban a ser rescatados -evento que duró algunas seis horas-, ella y los demás acompañantes colocaron toallas en el suelo y con la comida que llevaban en sus mochilas improvisaron un área de picnic.

“Teníamos agua, refrigerios y también jugamos cartas”, comentó entre risas.

"Hubo un momento muy hermoso, ya cuando oscurecía, en el que todos nos acostamos en el suelo y miramos las estrellas. Todo estaba tan tranquilo y lleno de paz”, agregó.

Relató que ya pasadas las 8:00 de la noche, el grupo comenzó a ver y escuchar las luces y sirenas de otros equipos de rescates que se unían a los esfuerzos.

“Sentimos un gran alivio cuando vimos a uno de los rescatistas acercándose a nosotros”, señaló, al destacar el profesionalismo del personal que se presentó a la escena.

“Fueron muy, muy profesionales y estaban trabajando desde temprano para ayudarnos. Tomó mucho tiempo porque estaban buscando la manera de hacer el rescate sin poner en riesgo la vida de nadie”, sostuvo.

Elogió, además, a la pareja de guías turísticos, “que mantuvieron a todos calmados” e hicieron las gestiones necesarias para sacarlos de allí.

“Fueron excelentes en todo momento. Volvería de excursión con ellos”, dijo.

Trascendió que la repentina crecida del río fue debido a las operaciones de una represa que maneja la Autoridad de Energía Eléctrica cerca de esa área.