Sor Carmen González fue una rebelde con causa en Vieques
La monja, quien no responde a la visión estereotipada que se tiene de una religiosa, tiene un carácter jovial y un sentido de humor notable.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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“Yo le tengo obediencia a Dios y a la justicia también, pero cuando hay injusticia, entonces hay que desobedecer una ley inmoral y una cosa inmoral como era la situación de Vieques”.
De esta manera, sor Carmen González Arias, religiosa de la Orden de la Divina Providencia, explicó las razones que la impulsaron a hacer desobediencia civil, no en una, sino en tres ocasiones durante la campaña para sacar a la Marina de la Isla Nena.
La monja, quien no responde a la visión estereotipada que se tiene de una religiosa, tiene un carácter jovial y un sentido de humor notable.
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Usted es una reincidente.
Sí, porque decía trespassing.
¿Usted es una monja subversiva?
Seguro que sí. Yo protesté por el gasoducto también y, si tengo que acostarme en la pista del aeropuerto, también lo voy a hacer. Hay que defender lo de uno. Dios nos puso aquí por una razón, y esa razón es para que nos defendamos unos a otros y no permitamos el abuso. En paz, siempre en paz.
“Un subversivo es quien se rebela ante las cosas que no son justas para el bien común. En ese sentido se puede decir que Jesucristo fue subversivo”, precisó.
Sor Carmen explicó que desobedeció una ley inmoral porque “las tierras se obtuvieron de forma no adecuada, explotando al pueblo de Vieques, maltratando a su gente y alquilando ese terreno a otros ejércitos para que practicaran”.
La diócesis de Caguas planificó la participación que tendrían en Vieques, estableciendo un campamento.
“Usted sabe que el obispo Álvaro Corrada era especial en toda esta situación. Fuimos preparándonos. Hicimos un boletín explicándole al pueblo lo que era desobediencia civil”, detalló.
¿Qué los movía?
La injusticia que estaba ocurriendo porque la Marina estaba bombardeando, disparando a diestra y siniestra sin respetar al pueblo. Si a usted le pasan unos aviones, por encima a un pueblo, lleno de bombas y le disparan cerca de una escuela donde hay niños, eso va destruyendo la moral de un pueblo. Y sobre todo los niños. Además de la contaminación. Eran más importantes los pelícanos de la Florida que la población de Vieques.
La primera vez que sor Carmen retó a la Marina más poderosa del mundo fue el 4 de mayo de 1999. Su segundo arresto ocurrió el 4 de agosto de 2000, cuando entró al polígono de tiro en la profunda oscuridad de la noche, junto con un grupo de 31 mujeres. El tercer arresto fue en abril de 2001.
Esta vez la encadenaron de pies y manos.
“Se siente fatal estar encadenado. Yo tenía falda y la cadena me molestaba en los tobillos y así subí las escaleras de la federal”.
¿Qué siente un ser humano encadenado?
Ellos son los que están perdiendo. Yo estaba encadenada, pero era más libre que todos ellos porque yo estaba allí haciendo lo que yo quería por la libertad de Vieques. Estaba tranquila con mi conciencia.
Una magistrada federal la sentenció a tres meses de prisión por reincidir y afirmar que volvería a hacerlo.
“Yo dije en mi alocución que en cualquier momento iba a entrar a Vieques y, si tenía que hacer desobediencia civil, la hacía otra vez. Yo usé dos ejemplos: las veces en que Jesucristo desobedeció las leyes y las mujeres que, según el Viejo Testamento, desobedecieron al faraón que quería matar a los niños”, según le indicó a la magistrada.
Le expuso que, como hermana de la Orden de la Divina Providencia –cuyo fundador fue un obispo alemán que promulgaba la justicia social–, no podía quedarse con los brazos cruzados ante un abuso.
“Le dije: ‘Yo la invito a Vieques para que vea cómo viven los niños y le aseguro que se va a inhibir de todos los casos de desobediencia’”.