A casi dos semanas del paso del huracán María, se comienzan a apreciar señales de inicios de normalización de la rutina diaria en varios puntos de la zona metropolitana.

El principal atisbo es la reducción en las filas en las gasolineras.

Aunque no han desaparecido por completo, pero las líneas kilométricas de autos esperando por echar gasolina han comenzado a mermar.

En un recorrido por San Juan, Guaynabo y Bayamón se pudo observa un flujo más irregular con las filas de las personas que están a pie con sus contenedores, al igual que con el diesel, pues la falta de electricidad ha provocado que muchas personas sigan buscando combustible para generadores eléctricos.

Mientras, en los supermercados se sigue viendo más público de lo regular en las entradas, pero el tiempo de espera se ha reducido.

En cambio, el panorama no ha cambiado mucho en el caso de los bancos y cajeros automáticos, donde se observaron las filas más lentas y extensas.

Helión Rivera Collazo llegó hasta el cajero automático en el Banco Popular ubicado en la intersección de la avenida Roosevelt con la avenida de Diego en San Juan. Era el último de la extensa línea bajo el candente sol para hacer un pago, pero mantenía el mejor ánimo posible

“En esta vida hay que bregar con todo. Dios tiene un plan con nosotros. ¿Cuál? No sabemos. Lo que hay que hacer es dar gracias y preguntarnos qué podemos hacer para mejorar”, sostuvo Rivera Collazo.

Entretanto, en Bayamón, cientos de vehículos hacían fila en el complejo deportivo de Bayamón para llenar contenedores de agua.

Ciudadanos de diversos sectores aguantaban el calor dentro de sus vehículos por más de una hora para llevarse el líquido de los camiones cisterna ubicados frente al estadio Ramón Loubriel.

“Por lo menos el servicio es excelente”, afirmó Vivian Barbosa, quien ha hecho la fila tres veces desde el huracán. “Hay que hacerlo y somos muchos, pero está bien coordinado y ellos ayudan a uno”.