Naguabo.  ¿Qué extraña condición tendrá el teniente Gilberto Román Colón?

Desde el 2014  su cuerpo comenzó a sufrir unas transformaciones que iniciaron con un sarpullido y continuaron propagándose a través de sus piernas mediante manchas azuladas -parecidas a hematomas- y unos nódulos tumorales que al reventarse le ocasionan unas dolorosas úlceras que lo incapacitan.

Desde entonces,  el teniente, quien se desempeña como director del distrito policial de Naguabo, ha visitado múltiples especialistas que tras hacerle análisis de sangre y biopsias lo despachan sin un diagnóstico certero.

La incertidumbre lo agobia y la agonía parece eterna para el hombre de 51 años, que en un intento por aliviar los continuos malestares que lo tienen confinado en su hogar recurre a remedios caseros que le han recomendado personas que saben de su condición.

Los médicos, por su parte, no se atreven recetarle medicamentos para evitar empeorar su cuadro clínico.

“Lo único que tomo es ibuprofen”, dijo el teniente que lleva 31 años en la Uniformada para explicar que su sintomatología también incluye fiebres constantes.

De hecho, fueron los cuadros febriles las primeras señales de que algo andaba mal.

Rememoró que para abril del año pasado los nódulos -que comenzaron en sus muslos y se fueron corriendo de forma imparable hasta sus piernas- le incomodaban cuando se ponía el uniforme policiaco.

“Para ese tiempo tenía que ponerme las botas abiertas y el pantalón me rozaba tanto en las heridas que me dolía mucho, pero aun así seguía trabajando. Entonces, comenzaron las fiebres. Todos los días salía del trabajo con mucha fiebre”, expresó.

Ante el preocupante cuadro, visitó una dermatóloga, que ordenó que se hiciera una biopsia; la primera de cuatro que se ha hecho en los últimos 10 meses. 

“Ahí salieron ciertas cosas y la doctora tuvo confusión y me refirió para el Recinto de Ciencias Médicas para que analizaran mi caso”, dijo Román.

Tras la realización de nuevos análisis los médicos le advirtieron que los resultados eran compatibles con un linfoma cutáneo.

“Pero no estaban seguros porque es bien difícil de diagnosticar. La recomendación de Ciencias Médicas entonces es referirme al Centro de Cáncer del Auxilio Mutuo bajo el cuidado del doctor Fernando Cabanillas, especialista en el campo de hemato-oncología”, detalló.

De hecho, la veteranía de Cabanillas es precisamente en el estudio científico de los linfomas.

El teniente tuvo gran esperanza de encontrar respuestas en el Centro de Cáncer.

“Llegué a su oficina en octubre y, enseguida, me hizo una serie de pruebas de médula ósea y de CT- Scan para saber si había presencia de algo maligno en los huesos o en la sangre, pero todo salió negativo. Entonces, él me dijo que no podía darme un diagnóstico y me dijo que había que hacer otra biopsia, que me hicieron en diciembre, y salió el mismo resultado”, contó un poco frustrado el paciente al destacar que, mientras el tiempo pasa, su condición empeora y así lo denotan las llagas en su piel.

El último recurso del doctor Cabanillas ha sido enviar las muestras de la biopsia a un centro especializado en cáncer en Houston, para que oncólogos y patólogos de ese hospital las corroboren.

“Ahora mismo estamos en esa espera. Pero es bien desesperante”, dijo, tras aceptar que no le queda otra opción que aferrarse a la paciencia.

“Es una impotencia bien grande no saber qué tengo. No puedo trabajar, no puedo hacer nada. Después de llevar una vida productiva, de pronto me veo aquí… es muy fuerte”, dijo Román, quien cuenta con el apoyo de su esposa Ana Cortés,  también policía.

Actualmente, el teniente tiene el plan de la reforma de salud, el cual ha cubierto la mayoría de los estudios que se ha realizado.

Aun así el tratamiento natural al que se está sometiendo para calmar el ardor, picazón y malestar generalizado que siente a causa de su condición tiene que pagarse en efectivo. 

Lo mismo sucedió con los análisis que se enviaron a los Estados Unidos.

“Yo solo quiero saber qué tengo, antes que sea demasiado tarde y que lo que tengo llegue a la sangre o al hueso”, indicó preocupado.

En su afán por conocer el diagnóstico, el teniente les ha dicho a sus médicos que tiene un hijo sobreviviente de leucemia, una condición que podría ser  hereditaria.

También les mencionó que es nacido y criado en Vieques, isla municipio en la que la incidencia de cáncer es alta.

Los casos de cáncer en la Isla Nena se atribuyen a la presencia de contaminantes utilizados por la Marina estadounidense durante más de 60 años en el pueblo.

“Todo puede pasar… todo hay que analizarlo”, comentó.  

Aunque el teniente ha sido enfático en que no necesita ayuda económica -más por humildad que por otra cosa- sus compañeros de trabajo en el área de Naguabo se han desbordado en atenciones y ayudas para la familia, que por recomendación de amigos abrió una cuenta bancaria en el Banco Popular con el número 150319835.

luis.alcaladelolmo@gfrmedia.com

 dura prueba

 Los médicos que han atendido a Gilberto creen que sufre de linfoma cutáneo, pero no tienen certeza de ello, por lo que los análisis continúan.