Norma Burgos Vázquez fue de las primeras personas que llegó al refugio en la escuela Maestro Ladi en Vega Alta. Las paredes de su casa son en cemento pero el techo de madera y zinc. Los vientos de sobre 160 millas por hora del huracán María pueden destruirlo. 

Allí están las fotos familiares, los enseres, los muebles y muchas otras pertenencias de su cotidianidad. Lo más que Lamenta, sin embargo, son los libros. Los olvidó cuando salió de su casa al refugio.

"Están en una bolsa "heavy". Yo espero que resistan", dijo la mujer mientras comía en el comedor con su hija Daima Romero Burgos, de 31 años. 

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"Uno piensa que la vida de uno cabe en un bulto pero no es así" dijo, por su parte, Daima. 

Ellas daban por sentado que su propiedad sufriría algún tipo de daño, después de todo está ubicada cerca de la zona que cruzará el huracán. 

Dentro de todo tenían buen ánimo. Allí, en el refugio, estaban más seguras. "El dilema es escoger qué te traes y qué no. En mi caso tenía los libros pero los dejé. Se me olvidó", sostuvo Norma al precisar que estaba leyendo Soñando en Cubano de Cristina García.