Orocovis. En el corazón de la Isla, en medio del verdor y  clima fresquito, a solo pasos del Salto de Doña Juana hay una finca privada que, lejos de ser idílica, ahora parece que le cayó una bomba. 

Y es que en los terrenos  han talado árboles,  pelado un monte y hasta tirado los restos a una quebrada, cambiando su curso, para que los entusiastas de los vehículos todoterreno puedan correr a sus anchas.

Las alteraciones  incluyen la transformación de una ladera de varios pies -antes cubierta de vegetación- en pista de aceleración que, cuando llueve, ahora se convierte en un río de fango arrastrado por las escorrentías.

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Según vecinos del lugar, estas carreras provocan grandes problemas ambientales, como un aumento en la erosión de terreno que acaba acumulándose en los afluentes del río Toro Negro. 

Asimismo, a consecuencia de los cambios en el cauce de la quebrada, el agua está socavando los cimientos de una casa.

Una de las vecinas, quien habló bajo condición de anonimato por temor a represalias, dijo que el movimiento de terreno con maquinaria pesada se hizo cuando ella estaba de viaje.

Para su sorpresa, al regresar se topó con que una gran cantidad de árboles fueron depositados en la quebrada, entorpeciendo su paso natural.

“Han deforestado toda esa área. Ahora me han  tirado ese monte encima. Han hecho este terraplén y han cambiado el cauce del agua y ahora  lo que está haciendo es que el agua se está metiendo más y más para acá. De hecho, me ha socavado  esa parte de mi casa que puede terminar en la quebrada si sigue, porque el agua busca por dónde correr. Ellos han tapado eso allí”, censuró la mujer.

“Esta es un área que se clasificó como ‘Suelo Rústico Protegido’. Se supone que ningún proyecto así se dé sin que se  haga un estudio ambiental. Hay todo un reglamento al respecto. De hecho, cuando ellos (los dueños de la finca) postearon ese letrero de las lotificaciones  yo sometí un documento... con todas las violaciones que están  haciendo contra la ley y contra permisos”, dijo.

Otro de los vecinos describió la situación cada vez que hay carreras de four tracks  como un escenario de guerra. 

“Esto es un edén, un paraíso. Pero, de repente los  sábados y los domingos es como estar en Vietnam”, lamentó mirando los imponentes montes verdes que hay del otro lado y que son hábitat para especies endémicas en peligro de extinción como la culebra de cuatro patas y el guaraguao.

Incluso, en ocasiones, tras las actividades de vehículos 4x4 en la finca, los vecinos han visto manchas de aceite en el agua de la quebrada.

Otro aspecto que preocupa a los vecinos es el aumento en el tráfico sobre los puentes cercanos de la carretera PR-149, donde hay letreros que advierten que no se permite más de cierta cantidad de peso.

“Con el constante pasar de estos vehículos cada vez que hacen carreras, la carretera tiene que soportar unas vibraciones mayores a lo que pueden soportar; podríamos quedar incomunicados”, fue la advertencia.

Aunque el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) es el llamado a velar para que no se violen las leyes  y,  según documentos oficiales, han detenido las lotificaciones del terreno, el inspector que fue a atender dos querellas presentadas el 31 de marzo y el 21 de abril de 2015, respectivamente, no vio “nada irregular” en la finca.

“Nos dijeron que no hubo movimiento como tal”, afirmó el comisionado del Cuerpo de Vigilantes del DRNA, Ángel Cruz.

¿No hubo remoción de tierra, corte de árboles, cambio en el cauce de la quebrada, sedimentación?

Eso es así.

Sin embargo, el funcionario dijo que desconocían sobre el cambio en el cauce de la quebrada y el resto de las denuncias hechas por los vecinos, por lo que “continuarán monitoreando” el lugar.

Cabe señalar que un vídeo promocionando una actividad a finales de marzo tiene escenas de los vehículos al lado de árboles en el suelo.

No ve nada malo

 La finca es conocida como Puerco Suelto   porque  los días de actividades engrasan un cerdo, lo liberan en un área designada y la gente se  tira a correr detrás del animal; el que lo agarre se lo lleva para su casa.

Para los vecinos que tienen que soportar los chillidos de los cerdos taladrándoles los oídos  se trata de un acto de tortura.

En medio de todas estas alegaciones, el  dueño de la finca, Joel Domínguez Figueroa, dijo que sus actividades fomentaban la deprimida economía del centro de la Isla y que  su propósito es ayudar a la unidad familiar. 

A su juicio está haciendo nada ilegal ni incorrecto  por talar árboles.

Asimismo, negó que el circuito de los four tracks estuviese dañando la quebrada o que hubiese derrame de aceite como alegan los vecinos.

Sobre la práctica de perseguir los cerdos, Domínguez afirmó que se trata de una tradición de las fiestas patronales de antaño y que su aportación es  rescatar esa práctica.

“Los negocios del área montañosa están flojos, esto es para poner unos chavitos extra... Estas actividades mueven mucho grupos a nivel Isla y la familia viene a compartir y ven las bellezas naturales”, alegó en entrevista telefónica.

“De la pista a la quebrada más cercana hay cerca de 500 pies de distancia. El trayecto es bien largo... Todo se ha hecho  por los reglamentos. Hay vecinos que no entienden que el área tiene que crecer y es una manera de dar empleo”, afirmó Domínguez. 

Al cierre de esta edición no fue posible corroborar con la Oficina de Gerencia y Permisos (OGP) si la finca tiene los suyos al día.

Por otro lado, los documentos oficiales relacionados a permisos del DRNA quien los proveyó fue la Junta de Planificación, donde se le ordena a los dueños de la finca detallar los cuerpos de agua que discurren por allí y se les advierte  que, precisamente, no pueden tumbar árboles.