Aumentarle el salario mínimo a los trabajadores boricuas, por lo menos a aquellos  que laboran en las grandes cadenas comerciales, ¿será bueno o será malo para la economía de Puerto Rico?

¿Qué tal si el mínimo lo suben para beneficiar a todos los trabajadores de la Isla?

El ex gobernador Aníbal Acevedo Vilá lanzó la  semana pasada  una propuesta para elevar a $10 el salario mínimo de los que trabajaban en las cadenas multinacionales del sector de venta  al detal y restaurantes.

El senador Cirilo Tirado, días después, presentó un proyecto de ley para un alza en dos fases  -para un periodo de diez años-, que iniciaría con un aumento a $8.80 en los negocios con ingresos brutos de más de $1 millón. El salario incrementaría a $15 al llegar el 2024.

La segunda fase beneficiaría a los que trabajan en las empresas con ingresos brutos menores a los $500 mil.

El ex gobernador entiende que  contrario a los pequeños y medianos comerciantes, las grandes empresas no tendrán ningún problema en aumentar en salario mínimo en la Puerto Rico.

Planteó incluso que el gobierno puede legislar el alza y que se puede iniciar un diálogo con la industria para que “de forma creativa” se le alivie la carga contributiva a los que ofrezcan salarios más altos que el mínimo y le otorguen otros  beneficios a los empleados,  tales como un seguro médico.

Las compañías que aumentarían el salario mínimo serían aquellas con ventas brutas anuales de más de $100 millones.

La idea detrás de esa política es que trabajadores con  más dinero en sus bolsillos compren más y que el Estado termine recibiendo más contribuciones.

¿Suena bien? Economistas consultados por Primera Hora expresaron opiniones distintas.

“Ese es el tipo de cosas que nos ha llevado al desastre”, dijo  el economista Elías Gutiérrez.

Gutiérrez afirmó que el salario mínimo “no es el salario mínimo”, porque el mismo opera  como la quilla de un bote, que cuando sube, sube el bote completo. En otras palabras, que si que se sube el   mínimo, por rebote subirán los demás salarios.

Gutiérrez señaló que con un alza en el salario mínimo, la  demanda por  trabajadores  dispuestos a laborar en la economía informal, o en el chiripeo, va a crecer  porque éstos cobrarían menos.

“¿Cómo diablos vamos a subir el precio de la mano de obra, para que el sector productivo se vea obligado a absorber menos mano de obra, cuando ese es precisamente el problema que tenemos?”, dijo el economista, quien catalogó de “falso” que  la economía boricua se beneficie con el salario mínimo más alto.

“Aquí tenemos una economía tan abierta que dinero que cae en las manos del consumidor es dinero que se convierte en importaciones. Ese dinero se va inmediatamente de aquí”, expuso.

Gutiérrez entiende  que la propuesta del ex gobernador es populista, que es el tipo de sugerencia que lo que busca es ganar el favor electoral.

¿Pero no es cierto que las grandes cadenas pueden pagar un salario más alto…?

Estarías discriminando contra esas tiendas y quienes van a terminar pagando por todo esto  son los trabajadores, que  se van a quedar con menos horas trabajadas.

La economista Marta Quiñones tampoco estuvo de acuerdo con la propuesta del  ex mandatario, pero por otras razones. Ella prefiere que  el aumento al   salario mínimo se le haga extensivo  a todos los trabajadores, independientemente de dónde laboren.

Sostuvo que sería discriminatorio aprobar legislación de otra manera y que para no  afectar negativamente al mediano y pequeño comerciante  lo que hay que hacer es darles a ellos los  subsidios que ahora reciben las grandes empresas.

Esos subsidios son mayormente de nómina.

¿Aguanta la economía de Puerto Rico un aumento en el salario mínimo, o eso solo lo aguanta una economía fuerte como la Estados Unidos?

“No lo soporta necesariamente de primera intención, pero  si los subsidios del gobierno pasan a los pequeños y medianos comerciantes, estos pueden  aguantar el empuje. Si tú le das más efectivo a la gente, va a  aumentar el consumo”, insistió la economista.

Quiñones indicó que el presidente Barack Obama está diciendo eso mismo: que a los ciudadanos hay que darles más dinero para que puedan consumir.

Si en Puerto Rico no se da ese paso, Quiñones dijo que se le estaría  quitando a muchos puertorriqueños  la posibilidad de comprar y eso va a  contraer  más la economía.

La economía de Puerto Rico, en estos momentos,  está  débil y los boricuas están cuidando al máximo cada peso. Eso, según la economista, lo que está  provocando  es que mucha gente  compre productos extranjeros, porque son más baratos.

Con un aumento en el salario mínimo, los consumidores podrían auspiciar inclusive  industrias como la de entretenimiento, “darse unos pequeños lujos” que hace tiempo abandonaron.

Puerto Rico tuvo su propio sistema de salario mínimo hace muchos años.  Los aumentos de sueldo se regulaban, entonces,  de acuerdo con la realidad de cada sector económico.

“Politiqueamos con la Junta de Salario Mínimo... Aplicamos el salario mínimo en la agricultura y ahora nadie quiere trabajar en la agricultura. (En ese sector) también trataron de pagar menos y trajeron por cientos a trabajadores dominicanos para recoger el café”, rememoró Gutiérrez.

El gobernador de Nueva York quiere pagar un mínimo de $15 la hora. Se va a ir mucha gente de aquí para allá…

“Qué van a hacer, si aquí no consiguen trabajo. Así es que funciona la economía norteamericana, a la que nosotros pertenecemos”, reaccionó Gutiérrez, tras plantear que en los Estados Unidos y en la Unión Europea las personas van a donde el trabajo “fluya”.

Gutiérrez acotó que Puerto Rico tendría “que sufrir” un alza en el salario mínimo si el gobierno de los Estados Unidos lo aprueba para todos sus ciudadanos. Dijo que lo que el  gobierno de la Isla  tiene que hacer es  recordarle al Congreso  que el salario  mínimo federal no aplica aquí  para nadie.