“S.O.S. PLAYITA NECESITA AGUA. COMIDA. S.O.S.” es el mensaje escrito en un pedazo de tela blanca que fue colgada en el puente peatonal de la avenida Román Baldorioty de Castro, en San Juan, que conecta al residencial Luis Lloréns Torres con la barriada Playita. ¿Devastador, verdad?

Precisamente, este llamado de auxilio por un bocado de comida fue lo que motivo al chef Isaías Feliz Martínez –un joven que vive en el residencial– a ponerse el delantal e ingeniar con los escombros dejados por el huracán María un fogón en el que pudiera confeccionar alimentos para los vecinos de la comunidad aledaña a la suya.

“Cuando vi el letrero llegué rápido a casa, cogí la compra que había en los gabinetes y le dije a mi novia:  ‘no podemos quedarnos así, tenemos que cocinarles’. Enseguida los vecinos del residencial  se unieron y empezaron a darme lo que tenían en sus casas: arroz, habichuelas, salsa, corned beef, salchichas…”, cuenta el joven de 24 años.

Ante la falta de electricidad, improvisó una cocina con planchas de zinc, madera de árboles caídos, parrillas de neveras inservibles y hasta con antenas de cablevisión.

(barbara.figueroa@primerahora.com)
(barbara.figueroa@primerahora.com)

Isaías –quien también es damnificado pues su apartamento se inundó y perdió parte del mobiliario de su humilde hogar– no ha descansado desde aquella tarde del 26 de septiembre cuando llevó por primera vez comida caliente a la gente de Playita, donde el ciclón causó estragos y dejó sin techo a muchas familias.

“Todavía aquello estaba inundado. Había viejitos encamados que no habían comido. Muchos niños que no habían probado alimentos. Te lo digo y me dan ganas de llorar porque yo soy padre. Y en este tipo de escenario los nenes no entienden lo que está pasando. Ellos no pueden aguantarse el hambre como un adulto con dos galletas y una taza de café”, dice aún conmovido quien todos los días –de 2:00 a 3:00 de la tarde– sirve entre 75 y 100 almuerzos en la comunidad. Los suministros para poder cocinar los recibe de donaciones que le han hecho llegar samaritanos que han conocido sobre su gestión. A la solidaria faena también se le han unido otros chefs, como Jean Martínez y Arturo Geigel, quienes supieron sobre la iniciativa a través de un mensaje en Facebook que publicó Isaías y en el que solicitaba ayuda de otros cocineros del patio.

(Suministrada)
(Suministrada)

“Me aparecí una tarde a ayudar porque yo sé que Isaías hace las cosas de corazón. Lo conozco hace años, desde que trabajamos en La Piccola Fontana (en San Juan). Yo trabajaba en la cocina y el era el ‘dish’ (lavaplatos). Y él siempre estaba buscando aprender, quería cocinar. Hasta que un día el restaurante estaba bien lleno y le dije que nos ayudara en el “garde manger” que es el área de las ensaladas frías y éste le metió bien sólido. Me acuerdo que   le dije: ‘Isaías, desde hoy me aseguraré que no vuelvas a lavar un plato en tu vida’. Y así ha sido. Hemos compartido turnos en las cocinas de restaurantes de varios hoteles”, cuenta Jean.

(barbara.figueroa@primerahora.com)
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Ambos, cuenta, perdieron el trabajo tras el paso del huracán. Laboraban en el restaurante Nonna, el cual tiene proyecciones de reabrir en seis meses. Aun así, nada los desanima.

“Pero el hecho de perder el trabajo no me quita las ganas de seguir cocinando para mi gente. Al contrario, se me olvida todo lo que pudiera estar pasando cuando llego a Playita y veo las caras de tanta gente agradecida cuando les damos un plato de comida… y es que a mí alguien me dijo una vez: ‘si tú no vives para servir, tú no sirves para vivir’. Y así es. En este momento de emergencia que vive Puerto Rico, debemos dejar a un lado los ideales políticos, religiosos y los que sean, y trabajar por un solo norte: ayudar a la gente en necesidad. Al final, también seremos bendecidos”, cuenta el muchacho.

Para continuar con esta labor, Isaías necesita ayuda. Si usted quiere colaborar, donando alimentos enlatados y agua, puede contactarlo a través de su página de Facebook: Izaiaz Felix F Martinez.