Desde las 6:00 p.m. del próximo 28 de enero, cientos de voluntarios se esparcirán por los rincones del archipiélago de Puerto Rico durante 24 horas, con el fin de entrevistar al mayor número posible de personas sin techo y generar una radiografía actualizada de esta población.

De acuerdo a Rigel Lugo, secretaria auxiliar del Departamento de la Familia (DF), el “Conteo de personas sin hogar 2015” es un requisito del Departamento de Vivienda federal (HUD), que se realiza cada dos años para obtener datos sobre quiénes son las personas sin hogar y por qué subsisten en la calle, así como las condiciones en que viven.

“El conteo nos permite ver dónde están las personas ubicadas, las condiciones de salud que tienen. Esto es importante para el país, porque como único podemos resolver la situación es teniendo las herramientas”, manifestó, por su parte, Belinda Hill, directora ejecutiva de la entidad de ayuda y albergue para mujeres con adicción Solo Por Hoy.

Los datos que se recopilan mediante entrevistas breves a las personas sin techo se manejan de forma confidencial y se utilizan para redirigir fondos y formular el plan de trabajo para servir a esta población “muchas veces invisible”, expuso, entretanto, Doris Quiñones, directora del programa Estancia Corazón.

Quiñones, Hill, Lugo y Liz Mónica Lamboy, directora ejecutiva del DF, son parte del equipo que lidera la logística de este operativo, que requiere reclutar, adiestrar y enviar a la calle a 1,000 voluntarios para completar el conteo.

“El voluntariado es diverso. Vienen, sobre todo, de las organizaciones que trabajan con la población de personas sin hogar, como de las agencias que colaboran con el conteo. Pero también invitamos a la ciudadanía en general y vienen personas que no están afiliadas a ninguna organización ni agencia”, indicó Lugo, quien precisó que en el adiestramiento realizado en el Museo de Vida Silvestre de San Juan el pasado jueves, acudieron unos 500 voluntarios, que participaron de sesiones de adiestramiento de tres horas.

Ese personal se ocupará del conteo en la mitad norte el país, mientras que una cantidad similar de personas hará lo propio en la mitad sur, incluidas las islas municipio de Vieques y Culebra.

En el adiestramiento, se orienta a los contadores sobre cómo administrar el cuestionario a las personas sin techo, cómo hacer las entrevistas -que no deben superar los ocho minutos-, qué vestimenta deben llevar y qué actitudes y acercamientos son las apropiados.

“Ninguna persona nueva sale sola. Sale con alguien adiestrado. Pero también se les enseña a cómo removerse de situaciones (de tensión o peligro). Todos los mecanismos y herramientas están establecidos de antemano”, sostuvo Hill.

El acercamiento requiere además que el voluntario se comporte con empatía y respeto, sin juzgar, sin regañar.

“El objetivo es que se respete el proceso de la persona sin hogar. Es un diálogo para poder identificar sus necesidades e incidir en la política pública y los servicios que existen”, añadió Quiñones.

 Aunque la misión del conteo no es intervenir ni imponer servicios, en caso de detectar una emergencia, como que uno de los entrevistados requiera ayuda médica con urgencia, se coordina la atención, agregó Hill.

El ejercicio no es meramente por cumplir con HUD y asegurar la continuidad de fondos federales, también tiene efectos casi inmediatos en los servicios que recibe la población deambulante, en cómo operan las agencias llamadas a darles servicios y en los recursos disponibles para las entidades sin fines de lucro y de base comunitaria, aseguraron las entrevistadas.

“En el conteo anterior, participó la secretaria de la Familia (Idalia Colón) y se percató de que muchas de las personas sin techo no recibían los beneficios del PAN (Programa de Asistencia Nutricional), como tienen derecho”, recordó Lugo.

“Un efecto concreto y casi inmediato fue que se enmendó el reglamento para facilitar el acceso del beneficio a las personas sin hogar”, subrayó.

Así, se derribaron trabas burocráticas como que, por ejemplo, se requiriera una dirección para recibir correspondencia o documentos de identidad que muchos desamparados no tienen.

Otro resultado fue identificar que había más mujeres sin techo, no necesariamente con problemas de adicción, y poder redirigir fondos a iniciativas que atendieran esa población.

“A las mujeres no las vas a ver necesariamente caminando por ahí o en lugares públicos, por la cuestión de seguridad”, explicó Quiñones.

“Hemos estado redirigiendo recursos a la población femenina, que está en aumento, cuando los recursos, por el perfil típico, están mayormente dirigidos a los hombres sin hogar y con problemas de adicción”, agregó Lugo.

Después del conteo, el DF espera generar un primer análisis para marzo y presentar la radiografía completa en abril.

En un conteo realizado en el 2011, la cantidad de personas sin hogar en 54 municipios no metropolitanos fue de 986, cifra que ascendió a 1,654 para el año 2013. En ese momento se estimó que la cifra se triplicaría si se realizara un censo en los 78 pueblos de la Isla.