Durante años se ha hablado del impacto ecológico y a la salud que tendría un proyecto de dragado en el caño Martín Peña, en San Juan, una de las iniciativas de rehabilitación ambiental más importantes de Puerto Rico, pues restaurarían más de 700 acres del fondo de la laguna San José y se resolvería el problema de flujo hidráulico que actualmente pone en riesgo la seguridad pública de los 27,000 residentes de las ocho comunidades aledañas al caño.

Sin embargo, hay varias preocupaciones relevantes al plan que se tienen que resolver y que incluye cuál sería la estrategia utilizada para disponer de los sedimentos y basura que se obtengan cuando se limpie el cuerpo de agua. Además, como parte del proceso, unas 600 familias tendrían que ser realojadas del que ha sido su hogar por décadas y, en el ínterin, los miembros de los otros hogares tendrían que lidiar temporalmente con algunos efectos del proceso de dragado, como son los ruidos, los olores objetables y la posibilidad de que las vibraciones de las excavaciones afecten la estabilidad estructural de sus viviendas. Algunos eventos turísticos y deportivos, como la pesca, también tendrían un receso parcial.

Primera Hora conversó con Lyvia Rodríguez, directora ejecutiva de la Corporación del Proyecto Enlace, y los biólogos de la firma PBS&J, quienes tienen la responsabilidad de realizar un estudio de viabilidad sobre la obra y en el que deben entregar una declaración de impacto ambiental que se les presentará a las agencias estatales y federales, incluyendo el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos. El informe preliminar debe estar listo para el verano, pues sólo así se garantizarían los $150 millones que en el 2007 el Congreso autorizó para el dragado y la rehabilitación ambiental del caño.

“Los hallazgos preliminares de ese estudio son los que vamos a entregar y son de suma importancia porque vamos a demostrar que la laguna San José está en peores condiciones de lo que nadie se había imaginado y que urge mejorar la ecología y el hábitat del cuerpo de agua”, expresó el doctor David Tomasko, experimentado científico ambiental y senior de la División de Recursos de Agua de PBS&J.

El biólogo dijo que actualmente la laguna -cuya agua está altamente contaminada, según el índice de Calidad de 2009-, tiene un exceso de salinidad en su fondo que provoca un problema de oxigenación y de proliferación de especies vivas en el lugar. “No hay nada vivo en el fondo de la laguna, sólo bacterias”, agregó el científico que comparó la situación de la laguna San José con las aguas turbias que desembocan en el Golfo de México, donde el sedimento se deposita para formar el delta del río Misisipi. “La situación es tan crítica allí que le dicen la zona muerta”, agregó para ejemplificar la gravedad del asunto en la Isla.

La solución definitiva es el dragado y sus beneficios, según explicó, por su parte, el biólogo boricua Francisco Pérez, quien está convencido de que dicha acción redundarán en mayor biodiversidad en el área, así como en la calidad de vida de los vecinos del lugar.

“Se potenciaría el contacto humano directo con el agua, que actualmente está restringido, y el desarrollo económico comunitario al fomentar la pesca y otras actividades turísticas y ecoturísticas. Además, se mejoraría la calidad del agua potable y se resolvería el problema de inundaciones en las comunidades”, indicó Pérez y agregó que actualmente la laguna se tarda 16 días en intercambiar su agua con el mar pero, luego del dragado, ese proceso se reducirá a tres días.

Pero, ¿qué proponen para resolver el asunto de realojo de familias y la disposición de sedimentos obtenidos en el dragado?

El primer punto está en discusión con los líderes de las comunidades, quienes ya delinean un plan para reubicar a las personas. “La mayoría quieren que se les garantice que se quedarán en el área y la Corporación y los líderes comunitarios hemos mantenido ese pacto con ellos siempre que las condiciones lo permitan y reconociendo que el área geográfica es altamente poblada y con poco espacio disponible para construcción”, expresó Mario Nuñez, líder comunitario, quien dijo que se están identificando fondos para adquirir tierras.

Aun con la incertidumbre que presupone salir de sus hogares, Núñez aseguró que, por consenso, los miles de residentes del área son conscientes de que el dragado “es necesario y es un proyecto de país que tendrá un impacto ecológico importante”.

En cuanto a los sedimentos, los biólogos de PBS&J dijeron que se exploran varias alternativas toda vez que se prevé que la disposición del material extraído del fondo de la laguna será de unas 800,000 yardas cúbicas.

“Estamos hablando que sería como 70,000 camiones removiendo material para llevarla, por ejemplo, a un vertedero, si se optara por esa disposición. Pero la realidad es que esa alternativa no es viable porque el material que se extrae es semisólido y sólo hay tres vertederos (Ponce, Yauco y Guayanilla) que cogen ese tipo de material y esa cantidad los llenaría de inmediato”, expresó Pérez, a quien lo convence más utilizar el sedimento para rellenar unas depresiones (excavaciones) artificiales que hay en el estuario de San Juan.

“Se rellenaría a 17 pies de profundidad y habría un impacto localizado y temporal en esas áreas, siguiendo los criterios científicos y ambientales”, agregó Pérez, quien aclaró que bajo ningún concepto se echaría basura en esos huecos. Se estima que el 10% del material extraído de la laguna San José sea basura, tal como neveras, gomas, plástico, entre otras cosas que sí se estarían llevando a vertederos.

“Lo importante es que los hallazgos de este estudio provoquen una política pública para que se asignen fondos para continuar con el plan”, expresó, por su parte, la directora del Proyecto Enlace, quien hizo hincapié en la importancia de que la iniciativa del dragado tenga el apoyo del presidente Barack Obama, ya que es uno de cuatro proyectos que se incluyó recientemente en su presupuesto para el año fiscal 2012, en la categoría de investigaciones generales.