Vieques es una islita situada frente a la costa este de Puerto Rico, en los límites del Caribe, un lugar asombroso de tan sólo 35 kilómetros de largo y 6 de ancho, y con un turismo relativamente reducido, aunque constante durante casi todo el año, gracias a su clima tropical. 

Sin embargo, un buen día fue elegida por EE.UU. para establecer allí una base de la Marina de Guerra. Así, desde 1941 fue utilizada por el Ejército estadounidense para realizar ejercicios militares y probar allí bombas, misiles y otras armas. 

En 2003, y después de años de protestas y actos de desobediencia civil por parte de la ciudadanía puertorriqueña, la Marina estadounidense por fin abandonó la isla. 

El detonante fue la muerte, en 1999, del puertorriqueño David Sanes, que trabajaba como empleado civil en la base, a causa del lanzamiento de una bomba que EE.UU. atribuyó a un error. 

Entre las mejores playas del mundo

Desde hace varios años, las playas del Vieques aparecen recurrentemente en las listas de las mejores playas del mundo, y una de las favoritas en el Caribe. "El turismo ha aumentado mucho porque ahora las playas las tenemos nosotros; somos nosotros los que nos encargamos de ellas", explica a Efe el alcalde de Vieques, Víctor Emeric, un maestro retirado nacido y criado en la también llamada Isla Nena, tal y como la bautizó el poeta local Luis Lloréns Torres en una de sus poesías. 

En 2013 por primera vez en la historia la Autoridad puertorriqueña de Transporte Marítimo -a cargo del transporte a la pequeña isla por ferry desde la isla principal de Puerto Rico- contabilizó más de 1,2 millones de visitantes, una cifra que jamás se había alcanzado. Cuando estaba la Marina, las visitas rondaba el medio millón de personas al año. 

El líder municipal se siente "satisfecho" con este incremento, pero está convencido de que se podría explotar mucho más turísticamente. 

De hecho, en esta isla municipio, que también sufre los estragos de la recesión económica que afecta a todo Puerto Rico, sólo están operativas tres de las once lanchas con que cuentan las autoridades para conectar ambos territorios. 

Las autoridades locales piden al Gobierno de Puerto Rico un mayor esfuerzo de promoción turística de la isla, aunque muchos puertorriqueños prefieren que se mantenga así, con un turismo relativamente bajo, que mantenga el tinte paradisiaco que inunda la isla. 

"Si el servicio de lancha mejorara, tendríamos un desarrollo turístico mejor", opina Emeric, quien se queja que en las campañas electorales los candidatos siempre proponen ayudar a Vieques, "pero después nos olvidan". 

Por el momento, una veintena de experimentados ingenieros de la Guardia Nacional de Puerto Rico trabaja en una masiva restauración en el área norte de la isla, donde se está trabajado en un proyecto ecoturístico, que se llamará Área Recreativa La Ceiba. 

La atracción principal del área es un árbol de ceiba que tiene más de trescientos años de vida y podría ser uno de los más longevos de Puerto Rico. 

La primera fase de la rehabilitación del área, que según las autoridades tuvo un coste total cercano al medio millón de dólares, es la de despeje de la zona de vegetación que ha crecido salvaje con el paso de los años. 

El legado estadounidense

Vieques trata ahora de recuperarse de los efectos de los ejercicios militares que realizó la Armada estadounidense durante seis décadas, hasta su retirada en 2003 por la presión de los propios puertorriqueños. 

Aunque existe una guerra cruzada de datos y estudios, se apunta que en Vieques hay un número particularmente elevado de casos de cáncer en comparación con la media de otros lugares del mundo. 

De hecho, se cree la incidencia del cáncer es un 31 % más alta entre los viequenses que entre el resto de la población en Puerto Rico, según la Agencia de Protección Ambiental, que asocia este fenómeno al uranio que emanan los artefactos explosivos que lanzaba la Marina. 

Aquí hacían los estadounidenses pruebas de tiro y alquilaban el terreno a otras naciones para que también probaran su armamento, lo que terminó minando la riqueza medioambiental de la isla, en cuyas aguas aún reposan restos de municiones. 

El año pasado se cumplió el décimo aniversario de la salida de la Marina de Guerra estadounidense de ambos islotes situados al este de Puerto Rico, tras cuatro décadas usados como campo de tiro, pero los problemas de contaminación todavía perduran. 

Organizaciones de diferentes ámbitos sociales de Puerto Rico llevan años insistiendo en que la salida de la Marina de Vieques, todavía bajo control de Washington a través del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, no significó el fin de los problemas para sus habitantes. 

Aseguran que enfermedades como cáncer, diabetes, hipertensión y problemas respiratorios son mucho más habituales entre los vecinos de Vieques que en otros lugares de Puerto Rico, lo que achacan a las prácticas militares, que la Marina niega aduciendo falta de estudios objetivos. 

Además, critican que esas cuatro décadas de explotación militar han dejado en la isla, de gran riqueza medioambiental, restos de municiones que permanecen en las aguas de Vieques y Culebra sin detonar, lo que pone en peligro la seguridad de residentes y turistas. 

Y a pesar de que la Marina se marchó de Vieques y Culebra, este año las autoridades locales han denotado varios explosivos que grupos de turistas han encontrado en algunas de las playas de ambas islas. 

Entre esas, estuvo La Playa Flamenco, considerara una de las más bellas del mundo y que fue utilizada durante décadas como campo de prácticas militares y desde la salida de la Marina estadounidense se reclama su limpieza exhaustiva. 

La bahía bioluminiscente

En cualquier caso, la isla, que se encuentra a tan sólo diez kilómetros al sureste de la principal de Puerto Rico, goza de una paradisiaca belleza, tanto en superficie como bajo el mar, lo que también atrae un selecto turismo de buceo. 

Sin embargo, el atractivo turístico más espectacular de la isla es la Bahía Mosquito, en la Laguna Grande, una de las tres bahías bioluminiscentes con las que Puerto Rico tiene el lujo de contar. De hecho, esta es la más brillante y llamativa. 

Se trata de uno de los pocos lugares del mundo donde se puede observar cómo en noches oscuras cualquier movimiento en el agua hace que unos microorganismos llamados dinoflagelados emitan luz e iluminen todo lo que tocan, incluso la mano si uno la sumerge en el agua. 

Zambullirse en estas aguas en una noche de luna nueva es una experiencia inolvidable tanto para el que lo hace como para quienes tienen el privilegio de ver un espectáculo que, además, es muy difícil de fotografiar o grabar en vídeo, lo que aún dota de más misterio a este fenómeno. 

Existen empresas que organizan casi a diario salidas en barca y kayaks para disfrutar de este delicadísimo ecosistema, que las autoridades puertorriqueñas se esfuerzan en conservar. 

Este valor añadido ha permitido a Vieques engalanarse con todo tipo de reconocimientos, entre ellos la designación en 2012 de la mejor isla del Caribe por parte los lectores de la revista de viajes Travel+Leisure. 

Ese año, los lectores de About.com también concedieron a la Bahía Mosquito la distinción de "Atracción Favorita en el Caribe".