Vieques: “Lo que nos espera no es fácil”

“Lo que nos espera no es fácil”.

No existen las palabras -o al menos no logro identificarlas en mi cabeza- que sean lo suficientemente exactas para describir el nivel de destrucción, desasosiego e incertidumbre que viven los residentes de la isla municipio de Vieques tras el paso devastador del huracán María.

Sí, devastador. No es un cliché. Es la realidad.

Quizás lo más parecido a como luce hoy la isla municipio -especialmente el área de El Malecón en La Esperanza- es un “campo de guerra”.  Allí, la carretera desapareció. El área peatonal sufrió daños irreparables. Todos los negocios recibieron golpes estructurales. El tendido eléctrico quedó en el suelo. El turismo -principal motor económico de Vieques-  dejó de existir en un soplo, al menos por un tiempo.

Los árboles parecen esqueletos. Realmente, lo son. Su tallo y ramas quedaron en pie, aunque lastimadas, en la mayoría de los casos. Aparentan estar quemados por fuego, pero realmente es el efecto que tiene el salitre que han recibido tras la marejada ciclónica registrada en la zona que el miércoles en la tarde aun persistía.

Una pared en bloques de hormigón que leía “Biekes: Tierra de Valientes” quedó en el suelo.  Y aunque la escena pudiera ser un presagio de lo que se le viene encima a la “Isla Nena”, el espíritu de su gente está intacto. Determinados de que, aunque tome años, volverán a ser lo que fueron. El recuerdo de Hugo, en 1989, aún está intacto.

“Si para Hugo tomó seis meses (recobrar) la luz, ahora ni me imagino. No tengo palabras para decirte lo que siento. Gracias a Dios estamos vivos pero lo que nos espera no es fácil”, expresó Yolanda Navarro, residente de La Esperanza.

“Es impresionante. Yo viví Hugo, pero esto no se compara. Yo creo que nadie durmió aquí anoche, aguantando ventanas, aguantando puertas, oyendo las casas de los vecinos que se caían”, señaló al decir que María fue “diez veces peor” y agregar “mira cómo quedó esto” mientras señalaba El Malecón, área mayormente frecuentada por turistas que van en busca de esas delicias de la cocina puertorriqueña.

Dijo que cuatro vecinos perdieron sus residencias. “A mí se me fue mi verja y tuve problemas con una ventana y estuvimos casi toda la noche aguantando esa ventana para que no se nos fuera a meter el agua por la sala. No dormimos nada”, relató la mujer que pasó el fenómeno atmosférico junto a su esposo e hijo.

A pesar del llamado de las autoridades a permanecer en sus hogares, eran muchos los viequenses que recorrían la zona para ver cómo había quedado. Familias completas hacían el triste recorrido. Mientras, otros se daban una cerveza en lo que quedó en pie del negocio La NASA, ubicado en un tráiler, justo en el malecón. “También visitaban el balneario Sun Bay, cuya realidad es igual de sombría.

La escena de devastación era una que se repetía vez tras vez en cada esquina de Vieques, en el barrio La Esperanza, en el casco urbano, en El Mambiche y en Las Marías, entre otros. Aunque aún no hay un número oficial, sin duda son decenas y decenas las familias que perdieron parte o la totalidad de sus residencias, según un recorrido hecho por estas zonas junto a personal de emergencias municipal.

El Nuevo Día y Primera Hora han intentado comunicarse con el alcalde de Vieques desde el lunes y no ha respondido nuestras llamadas y mensajes.

Las autoridades hacían lo que podían para comenzar el camino a la normalidad, aunque se concentraban en despejar de escombros y líneas eléctricas las vías de rodaje y así permitir el libre flujo de vehículos hacia el hospital, el aeropuerto y los dos refugios que llegaron a hospedar unas 70 personas. En el refugio de la escuela María Simons entró agua y el generador eléctrico sufrió daños, por lo que las personas allí resguardadas fueron movilizadas del lugar durante la mañana del miércoles. Ayer en la tarde, sin embargo, sólo quedaban dos personas allí.

En esa tarea de despejar las carreteras también se unieron vecinos con machetes y sierras. “Lo que he visto está malo. Hugo fue más rápido, pero este se tardó”, señaló el jefe de Manejo de Emergencias de Vieques, Héctor Olivieri.

Vieques no tiene luz desde el martes y el servicio de agua se ha visto interrumpido.  No hay abastos de petróleo en ninguna de las tres estaciones de gasolina que sirven en la isla.

El coliseo municipal sufrió daños considerables en su estructura, así como la gallera Puerto Real y la sede de la empresa General Electric. La Oficina de Manejo Municipal de Emergencias (OMME) también recibió daños, especialmente la segunda planta, cuyo techo perdió varias planchas de zinc, lo que permitió que se percolara el agua y dañara algunos equipos.

Al momento no se había registrado ninguna pérdida fatal. Solo dos personas, una mujer y su nieto, recibieron unas laceraciones y tuvieron que ser llevadas al Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT)

José Corcino, residente de La Esperanza, también hizo un recorrido por el área de El Malecón. “Me da una tristeza, porque sé que nos tomara mucho tiempo recuperarnos”, señaló.

Sostuvo que su mayor preocupación es cómo la devastación afectará el flujo de turistas, el principal motor económico de la zona.  La situación, adelantó, dejará sin empleo a muchos compueblanos, lo que a acrecentará la pobreza y la falta de recursos. “Vieques es una isla bien bonita y dependía mucho del turismo. El turismo no nos va a llegar y va a portar a que haya más desempleo”, dijo.

Igualmente, urgió de las autoridades el envío de suministros básicos. El servicio de lancha está detenido desde el lunes y el Gobierno aún no ha determinado cuándo se podrá reanudar del mismo, ya que depende de que mejoren las condiciones del tiempo, las cuales se prevén puedan permanecer deterioradas hasta el sábado.

“En el área de nosotros acá, ahora mismito tenemos solo dos supermercados, así que la comida es prioridad para nosotros y la gasolina y el diésel…al pasar esto, ya usted puede ver las condiciones en que quedó Vieques, creo que se nos va a hacer difícil que llegue”, indicó Corcino.

Héctor De Jesús tampoco podía ocultar su asombro. “Tú ves esa arena ahí, eso es una calle de brea, esas olas tuvieron que ser hasta de 20 pies para llegar acá…detrás de un restaurante que queda más hacia allá, hay sargazo”, señaló.

“Ahora, nos toca reconstruir”, puntualizó.