Manatí-La Poza de las Mujeres ya no está. La gran inundación del río Grande de Manatí y la marejada ciclónica, del huracán María, cambiaron la geografía de la peculiar playa, que forma parte de la Reserva Natural La Esperanza.

Con las lluvias del temporal, un nuevo brazo de río se abrió paso por el valle hasta desembocar en la poza. En su paso al mar el enorme caudal se llevó la carretera y desprendió una pequeña porción de tierra con tres casas que quedaron aisladas en una especie de peninsula en una colina. Antes se podía llegar a la poza, a través de estas casas privadas, a las que ahora solo se puede acceder, en un barquito.

Allí el agua lo tumbó todo, hasta una casa en cemento quedó semi desplomada y a lo lejos parece como si flotara. La carretera, que ahora termina en el nuevo cuerpo de agua que se formó en el lugar, tiene partes hundidas que se mezcaln con las aguas turbias llenas de escombros.

Al pescador Edgardo Espino Mena, del sector Los Rábanos, del enclave manatieño, se le aguaron los ojos cuando le mostró a Primera Hora cómo había cambiado el lugar. Le invadieron las emociones al evaluar la fuerza de la naturaleza. Dijo que hay quien cree que el río en algún momento salía por allí.

“Es impresionante y da mucho sentimiento ver esto, porque yo vengo todos los días y al ver el cambio, el sentimiento es fuerte. Es una impresión demasiado de grande”, expresó el pescador de 48 años de edad.

“Nunca había visto algo así. (El huracán) Hugo hizo mucho daño, pero no como esto”, sostuvo Espino, quien narró que en su enorme crecida, el río salió en una nueva desembocadura, por donde antes había una carretera.

“Todo eso, la poza y la Cueva de Las Golondrinas está totalmente cambiado. Ahora la poza está llena de piedras, de mucha basura y escombros. La Cueva ahora es más grande. El golpe de agua hizo como un río natural, hizo otro río”, abundó.

Djio también que la marea está entrando hastat el área que llaman “Las 50” y sostuvo que “toda la finca se está llenando de agua”.

Espino lamentó que tampoco puedan pescar en el área. “Este es el deporte nuestro (la pesca). La conocemos desde bebé y ya no se puede porque está todo destruido. No hay paso para los sitios donde nosotros pescábamos. Vamos a ver si lo limpian o hacen algo”, afirmó el hombre, que es carpintero de profesión.

Saliendo del mar también entrevistamos a William Rodríguez, quien es residente de Vega Alta y narró que fue hasta allí para ver cómo había quedado la poza.

(david.villafane@gfrmedia.com)
(david.villafane@gfrmedia.com)

“Wao. Sinceramente es impresionante porque en esta área donde está la casa derrumbada había como un puentecito que conectaba las casitas que están ahí (en la colina). Había una carretera y el río aparentemente se metió por ahí”, indicó Rodríguez.

“La boca del río Grande de Manatí está por allá, lejitos y para que se haya metido por acá. Nosotros pensamos que fueron los diques que construyeron en Barceloneta para evitar que el río se metiera, que empujaron el agua para acá porque esto aquí nunca se inundaba así”, añadió.

Sostuvo que “ahora mismo” la Cueva de las Golondrinas y la Poza de las Mujeres están incomunicadas. “Cómo único es que tienes que cruzar esa duna para llegar al otro lado y después cruzar por ahí (la arena y el mar). Antes eso no estaba, eso era arena y ahora el agua está pasando por ahí”, explicó.

“Yo nunca había venido, pero hay una casa de cemento ahí y realmente tiene que haber sido bien fuerte el golpe del agua para ablandar tanto el terreno al punto de que se virara”, dijo por su parte, Stephanie Pagán, residente de Ciales.   

El nombre de la Poza se atribuye a que en los años 1600 a 1700, cuando Puerto Rico era colonia de España, en ella se bañaban sólo las mujeres de la alta sociedad. Se dice que era un sector privado hasta el año 1900 cuando pasó a ser abierto al público en general.

La Poza de Las Mujeres es parte de las 2,286 cuerdas de la Hacienda La Esperanza, del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico. Fue declarada reserva natural en 1986.